Tenis y pádel son, a día de hoy, los dos deportes de raqueta más fuertes. No hace muchos años, el segundo, apenas existía y el primero era, lógicamente, el caballo de batalla del segmento. Las cosas han cambiado, y en apenas una década el pádel ha ganado un protagonismo muy fuerte en este segmento, robando una cuota importante al tenis, tanto en practicantes como, sobre todo, en espacio en la tienda. En el camino, modalidades que en su día tuvieron su momento de gloria, como el squash, se han convertido en deportes minoritarios –o ni eso-. El pádel es uno de los deportes que más ha crecido en los últimos años –con permiso del running- y, además, su potencial sigue siendo muy bueno, sobre todo si consigue salir de nuestras fronteras. Es muy accesible y cada vez hay más instalaciones. El tenis, por su parte, aguanta bien desde el fondo de la pista, sin grandes crecimientos, pero con un público muy fiel que sigue manteniendo este deporte entre los más estables del sector, con una regularidad que muchos creían difícil de sostener con el contexto económico actual. TENIS: MADURO… Y FUERTE España es, obviamente, uno de los países donde el tenis cuenta con mayor tradición. La fuerza de esta modalidad no hay que buscarla, ni mucho menos, en los éxitos logrados en esta última década por los tenistas españoles. Su fuerza, al menos a nivel popular, se fue forjando mucho antes de que Nadal y compañía impusieran su dominio en las pistas, sobre todo en las de tierra batida. También fue mucho antes de que el tenis comenzase a ganar protagonismo en los medios gracias a las victorias de los Vicario, Bruguera o Corretja. Antes, bastante antes, ya había una muy buena base de jugadores amateurs. Es evidente que la “Armada invencible” ha logrado dar un mayor protagonismo al tenis en los medios y, también, a nivel federativo, pero seguramente estos éxitos no se han traducido en un boom espectacular de la práctica amateur como muchos esperaban ¿Razones? Para empezar no es un deporte fácil ya que para disfrutarlo mínimamente hay que tener un como de técnica, pero sobre todo, ha sido el precio de muchas instalaciones lo que ha frenado el crecimiento. El material no es especialmente caro pero ser socio de un club o jugar en las pocas pistas municipales o de alquiler público que hay es, por lo general, muy caro. Y por si fuera poco cada vez hay menos porque el pádel ganar terreno a marchas forzosas: más público, menos espacio –donde cabe una pista de tenis caben dos de pádel, y mayor rentabilidad. La realidad, en este sentido, es que el gran grueso de jugadores de tenis no profesionales son jugadores de club. La cifra es una de las más estables del sector, y aunque es cierto que la base, los más pequeños, siguen prefiriendo el tenis al pádel, la realidad es que las licencias federativas apenas han crecido en los últimos años y que, como el esquí, el tenis es un deporte muy familiar donde quienes empiezan a jugar lo hace porque sus padres han jugado toda la vida. Y en el club, por supuesto. Donde sí ha ganado un gran protagonismo –y en eso el pádel tiene mucho que envidiarle- es a nivel mediático. El “problema” es que a pesar de que el tenis es, hoy por hoy, un deporte mediático de primer orden, sólo superado por el fútbol, el motor y, quizás, el baloncesto, la popularización de este deporte en cuanto a práctica no ha seguido el mismo camino y las cifras de practicantes que se barajan hoy en día son bastante más bajas de las que se preveían hace algunos años (y las presumibles teniendo en cuenta su mediatización). El tenis todavía sigue siendo un deporte minoritario respecto al potencial que podría tener, tanto en practicantes como en ventas. Su futuro está en la base. Como hemos dicho antes no es un deporte fácil de aprender, y a partir de determinada edad es complejo que alguien que no ha jugado a tenis comience a hacerlo. Sobre todo habiendo una alternativa como el pádel, mucho más simple alcanzar un nivel mínimo para disfrutar y, para muchos, bastante más divertido. Y si la práctica apenas ha crecido en los últimos años, parece lógico que las ventas hayan seguido una progresión similar. No han retrocedido pero tampoco han experimentado fuertes crecimientos, especialmente las de material duro. Por si fuera poco el auge del pádel no ha ayudado mucho en este sentido: muchos jugadores potenciales han preferido apostar por él antes que por el tenis y, sobre todo, muchas tiendas, cegadas por la moda del pádel, han apostado por este deporte en detrimento del tenis. Además, desde las marcas se ha constatado que El pádel reactiva los deportes de raqueta TS 74 La “Armada invencible” ha logrado dar un mayor protagonismo al tenis en los medios y, también, a nivel federativo, pero seguramente estos éxitos no se han traducido en un boom espectacular de la práctica amateur como muchos esperaban ESPECIAL 200 TENIS Y PADEL
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