TradeSport 200 - Junio 2012

El fitness ha sido, sin duda alguna, el segmento que más ha cambiado en estos últimos años. O, al menos, el que más ha cambiado… a peor. En las últimas dos décadas y, en especial desde que comenzó este nuevo siglo, el concepto de fitness tal y cómo lo conocíamos se ha difuminado por completo, hasta tal punto que, hoy por hoy, es archicomplejo saber qué es y que deja de ser un artículo de fitness. Parte de la culpa de esta transformación la ha provocado el cambio que, también, han experimentado los gimnasios. La aparición de múltiples nuevas modalidades y la fuerza que han ganado aparatos como la cinta de correr o las bicicletas de spinning, ha provocado que muchos de quienes acuden al gimnasio, y que hace una década sí compraban artículos de fitness, hoy lo hagan con zapatos de running, de bike o, simplemente, con modelos versátiles más cercanos al casual o al walking que lo que, en su día, pudiera llamarse fitness. Y aquí viene el dilema. ¿Son practicantes de fitness-deportes de gimnasio o hay que sumarlos a la lista de quienes practican running o bike? ¿A qué segmento hay que atribuirle las ventas? Otro aspecto importante para darse cuenta de este cambio lo encontramos en la propia definición del fitness. Si hace unos años el 90% de la gente lo asociaba a deportes de gimnasio, hoy el nombre ha adquirido una trascendencia mucho mayor. Seguramente por estrategias de markleting de algunos gurús pero, también, por los nuevos hábitos deportivos que imperan en la sociedad y por un cambio importante que se ha dado en la llamada cultura del bienestar. De los steps de gimnasio hemos pasado a una larga lista de modalidades –dentro y fuera del gimnasio- que se estructuran bajo el paraguas del llamado wellness, otro anglicismo que ha cambado por completo el universo del fitness, tanto en identidad como, sobre todo, en definición. Este cambio, lejos de ser anecdótico y, sobre todo, lejos de beneficiar al segmento fitness, ha sido determinante para diluir completamente la vieja definición de este segmento. A la misma velocidad que se transformaba el viejo concepto de fitness, crecía el número de practicantes. Seguramente su estrecha vinculación con el concepto wellness, tan de moda en los últimos años, y la creciente obsesión –afortunadamente- de mucha gente por, al menos, mantenerse en forma, ha provocado este boom, uno de los más importantes de todo el sector, a la altura del que ha experimentado el running en los últimos dos años. Es innegable que este auge de practicantes obedece a un cambio radical en los hábitos de vida, de consumo y, también, de práctica deportiva, de la gente. Y aquí entra en juego el llamado wellness, mucho más poderoso que el viejo concepto de fitness. Lo importante es el bienestar. Físico y psicológico. Y lo que logra el concepto wellness, en definitiva, es aunar salud y deporte y “promover” la práctica deportiva como condición indispensable para estar bien emocionalmente. A corto y medio plazo no parece que las cosas cambien muchos en cuanto a practicantes. Quizás su progresión sea mucho más lenta, sobre todo si deportes como el running o el bike siguen ganando protagonismo, pero seguirá creciendo. Los gimnasios seguirán contando con un público fiel y con altibajos en función de la época… y a pesar de la crisis. Así ha sido y así seguirá siendo. Estamos sumidos en una sociedad que enaltece la imagen y en la que el bienestar cada vez tiene más importancia, así que no parece extraño que todas las modaUn cambio radical: del fitness al wellness TS 84 ESPECIAL 200 F I T N E S S

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