Finalmente, respecto a los canales alternativos, que controlan las ventas de textil y calzado no atlético, es obvio que su argumento principal también es el precio, y en eso el deporte no puede competir porque generalmente sus precios suelen estar por encima de los que ofrecen las cadenas de moda (algunas de las cuales, por cierto, cuentan con tiendas especializadas en Niño). Otro “problema” es que más allá del precio también hay otros aspectos que dan ventaja al canal moda, como el diseño de las prendas, la variedad de oferta, la rotación de productos o la imagen de las tiendas. Competir con estas cadenas es prácticamente imposible. Ofrecen moda –deportiva, tambiéna precios muy bajos, dos ventajas perfectas para los padres (sobre todo con la que esta cayendo…) y nefastas para el sector. Por si fuera poco, en los últimos 3-4 años han desembarcado en España algunas cadenas de moda juvenil donde el niño tiene un protagonismo muy importante y sus precios son, simplemente, escandalosos. ¿Qué la calidad no es la misma? Sin duda, pero muchos padres, para lo que va a durar la ropa –los niños crecen rápido y, además, algunos la destrozan con bastante facilidad- no quieren gastarse demasiado dinero. Y menos ahora que las cosas están tan difíciles. De todas maneras, pese a que estos tres factores son bastante explicativos de por qué el Niño tiene tan poco protagonismo, también tenemos que tener en cuenta que las cosas cambian considerablemente en función de la edad y el sexo. Así, en los primeros años, a unos y a otras les importa muy poco la marca. Los niños seguramente preferirán ropa deportiva y las niñas, en cambio, ropa más “formal”. Muchas veces es cosa de los padres, pero desde pequeños, los niños son un target mucho más afín al canal que las niñas (aunque en ambos casos, las compras en cadenas de moda infantil son infinitamente superiores a las del canal deporte). Con la edad, los niños tienen pasión por ciertas marcas deportivas. Poco les importa vestir todos los días con artículos deportivos. Al contrario. Sin embargo, las niñas, sobre todo a partir de los 7 u 8 años, no tienen ningún interés por las marcas deportivas. Seguramente ni siquiera anhelan ninguna de estas marcas cuando tienen, por obligación, que comprar material atlético. Para el día a día no quieren ropa deportiva. Si no hay más remedio se ponen un chándal –que seguramente habrán adquirido en una tienda de moda infantil- y unas zapatillas. Pero luego, de marcas deportivas ni oír hablar. Máximo unas zapatillas que les gusten. Y no por la marca. Luego, en la adolescencia, las cosas cambian y, afortunadamente, hay determinados segmentos y determinadas marcas que han sabido despertar el interés de este target, uno de los más importantes, por volumen y gasto, que tiene actualmente el sector. LA OBESIDAD NO AYUDA A todo lo que acabamos de decir hay que sumarle un factor cada vez más preocupante tanto a nivel de ventas como, sobre todo, de salud. La práctica deportiva entre los más no progresa y los índices de obesidad infantil crecen a un ritmo alarmante. Algunos estudios recientes han señalado que actualmente alrededor de un 20% de los niños de entre 3 y 14 años tiene sobrepeso. Consolas, tele, Internet y, sobre todo, padres, tienen la culpa de que los niños ya no jueguen al fútbol o al baloncesto en horario extraescolar –en el cole no tienen más remedio- y prefieran jugar a la Play, mirar la tele o, incluso, chatear. Y lógicamente, ello repercute directamente en las ventas de material deportivo. En el presente y, también, en el futuro, porque el porcentaje de niños que no hacen deporte y que luego, en la adolescencia o la madurez comienzan a hacerlo, es bastante bajo. Y más allá de preguntarse quiénes tienen la culpa, este sedentarismo tiene graves consecuencias, no sólo para el sector, que al fin y al cabo “sólo” pierde ventas, sino, ESPECIAL NIÑO En los últimos años han desembarcado en España algunas cadenas de moda juvenil cuyos precios son, simplemente, escandalosos. La calidad deja mucho que desear, pero muchos padres, para lo que va a durar la ropa, no quieren gastarse demasiado dinero. TS 36
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