Madrid ha presentado su candidatura a los Juegos Olímpicos de 2020. Tras los fracasos de 2012 y 2016, Madrid presenta su tercera candidatura consecutiva para albergar unos Juegos Olímpicos. Cuatro serán las ciudades con las que competirá: Doha (Qatar), Estambul (Turquía), Tokio (Japón) y Baku (Azerbaiyán), tras el abandono de última hora de la candidatura de Roma tras la negativa de su Presidente tecnócrata, Mario Monti, de avalar el proyecto desde el Gobierno. Esta noticia ha sentado muy bien desde la capital española, pues la candidatura italiana se estimaba como uno de los rivales más fuertes. Ante la candidatura madrileña, hay quien se ha aventurado a indicar que, cómo dice el refranero español, “A la tercera va la vencida”, si bien no han faltado agoreros que han recordado que “No hay dos sin tres”. Refranes aparte, es indudable que a pesar de la crisis económica y la grave situación en la que se encuentran muchas administraciones españolas, cuya deuda sigue siendo calificada de manera negativa por las agencias de rating, amenazando en algún caso con llegar al bono basura, los Juegos Olímpicos podrían ser una importante palanca para la economía y, sobre todo, para el sector deportivo, en especial para fomentar la práctica deportiva entre la ciudadanía española, la cuál adolece de impulsos de este calado. La celebración de unos juegos en Madrid provocaría, además, que este fomento se extendiera a ciudades como Barcelona, Córdoba, Málaga, Valencia, Valladolid o Zaragoza, que serán subsedes en el caso de que Madrid sea elegida. Centrándonos en el aporte beneficioso que la celebración de los Juegos debería suponer para el sector y para el fomento de la práctica deportiva entre la ciudadanía, considero que el sector debería tener una actitud proactiva respecto a los juegos. El impacto que un evento de estas dimensiones generaría sería más que notable, y el poso que podría quedar para el sector deportivo podría ser magnífico si se gestiona correctamente el incremento de la práctica deportiva. Es seguro que aparecerán voces contra el dispendio que supone la celebración de unos juegos o la infrautilización al que quedan sometidas las maravillosas instalaciones que se construyen para un evento de estas dimensiones. En cierta medida, debemos asumir que estas afirmaciones han resultado ciertas en muchas ocasiones, y la madrileña Caja Mágica, construida para ser la sede olímpica de tenis, es un claro ejemplo de ello. Sin embargo, no es menos cierto que si las administraciones lo desean, la celebración de los juegos puede suponer un incremento notable y sostenido en la práctica deportiva y puede facilitar el uso de las instalaciones a los clubs y escuelas deportivas. Como apuntaba anteriormente, el sector debería ocupar un papel destacado en el apoyo a este proyecto y, si se lograra la celebración, debería exigir a las administraciones el impulso y fomento de la práctica deportiva como parte clave de este proyecto. Debería hacerlo al unísono desde una plataforma conjunta en la que estuvieran presentes marcas, distribuidores, centrales, tiendas, revistas especializadas y otros agentes del sector, pues todos resultarían favorecidos de una situación en la que nuestra práctica deportiva creciera, más allá del impulso puntual que la celebración de unos Juegos Olímpicos puede suponer. Sería el momento de aprovechar el gran momento de nuestro deporte (futbol, futbol-sala, baloncesto, ciclismo, tenis, atletismo, automovilismo, motociclismo, vela …) e, incluso, de la mano de los clubs y escuelas deportivas, deberíamos reclamar el acceso a las instalaciones deportivas de gran nivel disponibles en las diferentes Comunidades Autónomas y a las futuros instalaciones olímpicas – si ganamos-. No tiene de sentido que se dejen morir instalaciones fabulosas sin que se de la oportunidad de que sean accesibles a deportistas amateur. Tenemos que ser exigentes con las administraciones. La posibilidad de que en septiembre del año próximo Madrid sea elegida sede olímpica, podría tener un efecto trascendental en el fomento de la práctica deportiva de todos los niños y preadolescentes españoles, siempre y cuando se trabaje en esa línea tanto desde la sociedad civil como desde los sectores implicados, especialmente la distribución deportiva, que debe reclamar esa necesidad y esa responsabilidad a nuestras instituciones en los próximos años. Y digo responsabilidad y no esfuerzo, pues ya han demostrado diversos estudios que la inversión en practica deportiva ahorra ingentes costes de carácter sanitario, entre otros. Ahora bien, si desde la sociedad no empujamos y exigimos un cambio, no esperemos que las rígidas y burocratizadas administraciones cambien su perspectiva y su modelo. Yo estoy dispuesto a empujar; yo quiero ser olímpico. ¿Y tú? Los Juegos Olímpicos podrían ser una importante palanca para la economía y, sobre todo, para el sector deportivo, en especial para fomentar la práctica deportiva entre la ciudadanía española, que adolece de impulsos de esta importancia. Yo quiero ser olímpico. ¿Y tú? ARTÍCULO DEL MES Carlos Grande Secretario general de ANDAD TS 22 La posibilidad de que en septiembre del año próximo Madrid sea elegida sede olímpica, podría tener un efecto trascendental en el fomento de la práctica deportiva siempre y cuando se trabaje en esa línea tanto desde la sociedad civil como desde los sectores implicados
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