TradeSport 200 - Junio 2012

TS 46 Mucho ha cambiado el panorama ferial en las últimas dos décadas. Las ferias han ido a menos –en cantidad, sobre todo- y el modelo tradicional que durante muchos años ha marcado el devenir de este tipo de encuentros ha quedado completamente obsoleto y reservado, exclusivamente, a alguna feria internacional que, por su peso, ha mantenido su fuerza intacta pese a estos fuertes cambios. Los salones profesionales, durante muchos años, han representado un importante catalizador de la actividad económica. En ellos se podían conocer las novedades, obtener un alto volumen de información en muy poco plazo y, sobre todo, tener una idea más o menos clara de cómo avanzaba un sector –o un segmento-. El camino en el mundo del deporte no ha sido fácil, especialmente a nivel nacional. Hemos tenido grandes ferias nacionales que han desaparecido, cómo no, por la falta de apoyo de los grandes; se han impulsado ferias especializadas que no han acabado de levantar el vuelo y han desaparecido tras pocas ediciones e, incluso, se han impulsado nuevos modelos que, poco a poco, se han ido haciendo un hueco. La llegada de Internet –que propone un nuevo modelo de relación entre marca-detallista- y, también –o, sobre todola crisis económica que ha sufrido Europa entera los últimos años ha acabado de transformar del todo este panorama, donde algunos atrevidos aún intentan levantar ferias nacionales y donde a nivel internacional el gigante ISPO, pese a algunos pequeños tropiezos, sigue creciendo ajeno a todo y se ha consolidado como un punto de encuentro imprescindible para gran parte de nuestro sector. Sin olvidarnos, tampoco, de la gran feria del outdoor, en Friedrichshafen u otros puntos de encuentros de carácter internacional que, como FIBO, por ejemplo, siguen su aventura sin apenas alteraciones. El caso “nacional”, cómo decíamos, es más preocupante. En 1982, hace 30 años, se inauguraba FIDEC, cuya época dorada se dio a principios de los 90 (llegó a estar en el Top 5 de ferias de deporte a nivel internacional) pero que, poco después, en 1996, mostró su pero cara, con una caída en picado de visitantes y expositores. En esa época empezaban a impulsarse los primeros salones especializados, como Fitness, y eso, lógicamente, robó protagonismo a FIDEC. Tampoco el salón Sport, en Barcelona, corrió mejor suerte. La decana de las ferias de deporte sufrió un duro revés a mediados de los 90, pero se recuperó y volvió a consolidarse como un punto de encuentro clave. La “fortuna” duró poco, y en 2001 se decidió terminar definitivamente con su celebración. Sin ferias generalistas, comenzó una época de “especialización”. Se apostaba por nuevos modelos basado en un deporte o universo, y en relativamente poco tiempo surgieron –o se consolidaron- una amplia variedad de salones especializados, algunos con formato mixto (profesional y consumidor final). Así, a los ya clásicos salones de náutica o esquí, se unieron nuevas propuestas centradas en el golf o en el fútbol. Propuestas que arrancaron bien pero que, sobre todo por el contexto económico, no tardaron en liquidarse, dejando el panorama nacional cojo de grandes salones. Pequeños puntos de encuentro regionales seguían –y siguen- luchando, pero la crisis, un modelo “viejo”, Internet y, sobre todo, la falta de apoyo por parte de algunos líderes, acabó por definir este panorama. ¿El resurgir de las ferias? En los últimos años, y pese a la compleja situación actual, han surgido nuevas propuestas feriales, algunas especializadas (en bike o fitness) y otras con modelos muy innovadores. Entre ellas destaca Sports Unlimited Valencia, que este año ha celebrado su cuarta edición. Organizado conjuntamente por Feria de Valencia y Reed Exhibitions Iberia, este punto de encuentro profesional no sigue el modelo tradicional de feria, sino que ha sido ideado como un club de negocios, con agendas preestablecidas, siguiendo un modelo innovador avalado por el éxito de otras convocatorias. Así, después de varios años huérfano de encuentros sectoriales, el deporte ha vuelto a contar con un punto de reunión, esta vez con un modelo más innovador, orientado al B2B. Su evolución seguramente no ha sido tan buena como muchos creían, y sigue costando mucho consolidarlo, tanto por la compleja situación económica como, sobre todo, por la poca atención que he despertado entre las marcas líderes, que por desgracia siguen siendo uno de los grandes reclamos para un organizador ferial. Eso sí, si algo es innegable es el empeño que han puesto sus impulsores para, año tras años, intentar afianzar el proyecto. En el último años, y tras la desaparición hace algunos, de las pocas ferias especializadas que quedaban, han vuelto a renacer nuevos proyectos, seguramente para aprovechar el boom que viven determinados deportes. Es el caso de un nueva feria de bike –que curiosamente se celebra simultáneamente a la historica Festibike- o a la segunda etapa del salón Fitness, rebautizado como Fitness & Ispo es una paradoja dentro del nuevo panorama ferial. Con un modelo tradicional y ajeno a cualquier contexto económico y a los repuntes de determinados segmentos, el salón bávaro está en racha. Cuanto peor parecían las cosas más ha crecido, y en sus 42 años no ha parado de sumar éxitos. Darwinismo ferial ESPECIAL 200 F E R I A S

RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx