TradeSport 198 - Abril 2012

acabar un triatlón es un reto. Aunque sea la distancia más corta. Ya hemos dicho antes que no es un deporte difícil a nivel técnico, y con eso ya se tiene mucho ganado. Además, tiene una relación muy directa con el running, uno de los deportes que más ha crecido en los últimos años y que, lógicamente, ha “derivado” a muchos de sus practicantes al triatlón. Correr se ha convertido en una rutina necesaria para muchos españoles y un paso lógico, para la mayoría, ha sido probar con el triatlón. La larga lista de ventajas que le hemos atribuido al running en artículos anteriores y, también, los motivos que han llevado a muchos españoles a salir a correr por las calles de su ciudad, son perfectamente trasladables al triatlón. Seguramente el running tenga mucho más que ver con un tema de salud y bienestar que el triatlón, pero en ambos la superación personal y la consecución de unos objetivos tienen un peso determinante. Con la crisis y el estrés del trabajo, las personas buscamos retos, actividades donde nos sintamos realizados y descarguemos toda esa energía negativa acumulada tras una semana intensa de trabajo. El triatlón es el deporte perfecto para poder desahogarte. Y, como hemos dicho, es adictivo: quien comienza a practicarlo, raramente lo deja. Es una mezcla de la búsqueda de vida sana, de superar retos personales y de sacudirse el estrés PERFILES MUY DIFERENTES Una de las mejores bazas de este deporte es, como hemos dicho, que está al alcance de todo el mundo que esté en un estado de forma aceptable. Eso conlleva que haya una gran variedad de perfiles, desde el que acaba de empezar y se apunta a su primer Sprint para ver las sensaciones –probablemente acabará enganchado-, hasta el que se apunta todo lo que puede y se ha marcado como reto cruzar el arco de meta de los Ironman más prestigiosos. En medio, quienes apuestan por hacer varias pruebas al año en distancias medias y, también, los que apenas hacen una o dos, para matar el gusanillo, y muchas veces con más afán de diversión que espíritu competitivo. Las ventas, lógicamente, se ajustan a este tipo de perfiles. Para algunos es un deporte asequible y, para otros, el gasto se dispara…. Los que compiten y se toman en serio esta modalidad y quieren progresar prueba tras prueba, la inversión es fuerte. El material es caro, sobre todo una buena bici (entre 2.000 y 5.000 euros perfectamente) y un buen neopreno (300-600), pero además hay que añadir el coste de las competiciones. Las pruebas nacionales no son caras, pero como hemos dicho antes, los fanáticos de esta modalidad quieren ser finishers de las pruebas más emblemáticas del panorama internacional (Ironman, Challenge…) y en éstas el coste se dispara. Este perfil de triatleta suele tener un poder adquisitivo alto y es, seguramente, el paradigma de la progresión de este deporte, pues muchos de ellos descubrieron este deporte hace apenas dos o tres años y han ido progresando al mismo ritmo al que evolucionaba el segmento. En otros escalón, están el triatleta de perfil medio, que apuesta por unas buenas zapatillas, una bici de precio medio Las razones que han propiciado el auge de este deporte tienen mucho que ver con el espíritu de superación que lleva marcado a fuego. Para casi todo el mundo, sobre todo los que empiezan, acabar un triatlón es un reto. En los últimos 3 ó 4 años se ha disparado la cifra de practicantes de triatlón, y aunque muchos de los que se han apuntado a esta moda son amateurs que se limitan a participar en una o dos pruebas al año y, casi siempre, en distancias cortas, su crecimiento ha sido uno de los más espectaculares que se recuerdan en los últimos años. Y no sólo en aficionados; también el comercio ha sucumbido a esta moda y en muy poco tiempo se han multiplicado las tiendas especializadas en esta modalidad.

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