ESPECIAL SPORT WEAR REDACCIÓN,Barcelona tiempo estimado de lectura >>> 11 min. La crisis se ha llevado por delante muchos sectores y aunque al deporte no parece haberle afectado en exceso gracias, sobre todo, al buen comportamiento que han tenido las líneas técnicas, sí ha habido algunos segmentos que han visto como su destino cambiaba radicalmente con la crisis. Uno de los que seguramente ha sufrido más este cambio de ciclo económico ha sido la moda deportiva, arrastrada, en parte, por el fuerte retroceso que ha experimentado la moda en general, sobre todo las marcas de precios medios y altos. Durante algunos meses la moda deportiva –de marcas deportivas-, y con algunas excepciones, ha estado en la UVI, en coma profundo. Eso sí, con la certeza de que tarde o temprano se recuperaría. Una recuperación que algunos expertos anuncian que ya ha llegado y que muchas tiendas, poco a poco, están comenzando a comprobar. La moda es moda, y como tal, vive constantemente en una montaña rusa. La caída ha sido más fuerte por la crisis, pero por suerte o por desgracia es un mundo acostumbrado a los altibajos y que tiene perfectamente asumido que después de la tormenta siempre viene la calma. Y muchas veces con un sol radiante. Y si el deporte quiere explotar la moda, tiene que asumir esta realidad… Un monopolio peligroso Uno de los grandes errores que ha cometido el sector en los últimos años ha sido apostar a ciegas por la moda sin pensar en las consecuencias que ello podía acarrear. En pocos años la moda invadió las tiendas que, bastante desencantadas de cómo respondía lo atlético –en un contexto donde la práctica deportiva iba a la baja y Decathlon comenzaba a hacer valer su fuerza-, no dudaron en subirse al tren de la moda deportiva, con una demanda muy buena, y cambiar de arriba a bajo su mix de producto. Los segmentos atléticos perdían espacio y la moda los ocupaba. Moda deportiva de marcas del sector o, si “colaba”, moda pura y dura –con estilo deportivo-. Era la ley de la demanda y la oferta. El consumidor se dejaba seducir por los cantos del llamado sportwear - reconvertido en poco tiempo en sportstye, lifestyle, casual y una larga lista de nombres que, al final, hacían referencia a lo mismo- y las tiendas, que no vivían su mejor época, decidieron casi en bloque volcarse en la moda deportiva. A priori la apuesta parecía “lógica”. El look deportivo estaba arrasando en las calles y, además, la moda comenzaba a dejar atrás sus recelos hacia el deporte. Si había que adaptarse a la demanda, era casi obligatorio apostar por esta categoría. Y muchos, no sólo lo hicieron, sino que decidieron también pasar de lo atlético. ¿Resultado? En muy poco tiempo el sportwear pasó a monopolizar más del 70% de las ventas del canal –siendo cautos-. La dependencia era absoluta, y aunque las ventas eran buenas, la dependencia era excesivamente peligrosa. Ante tal realidad empezaron a surgir las primeras voces críticas con el peso que tenía la moda en el sector. No tanto porque se había dado la espalda a lo atlético –que también-, sino más bien porque un más que previsible bajón de esta categoría podría tener graves consecuencias para el global del sector. Y en este contexto de dudas llegó la crisis. Y la moda comenzó a sufrirla. Y mucho. Ahora ya no son los productos atléticos los que casi se regalan en las tiendas: es el llamado sportwear. La moda ha dado unos buenos años al sector, pero por culpa de ella, ahora se está sufriendo. Las tiendas que no han renunciado a sus orígenes, están aguantando el chaparrón gracias, sobre todo, al material atlético, mientras que quienes han llenado sus comercios de moda, dejando de lado el material deportivo, lo están pasando mal porque no tienen margen –ni producto- para equilibrar las pérdidas. El problema es que las estrategias de muchas tiendas multideporte de dejar de lado lo atlético ha reforzado al comercio especializado y ahora es muy complejo volver a ganarse al deportista, acostumbrado, desde hace algunos La crisis se ha cebado, sobre todo, con la moda. Las ventas han caído en picado en todo el sector y, obviamente, la moda deportiva se ha resentido de ello. Las tiendas del canal deporte, sobre todo aquellas que habían apostado a ciegas por la moda, han sufrido considerablemente y algunas, incluso, han tenido que volver a lo atlético o, en el peor de los casos -la vuelta atrás no es fácil- cerrar. El bache, sin embargo, está a punto de superarse, y la moda, como tal, ya está preparada para volver a estar en primera línea. El potencial, pese a la devacle, sigue intacto. Y siempre lo estará. La moda deportiva, a un paso de la resurrección La necesidad de diferenciar estilos y, también, tipologías de tiendas donde pudieran encajar, forzó al mundo de la moda y al del deporte a establecer diferencias -aunque no las hubiera- entre colecciones. Lo que empezó conociéndose como moda deportiva se había segmentado en un sinfín de categorías cuyas diferencias eran, a veces, imperceptibles ts46
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