Hay deportes que, en apenas unos meses, pasan de ser modalidades minoritarias a convertirse en verdaderos fenómenos en cuanto a práctica. Ejemplos hay una larga lista, y muchos de ellos apenas aguantan el tirón unos años. Crecen mucho en muy poco tiempo y se acaba deshinchando rápidamente hasta entrar en una lógica estabilidad no muy lejana a la que mantenían antes de convertirse en deporte de moda. Actualmente el deporte que más encaja dentro de este perfil es, sin duda, el triatlón. No se sabe muy bien por qué, en los últimos 3 ó 4 años se ha disparado la cifra de practicantes de esta modalidad que combina natación, running y bike, y aunque la gran mayoría de quienes se han apuntado a esta moda son amateurs que se limitan a participar en una o dos pruebas al año y, casi siempre, en distancias cortas, su crecimiento ha sido uno de los más espectaculares que se recuerdan en los últimos años. Y no sólo en aficionados; también el comercio ha sucumbido a esta moda y en muy poco tiempo se han multiplicado las tiendas especializadas en esta modalidad. Más allá de que marcas y tiendas quieran –y deban- aprovechar este boom, el crecimiento del triatlón plantea algunas dudas. ¿Hasta cuándo durará esta moda? ¿Hay mercado para justificar tantas aperturas? UN DEPORTE “FÁCIL” Una de las grandes bazas del triatlón es que es un deporte fácil. Todo el mundo sabe correr, ir en bici y nadar. El reto, lógicamente, es hacerlo lo más rápido posible y, para muchos, en distancias cada vez más largas. Las posibilidades que ofrece este deporte en cuanto a distancias es otro de sus grandes atractivos. Ni hace falta ser un superhombre para convertirse en un finisher –así es como se llama a los que completan un triatlón- ni la meta es acabar un Ironman (aunque para muchos es su gran aspiración). Los triatletas tienen a su alcance la posibilidad de apostar desde la modalidad supersprint, que generalmente suele ser de 350 metros de nado, 10 km. de bicicleta y 2,5 km. corriendo, hasta la mítica distancia Ironman, con 3,8 kilómetros de natación, 180 encima de la bici y una maratón a pie. En medio, la distancia Olímpica (la más habitual), con 1,5 km. nadando, 40 en bici y 10 corriendo, y la Sprint (la mitad que la Olímpica). Cualquiera que tenga un mínimo de preparación física puede afrontar sin problemas algunas de las distancias más cortas (supersprint, sprint e, incluso, Olímpica). Es cuestión de marcarse un ritmo. Además, para muchos de los que corren, nadan o van en bici, es algo que hay que probar alguna vez en la vida. Y a muchos les acaba enganchando. La mejor prueba de su auge la tenemos en la interminable lista de pruebas que se celebran cada fin de semana en España –de marzo a octubre- y, sobre todo, en la cifra de participantes que hay en algunas de ellas. UN RETO PERSONAL Las razones que han propiciado el auge de este deporte tienen mucho que ver con el espíritu de superación que lleva marcado a fuego. Para casi todo el mundo, sobre todo los que empiezan, Triatlón: presente exitoso... futuro incierto ESPECIAL TRIATLÓN TS 62
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