TradeSport 188 - Mayo 2011

ESPECIAL TENIS Y PÁDEL En los últimos dos o tres años cada vez que hemos hablado de un segmento técnico hemos dejado claro, desde un primer momento, que la crisis había sido una suerte de aliado para muchas modalidades deportivas, especialmente para aquellas que no requieren un gran desembolso, como por ejemplo el running. A priori podría parecer que el pádel y, sobre todo, el tenis, son deportes caros –no tanto por el material sino más bien por el coste que representa estar asociado a un club- pero la realidad es que la crisis no ha podido frenar el comportamiento que tenían estos deportes antes de que la economía global sufriera el revés que ha sufrido. El tenis, como hemos dicho, no ha crecido, pero se ha mantenido: el pádel, en cambio, ha seguido ganando adeptos, y en ello ha tenido mucho que ver la proliferación de pistas y, sobre todo, su accesibilidad (precio por jugar y que muchas estén abiertas al público y no sólo a los socios del club). En cualquier caso, tanto el tenis como el pádel gozan de un buen momento de salud y eso se nota tanto en el comercio como en la evolución de las marcas. Eso sí, cada uno tiene sus peculiaridades, su margen de maniobra… y sus “demonios”. TENIS: MADURO… Y FUERTE España es, obviamente, uno de los países donde el tenis cuenta con mayor tradición. La fuerza de esta modalidad no hay que buscarla, ni mucho menos, en los éxitos logrados en esta última década por los tenistas españoles. Su fuerza, al menos a nivel popular, se fue forjando mucho antes de que Nadal y compañía impusieran su dominio en las pistas, sobre todo en las de tierra batida. También fue mucho antes de que el tenis comenzase a ganar protagonismo en los medios gracias a las victorias de los Vicario, Bruguera o Corretja. Antes, bastante antes, ya había una muy buena base de jugadores amateurs. Es cierto, como dirán algunos, que en esa época el tenis rezumaba un cierto elitismo, pero eso no quita que poco a poco fuese consolidándose como uno de los deportes con mayor tradición en nuestro país. Es evidente que la “Armada invencible”, con Moya, Ferrero, Ferrer, Robredo, Verdasco y, sobre todo, Nadal, han logrado dar un mayor protagonismo al tenis en los medios y, también, a nivel federativo, pero seguramente estos éxitos no se han traducido en un boom espectacular de la práctica amateur como muchos esperaban ¿Razones? Para empezar no es un deporte fácil ya que para disfrutarlo mínimamente hay que tener un poco de técnica, pero sobre todo, ha sido el precio de muchas instalaciones lo que ha frenado el crecimiento. El material no es especialmente caro (una raqueta “digna” y un calzado adecuado no supera en mucho el precio de unas buenas zapatillas de running) pero ser socio de un club o jugar en las pocas pistas municipales o de alquiler público que hay es, por lo general, muy caro. Y por si fuera poco, cada vez hay menos porque el pádel gana terreno a marchas forzosas: más público, menos espacio –donde cabe una pista de tenis caben dos de pádel-, y mayor rentabilidad. La realidad, en este sentido, es que el gran grueso de jugadores de tenis no profesionales son jugadores de club. La cifra es una de las más estables del sector, y aunque es cierto que la base, los más pequeños, siguen prefiriendo el tenis al pádel, la realidad es que las licencias federativas apenas han crecido en los últimos años y que, como el esquí, el tenis es un deporte muy familiar donde quienes empiezan a jugar lo hacen porque sus padres han jugado toda la vida. Y en el club, por supuesto. Donde sí ha ganado un gran protagonismo –y en eso el pádel tiene mucho que envidiarle- es a nivel mediático. Hace una década teníamos a dos o tres jugadores en el top ten, pero desde hace un par de temporadas España tiene al mejor jugador del mundo. Y eso implica muchas páginas en periódicos y muchos minutos de televisión. El “problema” es que a pesar de que el tenis es, hoy por hoy, un deporte mediático de primer orden, sólo superado por el fútbol, el motor y, quizás, el baloncesto, la popularización de este deporte en cuanto a práctica no ha seguido el mismo camino y las cifras de practicantes que se barajan hoy en día son bastante más bajas de las que se preveían hace algunos años (y las presumibles teniendo en cuenta su mediatización). El tenis todavía sigue siendo un deporte minoritario respecto al potencial que podría tener, y aunque es complejo saber Aunque la evolución de los dos grandes deportes de raqueta es bastante diferente, parece obvio que con la crisis ambas modalidades han logrado devolver los golpes con bastante solvencia. Uno, el tenis, manteniendo una regularidad que muchos creían difícil de sostener con el contexto económico actual; y el otro, el pádel, creciendo a un ritmo bastante bueno - teniendo en cuenta las circunstancias- y con un margen de crecimiento que, a día de hoy, todavía no tiene unos límites perceptibles. Tenis y pádel: aguantando desde el fondo de la pista A priori podría parecer que el pádel y, sobre todo, el tenis, son deportes caros –no tanto por el material sino más bien por el coste que representa estar asociado a un club- pero la realidad es que la crisis no ha podido frenar el buen comportamiento que tenían estos deportes antes de que la economía global sufriera el revés que ha sufrido. ts28

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