TradeSport 200 - Junio 2012

que, obviamente, asegura un volumen de ventas importante, máximo teniendo en cuenta que en competiciones oficiales todo el mundo juega con calzado específico (y que, en el caso de los más pequeños, éste se cambia con bastante asiduidad). A estas cifras tenemos que sumarles todos aquellos que juegan sin estar federados, bien en liguillas amateurs o bien con los amigos en partidos de “pachanga”, de manera que es probable que la cifra total de practicantes se sitúe perfectamente por encima de los 2 millones de personas –escolares aparte-. En este contexto, además, hay que tener muy en cuenta el peso que han adquirido modalidades como el fútbol sala o el fútbol 7. El primero, que tuvo un crecimiento espectacular a finales de los 90 y que se ha estabilizado en esta década, sigue concentrando un porcentaje muy importante de las ventas; el segundo, clave para dinamizar el mercado en un momento concreto, también es una pieza clave en las estrategias de las marcas y en las ventas del comercio. Con todo lo que acabamos de ver, es indiscutible que estamos ante un segmento fuerte, maduro y con muy pocas posibilidades de venirse a bajo. Habrá altibajos, seguro, pero es prácticamente imposible que las cosas cambien mucho. Es cierto, para ser justos, que las ventas se limitan a una franja de edad muy concreta y que a partir de según que edades, tanto la práctica como la compra baja en picado (el target se “traslada” a otras modalidades menos físicas y menos competitivas como el running, el bike o alguna disciplina outdoor), pero la “cantera” es –y seguirá- siendo muy fuerte. Es el deporte rey, el más mediático, y de momento los niños quieren seguir siendo como Messi, Xavi, Villa o CR7. Es poco probable que eso cambie. Medios y marcas se encargarán de seguir alimentando este deporte, y para el sector, es obvio que las posibilidades de crecer están infinitamente por encima que las de perder.Y eso, sin duda, representa un estímulo para marcas y detallistas. DOMINIO CONTUNDENTE DE LOS GIGANTES En cuanto a las marcas, poco que decir. En la venta de botas, domino claro, desde hace muchos años, de las dos grandes multinacionales del sector, adidas y Nike, líderes indiscutibles del fútbol y las que más inversiones llevan a cabo en este segmento (con mucha diferencia). Entre ambas han logrado cuotas de mercado, en los últimos años, por encima del 70% en unidades y al 75% en valor. Analizando los datos de la última década, aunque queda claro que esta diferencia tan abismal se ha ido reduciendo poco a poco cada año, la crisis ha cambiado esta tendencia y ha reforzado la posición de liderazgo de ambas empresas -la tienda insiste en apostar por ellas como valor seguro cuando las cosas van mal-. Este aplastante monopolio es todavía más exagerado si sumamos las cuotas que tienen Reebok (aunque en los últimos años se ha “retirado” del fútbol) y Umbro, propiedad de adidas y Nike respectivamente: las cuatro marcas controlan la diferencia aún es más significativa. Esta monopolización del mercado da poco margen de recorrido a la “competencia”. Sin embargo hay algunas “secundarias”, entre ellas varias nacionales, que están consiguiendo ganar terreno poco a poco, construyendo su propio espacio y, sobre todo, un público muy fiel. Además, son marcas que tienen muy poco que envidiar a las dos grandes en cuanto a calidad y diseño. Al contrario. Seguramente es un problema de inversión. En este grupo de marcas “secundarias” que se reparten el resto del pastel destacan, especialmente, la española Joma, Puma, Lotto, Munich, Mizuno o Kelme, todas ellas con presupuestos de marketing infinitamente inferiores a los de las marcas líderes. No luchan contra las grandes sino entre ellas. Y probablemente sea mucho más interesante esta lucha que la que mantienen las dos multinacionales líderes. Su margen de maniobra, en inversiones, es mucho menor, y aun así, tienen que apostar fuerte por la tecnología y por el diseño y, en la medida de lo posible, por el patrocinio y la esponsorización. Y los resultados, generalmente, son bastante buenos, manteniendo una cuota bastante estable y logrando, en algunos casos –y en determinados periodos- crecimientos considerables, un dato que en un segmento tan exageradamente bipolarizado, debe valorarse muy positivamente. EL HERMANO PEQUEÑO, A POR LA MADUREZ Como el fútbol, el fútbol sala destaca, sobre todo, por su estabilidad. Es cierto que en los últimos años de los 90 experimentó un crecimiento espectacular, pero desde el cambio de siglo esta progresión se ha visto frenada y las ventas han caído hasta alcanzar cifras más lógicas y, sobre todo, muy estables. Las previsiones más optimistas, que veían en esta modalidad una alternativa, en volumen de practicantes y ventas, al fútbol, no se han cumplido, pero aún así, la cifra de zapatillas vendidas es lo suficientemente importante como para considerar al fútbol sala una de las modalidades más importantes del sector. La gran baza de este deporte, en lo que a ventas se refiere, es la “cantera”. La cifra de practicantes es muy alta. Subió mucho en su momento y ahora es estable y muy importante. A nivel federativo quizás no tenga el peso del fútbol, pero las liguillas amateur El fútbol es un mundo aparte, una especie de segmento que evoluciona paralelamente al sector, ajeno a todo lo que acontece y al que en las últimas dos décadas parece no afectarle ni la crisis ni, tampoco, los años de exagerado crecimiento. El fútbol es un segmento fuerte, maduro y con muy pocas posibilidades de venirse abajo. Habrá altibajos, seguro, pero es prácticamente imposible que las cosas cambien mucho. Medios y marcas se encargarán de seguir alimentando este deporte, y para el sector, es obvio que las posibilidades de crecer están infinitamente por encima que las de perder. Y eso, sin duda, representa un estímulo para marcas y detallistas. TS 79 ESPECIAL 200

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