TradeSport 198 - Abril 2012

Como hemos dicho en varias ocasiones la crisis, más allá de los problemas que ha acarreado a muchas tiendas del sector, se ha convertido en estos últimos años, al menos para determinados segmentos, en una época de transición. Una época sin excesivos cambios en los que los retrocesos en las ventas motivados por la caída del consumo se han visto equilibrados por los crecimientos experimentados en la práctica y en la venta de material técnico. Tenis y pádel, dos de los segmentos que a día de hoy parecen más sólidos no han sido una excepción, aunque sí es cierto que su comportamiento ha sido bastante diferente. El primero, el tenis, se mantiene estable desde hace muchos años, con una legión de fieles que no gana peso pero, tampoco, lo pierde. La crisis no ha hundido a este segmento y tampoco lo ha hecho el boom del pádel, que pese a la compleja situación económica, sigue ganando practicantes y, sobre todo, espacio en la tienda. La demanda es buena y para muchos comercios multimarca ha sido un clavo ardiendo al que agarrarse en un momento en el que running aparte, la cosa está bastante parada. Ambos deportes, cada uno a su manera, aguanta las embestidas de la crisis con bastante solvencia y las previsiones apuntan a que su dinámica actual durará muchos meses. El tenis seguirá como en los últimos años, inmerso en la absoluta –y bendita- estabilidad, mientras que al pádel aún le queda mucho camino para tocar su techo, sobre todo si logra salir de nuestras fronteras y ganar peso en otros países. TENIS. TRADICIÓN, PRÁCTICA… ABSOLUTA ESTABILIDAD A estas alturas, y después de los éxitos logrados por los tenistas españoles en estos últimos años –y no me refiero sólo al fenómeno Nadal- es obvio que España es uno de los países donde existe mayor tradición de tenis. Seguramente el peso de este deporte en nuestro país, tanto en practicantes como, sobre todo, en resultados, sólo lo igualan dos o tres países. Obviamente, estos éxitos, y los que en su día lograron los “pioneros” de este deporte en España, como Orantes o Santana, han ayudado mucho a la popularización de un deporte que, hasta no hace mucho tiempo, tenía colgada la etiqueta del elitismo. Hoy son pocos los que ven en el tenis un deporte de ricos, aunque sí es cierto, para ser justos, que esta popularización se ha dado, sobre todo, a nivel de afición. La práctica ha ido creciendo a un ritmo lento pero progresivo, con algunos altibajos –que muchas veces coincidían con épocas de sequía de los tenistas españoles-, pero donde realmente se ha dado el crecimiento ha sido, insistimos, a nivel de aficionados, seguramente como causa –o consecuencia- del protagonismo que este deporte ha ganado en los medios (un protagonismo que, lógicamente, depende de lo que logren los tenistas españoles). Esta nueva dimensión del tenis, convertido en deporte mediático de primer orden, sólo superado por el fútbol, el motor y, quizás, el baloncesto, ha transformado comESPECIAL TENIS Y PÁDEL TS 32 El tenis se mantiene estable desde hace muchos años, con una legión de fieles que no gana peso pero, tampoco, lo pierde. La crisis no ha hundido a este segmento y tampoco lo ha hecho el boom del pádel, que pese a la compleja situación económica, sigue ganando adeptos. sólidos al resto Tenis y pádel, Aguantar las embestidas de la crisis no es nada fácil, y mucho menos para deportes que, desde hace tiempo, han alcanzado la madurez. El tenis, pese a los golpes rápidos que le tiran, aguanta el intercambio desde el fondo de la pista y se mantiene estable. El pádel, su otrora hermano pequeño, se ha hecho mayor y gana adeptos –y ventas- año tras año. El futuro, para ambos, invita al optimismo: uno, por poco que haga, seguirá estable; el otro, si aprende a subir a la red y rematar, puede crecer mucho más.

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