TradeSport 199 - Mayo 2012

Con la cercanía de los Juegos Olímpicos de Londres aparecen, nuevamente, campañas en favor de los trabajadores que fabrican en Asia el material deportivo que usamos en occidente. Así, desde la International Textile, Garment and Leather Workers’ Federation han realizado un estudio que desvela algunas de las vergüenzas de las marcas líderes de nuestro sector. Por primera vez, el comité encargado de la organización de los juegos (LOCOG en el caso de Londres) ha creado, en base a los standards internacionales de materia laboral, Ethical Trading Initiative (ETI), un código ético para estos trabajadores, y ha intentado crear una estructura para atender sus quejas en las fábricas, circunstancia que no ha logrado el objetivo esperado, especialmente por las dificultades para informar a los trabajadores de estas circunstancias en sus fábricas. La corta duración de los contratos para evitar beneficios sociales, las largas jornadas laborales, las viviendas en alquiler para los trabajadores anexas al trabajo -y cuya propiedad pertenece a las empresas para las cuales trabajan, que les cobran el pertinente alquiler-, las condiciones laborales precarias… son pautas comunes en muchas de las fábricas que producen para las principales marcas deportivas, siendo el principal patrocinador de los juegos el más señalado por el citado informe. En el ámbito de España y de la distribución deportiva también hay espacio para un informe de este tipo, evidentemente no para las condiciones laborales de los trabajadores, pero sí para algunas prácticas desarrolladas por las marcas, los “jugadores” más poderosos de la distribución, que en lugar de play fair, utilizan su fuerza y su preponderancia por encima de todo. Es cierto, que el mundo de los negocios no es comparable al de una competición deportiva, pero en mi opinión aquellos que cuentan con mayores armas y herramientas, con mayor capacidad económica y mayores recursos, no deberían practicar “juego sucio” o desleal con los operadores más débiles, ni, evidentemente, tampoco con quienes fabrican sus productos. Por el contrario, deberían marcar unas reglas de juego nítidas, y no digo iguales, sino equitativas o justas para todos, sin menosprecios ni prepotencias, permitiendo el desarrollo de todos y, por extensión, de ellos mismos. Sin embargo, si cualquiera se detiene a hablar con algún detallista deportivo, enseguida comienzan a surgir quejas de actitudes impropias de marcas cuyos valores, en buena medida, parten y están depositados en el deporte. Algunas de estas actitudes han sido resaltadas por mi parte en esta revista y están provocando un hondo malestar en muchos segmentos, como podemos observar de manera más acentuada en los últimos meses, tanto entre especialistas del running, del outdoor o del esquí como en tiendas multideporte, especialistas de las equipaciones y la atención de colectivos o tiendas independientes. Personalmente, no tengo la menor esperanza en que la campaña Play Fair vaya a obtener unos mejores resultados que las anteriores ropa limpia o similares. Es cierto que servirán para que Occidente se entere de cómo, quién y dónde se fabrican algunos de los productos que ellos utilizan en su vida diaria, y probablemente mejore en algún aspecto la vida de esos trabajadores -circunstancia que, quizás aunque para nosotros sea leve, para ellos sea un gran avance- pero, en definitiva, no creo que cambien grandes cosas mientras las empresas no asuman de manera consciente su responsabilidad social en este sentido. Del mismo modo, no creo que unilateralmente las marcas cambien sus actitudes o estrategias en el mercado español, y tampoco que los mosqueos independientes o coyunturales sirvan para que los principales operadores de la distribución deportiva respeten unas mínimas normas del juego en las que todos puedan desenvolverse, sobre todo si el sector no es capaz de actuar de forma consciente, coherente, coordinada y unido, intentando desde el diálogo y el compromiso lograr un mercado de la distribución deportiva apto para que todos los operadores puedan llevar a cabo su “negocio”, siendo la principal baza la profesionalidad, la capacidad y el buen hacer. Eso que se denomina el “mérito”, y no otras circunstancias que eliminan a una buena parte del sector, que a pesar de su experiencia y profesionalidad, queda al margen en muchos casos. Es evidente que las marcas tienen su propia estrategia y sus objetivos, y que éstos forman parte de sus competencias y derechos, pero no cabe duda de que si el sector trabajara unido, a todos nos iría mejor. Para ello, es necesario que el sector tenga estructuras que puedan desarrollar esta labor. En el caso de fabricantes y distribuidores lo han conseguido; AFYDAD se ha consolidado como asociación representativa de los mismos y ha conseguido desarrollar acciones e iniciativas positivas. Mientras tanto, los detallistas siguen huérfanos de una asociación que les integre a todos, con sus peculiaridades, con sus segmentos especializados, etc.. Una asociación que pueda conjugar intereses con la administración, así como con otras entidades, y desarrollar el sector para todos. En este sentido, Sport Unlimited abre una nueva posibilidad, pues el próximo 24 de Mayo habrá una conferencia para abordar este asunto, y son las tiendas las que tienen la pelota en su tejado. En sus manos está buena parte de su futuro, aunque algunas no lo crean. ¿Querrán jugar este partido? Los detallistas siguen huérfanos de una asociación que les integre a todos, con sus peculiaridades, con sus segmentos especializados... Una asociación que pueda defender sus intereses ante la administración y otras entidades y que tenga un papel clave en el desarrollo del sector Play Fair ARTÍCULO DEL MES Carlos Grande Secretario general de ANDAD TS 22

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