La popularización de estas modalidades –que han sido el motor del outdoor en los últimos dos-tres años y que han ayudado a crecer a otras modalidades más “exigentes”, como el hiking o el senderismo más extremo- ha provocado un giro considerable en las estrategias de muchas grandes marcas del universo outdoor, que en la última década y, sobre todo, en los últimos 5 ó 6 años, se han apresurado a adaptar sus colecciones a las necesidades de este importante target. Siguen conservando, lógicamente, sus líneas más técnicas, las destinadas a modalidades más extremas, pero han ampliado considerablemente su oferta para quienes practican modalidades más accesibles o para quienes, simplemente, les gusta vestir outdoor en su día a día. La oferta de las tiendas es, sin duda, la mejor demostración de este cambio. Las grandes han nacido y crecido con lo técnico, con lo extremo incluso, y han seguido apostando por esta tecnicidad máxima (que les da imagen) pero, a la vez, han desarrollado colecciones menos técnicas y más asequibles en precio. Eso sí, en ningún caso han renunciado a sus dos grandes valores añadidos: tecnicidad y funcionalidad. Look outdoor sin renunciar a la tecnicidad El cambio de estrategia que han llevado a cabo las marcas ha servido, también para que el look outdoor ganara presencia en las calles de las grandes ciudades, incluso entre quienes ni han pisado ni pisarán una montaña. Y eso para el segmento y, sobre todo, para determinadas marcas, ha sido una vía de crecimiento importante. La clave de este éxito hay que buscarla en el protagonismo que ha ganado la tecnicidad en la mente del consumidor. Las marcas de este mundo siempre han sido muy técnicas –seguramente más en sus iniciosy la funcionalidad ha sido el gran argumento de venta durante muchos años. El practicante habitual siempre ha sido muy consciente de la importancia de utilizar el material adecuado, pero el gran cambio se ha dado cuando el practicante ocasional se ha ido concienciando de la importancia de utilizar material técnico. Aunque fuera para ir por la calle o darse un paso en senderos de baja montaña. Ante esta realidad, obvia en determinadas modalidades, las marcas han apostando muy fuerte por aunar tecnología y diseño para que el deportista no habitual no sea tan reacio a comprar –y pagar- material atlético. Y como en muchas otras disciplinas técnicas, uno de los grandes logros de estos últimos años ha sido haber conseguido que el consumidor no anteponga el precio a cualquier otro argumento de compra. Ni siquiera en las prendas y el calzado que compra para el día a día. No hay que olvidar que, pese al auge del outdoor más popular, se trata de disciplinas atléticas en las que la tecnicidad es el gran caballo de batalla, tanto en textil, como en calzado. Como la mayoría de actividades que se llevan a cabo al aire libre, la práctica de deportes outdoor requiere el uso de un buen equipamiento para mantener un mínimo de seguridad y comodidad. Hasta no hace mucho había quien creía que sólo quienes pretendían subir ochomiles en pleno invierno debían ir bien equipados, pero la realidad es que cualquier deporte al aire libre, sea cual sea su nivel de exigencia -y sea cual sea la época del año-, requiere el uso de material técnico. Tanto si nos vamos dar un paseo alrededor de un pantano como si intentamos subir un 4.000. Pero más allá de lo técnico, y como hemos dejado entrever hace algunas líneas, también la moda ha tenido un papel muy importante en el crecimiento que ha experimentado el outdoor en los últimos años. Las marcas son conscientes de que muchos de los artículos que se venden acaMás allá de lo estrictamente técnico, la moda ha sido determinante en el auge del outdoor. Las marcas son conscientes de que muchos de los artículos que se venden acaban utilizándose para el día a día, y con esta premisa, han cambiado considerablemente su oferta. TS 23
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