L o hemos dicho mil veces y lo repetiremos ahora: la crisis, lejos de lo que muchos podían imaginar hace apenas 4 ó 5 años, ha sido un buen aliado para el deporte. O mejor dicho, para el material deportivo. Lo técnico ha crecido considerablemente –teniendo en cuenta los precedentes- y para muchas marcas y comercios ha sido un auténtico salvavidas en un momento en el que el sportwear no tiene salida. Las razones también las hemos enumerado muchas veces, y tienen mucho que ver –o todo- en el replanteamiento que ha hecho el consumidor de sus momentos de ocio y la elección del deporte como válvula de escape en un momento en el que muchos están obligados a ahorrar y a sacrificar según qué caprichos. Deportes como el running, el outdoor –algunas modalidades- o el bike han multiplicado exponencialmente su número de practicantes y, por lo tanto, su volumen de ventas. Y en todos estos casos, especialmente en el running y el outdoor, el calzado ha adquirido un protagonismo determinante. Este aumento de practicantes, además, ha venido acompañado –causa y consecuencia- por un fortalecimiento muy importante de la especialización. A nivel de consumidor (cada vez hay más practicantes que entienden la importancia de usar un calzado específico, aunque ello suponga tener que pagar más) y, sobre todo, a nivel de marcas y tiendas. Unos y otros han sabido “educar” a los consumidores, sobre todo a los menos acostumbrados a comprar tecnicidad. Y eso se ha notado. Como hemos dicho, la caída en picado que ha experimentado la moda deportiva por la contención del gasto ha provocado que muchas tiendas –y marcasestén volviendo a lo atlético para poder sobrevivir. El calzado atlético, pese a que en muchos segmentos se ha renunciado del todo a dotarle de una estética atractiva que le confiera mayor versatilidad, está en auge. Y eso, el sector, debe aprovecharlo. El margen de recorrido, dando casi por supuesto que cuando la crisis pase los ídices de práctica volverán a su progresión normal –bastante mala- es muy limitado a medio y largo plazo, pero por “suerte” todavía hay muchos deportistas que tienen que descubrir las ventajas de usar una zapatilla específica de 90 ó 120 euros en vez de irse a correr por la montaña con sus viejas Stan Smith. Con estas limitaciones de crecimiento, y con la fuerte competencia que hay en todos los segmentos, para poder ganar cuota habrá que robársela a las otras marcas. Y en el mundo técnico, eso se consigue, sobre todo, con la innovación, ofreciendo a ese consumidor cada vez más exigente algo que los demás no pueden ofrecerle. En material atlético ese algo no es el precio, porque el deportista ya ha asumido que la calidad se paga, de manera que, en todos los segmentos técnicos, sin excepción, la tecnicidad se convierte en el gran valor añadido. La estética, en algunas ocasiones, queda en un segundo plano, lo que reduce, todavía más, las posibilidades de que determinado tipo de calzado tenga vida más allá de su uso deportivo. De todas maneras, también hay segmentos, como el outdoor, donde la moda ha adquirido un protagonismo importante, y no sólo en las líneas más “urbanas”. Cada segmento es un mundo, y por ello, analizaremos brevemente el comportamiento que tiene el calzado en algunas de las principales modalidades deportivas del sector. Hay muchas particularidades, tantas como segmentos, seguramente, pero aquí Calzado atlético: a río revuelto... España ha sido, tradicionalmente, uno de los principales mercados mundiales para los fabricantes de calzado. Casual y, ahora también, técnico. La crisis, insistimos, ha sido un gran aliado para las colecciones técnicas vinculadas a deportes que, como el running o el outdoor, han ganado muchos practicantes en estos dos últimos años. Además, después de un gran trabajo por parte de marcas y tiendas, el deportista amateur poco a poco va entendiendo que hay que hacer deporte con material adecuado, y si hay que pagar, se paga. ESPECIAL CALZADO ATLÉTICO TS 44
RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx