ts31 tienda o, directamente, de la venta de la empresa a algún grupo de capital riesgo, lo más opuesto a los orígenes de la empresa. La realidad es que hoy, apenas tres décadas después de que algunos surfistas pusieran de moda sus camisas hawaianas y sus bermudas, imponiendo con cierta fuerza una nueva filosofía de vida, marcas como Quiksilver, Rip Curl o Billabong se han convertido en grandes multinacionales con estructuras mastodónticas y con estrategias, filosofías y una oferta muy diferente. Han evolucionado, han crecido y, sobre todo, se han convertido en las marcas más deseadas de uno de los targets más importantes del deporte… y de la moda. Estos tres gigantes, y otras marcas que han ganado peso en los últimos años, como Reef, Oxbow u O’- Neill, por citar algunas, se han distanciado espectacularmente de otras marcas gracias a la llamada moda urbana. El cambio, lógicamente, obedece a una necesidad. La de crecer en volumen. Sin renunciar a sus orígenes, que la gran mayoría sigue avivando con el material técnico y con determinadas líneas textiles, las grandes marcas surferas se han adaptado a las tendencias para, así, poder tener más público objetivo y seguir creciendo. Y lo han hecho prácticamente todas. Además, a pesar de este vuelco hacia la moda, las marcas surferas, y eso hay que agradecérselo, han sido fieles al canal. Se les podrán criticar mil y una cosas, desde su apuesta por las tiendas monomarca –de lo que hablamos más adelante- hasta su renuncia a las raíces en pro del negocio puro y duro, pero si hay algo que hay que saber valorarles es su fidelidad al canal. No hay que olvidar, como hemos dicho, que estas marcas siguen teniendo una buena demanda y un potencial que, en cuanto la economía se recupere, parece importante. Quizás no sean tan auténticas como hace dos décadas, pero siguen siendo las grandes referencias del canal. Además, y eso es más importante de lo que pueda, a priori, parecer, han sido de las pocas marcas de deporte que han conseguido llamar la atención de la mujer, respondiendo mejor que nadie a sus gustos y necesidades. Algunas, como Quiksilver, crearon una marca exclusiva para ellas –Roxy-, otras, como Rip Curl o Billabong, apostaron por cambiar algún logo, pero todas han puesto a las mujeres como eje central de sus estrategias y han logrado algo que muchas marcas no lograrán jamás: que se las perciba como marcas de moda (deportiva) y no de deporte. Y eso, para la tienda, es crucial, porque puede ayudarle a captar a un target que tradicionalmente le ha dado la espalda. En cuanto a la oferta de estas marcas, el textil representa el gran grueso de las ventas, sobre todo en verano. Sin embargo, en los últimos años, seguramente para esquivar la estacionalidad, se ha apostado muy fuerte por las colecciones de invierno –urbanas y snowboardy, también, por el calzado, aunque en este caso la apuesta ha sido menos rentable y muchas, conscientes de la importancia de tener una división de calzado, han acabado apostando por comprar o fusionarse con marcas especializadas (más económico que intentar construir una nueva de la nada). En definitiva, aunque en estos últimos años el mundo gliss, especialmente el surf, ha visto frenada su fuerte progresión de los últimos años y parece que la estética surf tiene los días contados, la realidad es que ni un extremo –el del boom infinito- ni otro –el del declive sin remedio- son objetivos. Hay un término medio. La crisis económica y la consecuente caída del consumo han sido factores determinante para que el surf cayera como ha caído, pero su fuerza es suficiente como para que, cuando haya una buena ola –y la habrá- vuelva a crecer. No olvidemos que son marcas con precios medios bastante altos y que cuando hay recortes, el textil, sobre todo el de gama alta, suele sufrir bastante. A las marcas, como a los comercios, les está pasando factura el fuerte auge que han experimentado en pocos años y, sobre todo, las perspectivas excesivamente optimistas que tenían en cuanto a crecimiento, que “provocaron” una sobreoferta de marcas y, especialmente, una exceso de surf shops en los que el textil –de las grandes marcas- era el principal reclamo. Tanto un aspecto como el otro, además, han disparado la soberbia del segmento en su conjunto, que se ha encerrado en exceso en si mismo, recelando incluso del deporte, y bajo la aureola de canal exclusivo se han creído más fuertes de lo que en realidad eran. La crisis habrá hecho reflexionar a más de uno, y cuando regrese la bonanza, seguramente no se cometerán errores que se han cometido hasta ahora. La estética surf no está muerta, y cuando la crisis pase, marcas y tiendas volverán a surfear. LAS TIENDAS MONOMARCA: ¿UNA APUESTA ARRIESGADA? En el sector de artículos deportivos hay varios asuntos controvertidos encima de la mesa. Uno de ellos, en casi todos los segmentos, es el de las tiendas monomarca, o lo que es lo mismo, comercios que abren los propios proveedores, algunas veces en colaboración con algún detallista en régimen de partenariado o de franquicia. En los últimos años las grandes marcas del sector han apostado en firme por abrir tiendas propias en todo el mundo, especialmente en sus mercados más importantes. Desde hace algunos años, especialmente desde que se agudizó la crisis, el surf no logra coger una buena ola. La historia es la misma que han “sufrido” otros muchos segmentos: un fuerte crecimiento, un fuerte batacazo –empeorado con la crisis- y, después de una reflexión, empieza una lenta recuperación. Aunque en estos últimos años el mundo gliss, especialmente el surf, ha visto frenada su fuerte progresión de los últimos años y parece que la estética surf tiene los días contados, la realidad es que ni un extremo –el del boom infinito- ni otro –el del declive sin remedioson objetivos. Hay un término medio. La crisis económica -y la consecuente caída del consumo- ha sido un factor determinante para que el surf cayera como ha caído, pero su fuerza es suficiente como para que, cuando haya una buena ola –y la habrá- vuelva a crecer. El surf ha apostado muy fuerte por las tiendas propias
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