“Yo puedo” La risa es contagiosa, la pasión es contagiosa, la inspiración es contagiosa… la crisis ha sido excesivamente contagiosa. El propósito de mis palabras es infectaros con el potente virus del “yo puedo”, porque las personas contagiadas por ese virus van a responsabilizarse de cambiar el sector. Si el aprendizaje se integra en el contexto real y cotidiano, se convierte en un proceso que puede activarse, alimentarse e incluso contagiarse, y de esta forma llegaremos a alcanzar esos míticos cinco estados en los que permanentemente deberíamos estar todos los seres humanos: aprendiendo, aprendiendo a hacer, haciendo, haciendo hacer y dejando hacer, conectándonos al “yo puedo”. Existen pocas personas capaces de convertir su pasión en diligencia, personas que hayan puesto realmente en acción los temas que les interesan. No vivimos precisamente momentos álgidos y es por este motivo por el que hay que dar paso al “yo puedo”. La moral de muchos profesionales del sector está diezmada, gente que conozco desde hace años, optimistas, currantes, luchadores, los encuentro poseídos de una desazón preocupante… diría incluso que contagiosa, motivo por el cual hay que darle un giro al contagio en clave positiva, “yo puedo”. Nos desborda el día a día, la tecnología nos supera, la cantidad de información que recibimos nos avasalla, no tenemos tiempo para nada… no dejemos que sea así, empleemos el “yo puedo” porque hay que relativizar, aplicar el sentido común, aprender de los nuevos consumidores, escenarios, métodos… tomar decisiones y, por supuesto, pongámoslas en marcha, pasemos a la acción. Tengamos en cuenta algo muy contemporáneo: la velocidad con la que ocurren las cosas se ha modificado sustancialmente; es una realidad de la que debemos ser muy conscientes, y hay que tomar decisiones y actuar, porque es un craso error dejarlo para “mañana”. Nadie va a aprender por nosotros, ni a trabajar por nosotros, ni a decidir por nosotros. “Yo puedo” es primera persona del singular, y para poder empezar a creérnoslo tenemos que ser capaces de observar nuestra cotidianidad de forma distinta, con cierta perspectiva. Como acabo de tener el placer de leer en un exquisito libro de Juan Mateo titulado ‘Cuentos que mi jefe nunca me contó’: “Huyamos de los de palabra fácil y pocos resultados”. “Yo puedo”. Andrés de la Dehesa (adehesa@sportmas.com)
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