verticales. También tiene mucho peso la marca, especialmente en determinados grupos de edad, y eso para el sector sigue siendo un valor añadido. Nuestro público objetivo –sobre todo el hombre- es todavía muy marquista, y eso en un país de sol y playa, es un paraíso para las marcas deportivas con líneas de baño. Gracias al trabajo de marcas como Quiksilver, Billabong, Rip Curl, Oxbow o Roxy, y también de otras marcas más generalistas como, sobre todo, adidas, el diseño –y una cierta exclusividad- ha dejado de ser un valor añadido que sólo puede ofrecer la moda. Es más, muchas marcas deportivas tienen colecciones infinitamente más atractivas, a nivel estético, que las de cualquier cadena de moda juvenil o cadena especializada en baño. El problema, como siempre, es el precio, que suele ser bastante superior en las marcas deportivas. Eso y, también, que el gran target de esta categoría, la mujer, tiene muy claro donde comprarse los bikinis o bañadores. Y no es en el canal deporte. No en vano, sólo el 30% de las ventas de baño en el canal deporte corresponde a mujer, y la gran mayoría de éstas pertenecen a bañadores para natación. ¿La solución? Muy compleja. Seguramente pasa por bajar precios y mejorar diseño, pero aun así es archicomplicado conseguir atraer a la mujer y convencerla de que por el precio que compra 3 ó 4 bikinis en Zara se compre uno de cualquier marcas gliss. No nos engañemos, competir en diseño es fácil; hacerlo en precio es imposible. Por suerte las cosas cambian un poco si hablamos de hombre. Es un perfil de comprador mucho más marquista que la mujer y, también, mucho más “fiel” a las marcas deportivas. La oferta en el canal deporte siempre ha respondido perfectamente a sus necesidades. Y con el auge del X-wear, todavía más. Con este perfil, no es extraño que marcas como Quiksilver, Billabong, Rip Curl, adidas o Speedo copen las primeras posiciones en unidades vendidas. Sus precios medios son también los más altos del segmento –el gliss, sobre todo-, pero eso no parece un freno para los consumidores. EXPLOTAR LA MODA… SIN RENUNCIAR A LO TÉCNICO El baño atlético vive un buen momento, y apostar por ello puede ser muy rentable, pero nos guste o no, con lo que podemos crecer es con el baño moda, mucho más imprevisible e irregular, pero con más demanda. No podemos olvidar que la gran mayoría de consumidores cuando compra bañadores compra moda. Y quien quiera crecer no tiene más remedio que adaptarse a esta realidad. Las marcas de deporte, por suerte, lo están haciendo, y desde hace algún tiempo, empujadas por el auge del gliss y por la estética surfera-playera, están ganando protagonismo, posicionándose con fuerza en el llamado beachwear, un segmento que por lógica debería tener controlado pero que, como ha pasado en otros segmentos, ha acabado controlando el canal moda, sobre todo determinadas cadenas expertas en explotar el binomio diseño y precio, y en captar al gran target de este tipo de productos: la mujer. En los próximos meses el baño atlético seguirá su comportamiento de los últimos años y se mantendrá muy estable. Es un segmento maduro y con bastante competencia, lo que significa que cualquier crecimiento que persigan las marcas deberán lograrlo arañando cuota a la competencia. Y en un contexto como el actual, el factor calidad-precio será determinante para el consumidor. Además, también hay que tener en cuenta que, a diferencia de otros segmentos, aún no existe una red sólida de tiendas especializadas –ni parece que vaya a haberla- de manera que la competencia de las multideporte se reduce, “solo”, a Decathlon. En cuanto al baño moda, nunca se sabe cuándo puede despertar, y por ello es importante no renunciar a él. Las marcas del sector han hecho un buen trabajo y el comercio debe aprovecharlo. No es fácil, por la situación y porque algunas de estas marcas están reforzando su política de tiendas propias, pero hay que hacerlo porque su potencial a corto y medio plazo es muy bueno. Sin renunciar a lo técnico –sobre todo las tiendas con un perfil más atlético-, lo mejor que puede hacer el comercio, especialmente en verano, es apostar fuerte por el baño moda y hacerlo, además, apoyándose en las marcas deportivas y sabiendo que el objetivo no tiene que ser captar a quienes hacen colecciones de bañadores de 10 euros es imposible. El target existe, y si no lo cuidamos, ya lo cuidarán otros. Como ha ocurrido otras veces. El baño atlético vive un buen momento, y apostar pero él puede ser muy rentable, por nos guste o no, con lo que podemos crecer es con el baño moda, mucho más imprevisible e irregular, pero con más demanda. No podemos olvidar que la gran mayoría de consumidores cuando compra bañadores compra moda. Y quien quiera crecer no tiene más remedio que adaptarse a esta realidad. TS 27
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