TradeSport 203 - Octubre 2012

La crisis no afloja. Ni parece que vaya a hacerlo. Sin embargo, con las cartas sobre la mesa –y sin demasiadas posibilidades de hacer trampas-, el sector deportivo y, en general, todos los sectores, ya saben perfectamente a lo que se enfrentan en los próximos meses. Podríamos decir, sin miedo a equivocarnos, que lo peor ya ha pasado. O, en cualquier caso, que estamos en ello. Puede que dure unos meses más o unos meses menos, pero nuestra gran “ventaja” es que ya tenemos muy claro a que atenernos. Y aunque sea complejo buscar oportunidades en este entrono, las hay. Dicho esto, es obvio que en nuestro sector quien más está sufriendo la crisis de consumo es la moda deportiva. Lo atlético, lo hemos dicho mil veces, aguanta el tipo gracias al ligero repunte de la práctica deportiva, propiciado por el auge de modalidades como el running o el bike. La moda deportiva de las marcas del sector sin embargo, se enfrenta a una compleja situación, con una fuerte caída de las ventas y, sobre todo, con una creciente competencia de las cadenas de moda juvenil, mucho más ágiles y, sobre todo, mucho más asequibles. Ya hemos hablado varias veces de que las consecuencias de la caída en picado de la moda deportiva es, básicamente, nuestra. Sí, es cierto que la crisis ha sido quien ha provocado que la gente deje de comprar, pero seguramente fue la apuesta a ciegas que hicieron muchos comercios por esta categoría –cuando estaba de moda- la que ha conllevado que ahora, cuando no tiene salida, no haya apenas alternativas para seguir adelante. Las que hay –apostar por lo atlético- ya las han aprovechado otros; los que en su día no se dejaron embaucar por esos cantos de sirena de la moda deportiva y vieron claro que, como deporte, debían seguir apostando por el deporte. Pero este no es el tema que nos ocupa. Dentro del mundo de la moda deportiva no todas las familias sufren igual. La que peor lo está pasando es el textil. Los precios de las marcas del sector suelen ser mucho más altos que los que el consumidor puede encontrar en Zara y compañía y eso, lógicamente, se deja notar. Además, salvo algunas excepciones, la marca ya no justifica el precio, y el consumidor ha perdido su marquismo –si lo tuvo- y prefiere destinar sus ahorros hacia otra dirección. En cuanto al calzado, es obvio que ha sufrido, pero mucho menos. El calzado técnico ha ganado mucho protagonismo, pero el llamado calzado casual o urbano sigue imponiéndose en las calles con absoluta contundencia y eso, obviamente, ha mitigado las pérdidas. La gente renuncia a vestir con ciertas marcas, pero no está tan dispuesta a renunciar a la marca a la hora de elegir el calzado. Es más, muchas marcas han logrado crecer pese al complejo contexto, confirmando, una vez más, la fuerza que tiene esta categoría en el computo global del sector desde que, hace apenas una década, la formalidad de mocasines y zapatos clásicos dejó paso a un look más desenfadado. La fuerza que ha adquirido el calzado deportivo no atlético y su buen comportamiento pese a la crisis ha sido, para muchas tiendas, un balón de oxígeno. El ritmo de ventas no es, ni mucho menos, el de hace 3 o 4 años, pero teniendo en cuenta el contexto, no es malo. El look ESPECIAL CALZADO URBANO TS 74 La fuerza que ha adquirido el calzado deportivo no atlético y su buen comportamiento pese a la crisis ha sido, para muchas tiendas, un balón de oxígeno. El ritmo de ventas no es, ni mucho menos, el de hace 3 o 4 años, pero teniendo en cuenta el contexto, no es nada malo. El deporte arrasa en el asfalto Es obvio que en nuestro sector quien más está sufriendo la crisis de consumo es la moda deportiva, aunque dentro de este universo no todas las familias sufren igual. La que peor lo está pasando es el textil. El calzado, ha sufrido, obviamente, pero mucho menos. El calzado técnico ha ganado mucho protagonismo, pero el llamado calzado casual o urbano sigue imponiéndose en las calles con absoluta contundencia y eso, por suerte, ha mitigado las pérdidas.

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