EDITORIAL 2012 ha empezado más revolucionado de lo que muchos esperábamos. La crisis parece no tener fin, y aunque algunos expertos señalan el cuarto trimestre de este año como el inicio de la recuperación, estos últimos meses están siendo, con diferencia, los peores para nuestro sector. Un sector que, hasta hace apenas un semestre, había conseguido aguantar, a trancas y barrancas, la caída del consumo. Por si fuera poco, al miedo del consumidor, acrecentado en este inicio de año, se le ha sumado un invierno pésimo, que ha acabado de rematar a segmentos como el esquí y, también, a otros cuyas colecciones de textil invierno representan buena parte de su facturación. El comercio, obviamente, ha sido el gran perjudicado de esta última embestida. Hasta ahora muchas tiendas habían hecho equilibrios para sobrevivir, pero la cuerda no se podía tensar más. El cierre de comercios deportivos se ha disparado en los últimos seis meses y según todos los indicios, en los próximos meses van a cerrar algunos más y otros muchos – algunos históricos- van a depender, básicamente, de que los bancos sean más flexibles con el crédito. Los proveedores, lógicamente, no son ajenos a esta realidad. La cifra de tiendas que cierran, como hemos dicho, empieza a multiplicarse, y también se han incrementado fuertemente –y bastante- los impagados, que han alcanzado cifras récord. La situación no es fácil para muchos proveedores, especialmente distribuidoras y agentes generales, porque además de no cobrar de sus clientes, viven con el temor a perder la marca. Las exigencias de internacional suelen ser duras y con la situación actual mantener las cifras es casi imposible. Y más todavía cuando los datos que manejamos desde Sport Panel apuntan a un descenso de alrededor del 25% en las programaciones de invierno. La crisis es el entorno perfecto para que salga a la luz el canibalismo que siempre ha habido entre distribuidoras, y no es extraño que se disparen los rumores sobre cambios de cromos, incluso con marcas que, a priori, parecen más consolidadas. En un contexto tan complejo, donde es más necesario que nunca sumar esfuerzos, no parece muy adecuado, por decirlo de alguna manera, perder el tiempo en batallas que, desde que empiezan, están perdidas. La unión nunca ha sido el fuerte de nuestro sector. Cuando las cosas han ido bien cada uno ha ido a la suya, pasando absolutamente de los demás y dando la espalda a cualquier iniciativa –que las hubo- conjunta. Ahora que la situación es difícil de verdad, muchos quieren correr para sumar fuerzas. Le han visto las orejas al lobo, y con el agua al cuello y la cuenta de resultados tiritando, se han apresurado a buscar aliados. Y seguramente es lo que el sector necesita, pero el problema es que se toman caminos que no llevan a ninguna parte y que, sobre todo, van en contra de la implacable ley del mercado. Es importante fortalecer el sector. Y para lograrlo es fundamental que todos sumemos esfuerzos. Tiendas y marcas tienen que aprender a compartir negocio. Las reglas del juego, no nos engañemos, no las marcan ni los primeros ni los segundos; siempre las impone el mercado. Y por suerte este mercado tan cambiante siempre nos ofrece muchas oportunidades. Pongamos fin a las guerras internas, a las envidias y al excesivo individualismo de quienes deberían tirar del carro. Todo eso nos distrae y no nos deja aprovechar estas oportunidades. Jaume Ferrer DIRECTOR jferrer@tradesport.com AYUDANOS CON TUS SUGERENCIAS: tradesport@tradesport.com Sumar esfuerzos O P I N I Ó N TRADE 194 ESPECIAL FÚTBOL TRADE 193 ESPECIAL OUTDOOR TRADE 196 ESPECIAL NIÑO TRADE 195 ESPECIAL RUNNING DESDE EL AÑO1993 SPORT PANEL EDITA MENSUALMENTE TRADESPORT, LA PRIMERA PUBLICACIÓN DEL SECTOR DEPORTIVO. TRAS MÁS DE 18 AÑOS DE HISTORIA, Y CON LA MISMA INDEPENDENCIA CON LA QUE SE FUNDÓ, TRADESPORT SE HA CONSOLIDADO COMO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN IMPRESCINDIBLE PARA AQUELLOS QUE QUIERAN CONOCER LA EVOLUCIÓN DEL SECTOR. TS 5 La situación económica actual y la consecuente caída de las ventas ha sumido al sector de artículos deportivos –especialmente al comercio- en un clima de pesimismo cada vez más preocupante. Hasta la fecha los segmentos que sorteaban con cierta habilidad las embestidas de la crisis no habían abierto la boca y seguían a su ritmo, aprovechando que el repunte de la práctica deportiva se traducía, también, en más ventas. Hacían oídos sordos a la llamada de auxilio de otros segmentos menos afortunados y se llenaban la boca hablando de la especialización como la clave del éxito. Ahora, sin embargo, el toro también les ha corneado a ellos. Un invierno caluroso y unas ventas que no repuntan -ni van a repuntar- les han sumido en una situación muy parecida a la de quienes, no hace mucho, ignoraban. No hay tráfico en las tiendas y los almacenes siguen llenos hasta la bandera. Ni siquiera el recurso habitual de reventar precios parece dar sus frutos. ¿La solución? Como siempre, la más fácil. Desenvainar la espada y empezar a ver enemigos por todas partes. Apuntar a los outlets, a la deslealtad de algunos semejantes y, sobre todo, a las marcas, cuya política comercial es catalogada, sin reparos, de amoral. Que ellos hagan descuentos del 70% es fruto de la necesidad; que las marcas abran tiendas online es una traición. No voy a entrar en este tema para no saturarles –pueden leer opiniones al respecto en este mismo número- pero no deja de sorprenderme que, a estas alturas, aún haya quien no se ha dado cuenta de que las cosas están cambiando y que, además, lo están haciendo a un ritmo vertiginoso. Vivimos en un mundo globalizado… y las estrategias serán globales. Las tiendas no pueden –ni deben- cuestionar las estrategias comerciales de las marcas porque crean que estás van en contra de sus intereses. Lo que deben hacer es buscar soluciones para adaptarse a estas nuevas políticas. Pedirle a una marca que no venda directamente a Internet o que no salde sus stocks en outlets online es estúpido. El futuro es de las marcas, sobre todo si éstas aprenden a construir, definir y gestionar una base de datos. Y no nos engañemos: aunque duela reconocerlo, muchas marcas han dado prioridad a sus proyectos de venta directa “animados” por la poca predisposición de las tiendas a adaptarse a los cambios que marca el mercado. Unos cambios que, por cierto, también afectarán –y quizás muchoa las marcas. Cuando digo que el futuro es de las marcas, quiero decir de las marcas, no de las distribuidoras. Ni siquiera de las filiales. El poder lo tienen los cuarteles generales que, en un mundo tan globalizado, no tardarán en empezar a adelgazar sus estructuras internacionales y a estrechar lazos, también, con sus clientes. Reducir costes para ganar margen. Es el futuro, sobre todo en un contexto como el actual. Si a estas alturas un consumidor español puede comprar más barato en páginas online de otros países, ¿por qué un detallista español no puede comprar con mejores precios directamente a la marca o a un mayorista de otro país que le ofrezca mejores condiciones? Al final, el objetivo de tiendas y marcas es el mismo: ahorrar costes para poder dar mejor servicio. La clave del éxito, al fin y al cabo, es estar preparado, y quien sobrevive no es el más fuerte ni el más inteligente, sino el que se adapta mejor -y antes- a los cambios. RAUL BERNAT raul@tradesport.com Estar preparado
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