TradeSport 186 - Marzo 2011

[OPINIÓN] Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, y, yo, para no ser una excepción, voy a satisfacer a mi amigo Raul, que un año más, me pide que escriba sobre cómo veo el sector del esquí. Raúl cree que mi triple visión de la jugada (periodista de revista, periodista de marca y aficionado y practicante) puede aportar una visión inteligente a este artículo. No sé si lograré estar a la altura de una cabecera como ésta, pero como nunca se sabe, ahí voy. Colecciones con sentido De un tiempo a esta parte, y más en tiempo de crisis, lo que se está notando en el sector del material duro es que los catálogos de las marcas de esquí son más estrechitos que antes. Seguramente las marcas se han dado cuenta de que no hacía falta tener tantos modelos en según qué gamas y se han apretado el cinturón. Siguen ofreciendo botas y esquís de calidad, pero no en tantas cantidades como antes. Para algunos será un dato anecdótico, pero da una idea de hacia dónde se dirige la caravana del circo blanco. La realidad del mercado es la que es. Dentro de esta racionalización (que también se ha dejado notar en los catálogos para prensa, que algunos ya ni traducen), los principales fabricantes tienden a prestar más atención a aquellas partes del mercado que les pueden aportar más ingresos, que les interesan más por algún aspecto en concreto o que por cuestiones de marca o de política de empresa, quieren potenciar más. La consolidación del rocker Llegados a este punto, y centrándonos en el material, el verdadero rey de la pista es el rocker. La gomina y el tupé han llegado al esquí, y no da la impresión de que hayan saltado a la pista para ligarse a la chica de turno, sino para quedarse. La presencia del rocker ya se venía adivinando en las últimas temporadas, especialmente en la pasada, pero será en la próxima cuando el rock suene con fuerza en el catálogo de todas las marcas. Y si eres un esquí que busca chica (o chico), tienes que vestirte de rocker para que se fijen en ti, si no, te quedarás toda la noche pegado a la barra del bar. De rocker, como de chicas, hay muchos, y cada marca aplica uno o varios tipos a sus colecciones. Lo que se pretende es que los esquiadores puedan ser los reyes de la montaña, o, al menos, se lo crean. Si el carving revolucionó el corte lateral, el rocker revoluciona el puente. El concepto rocker no es nuevo, lo que ocurre es que ahora se ha popularizado. Marcas con una mayor ascendencia por el fuera pista hace varias temporadas que incluyen el rocker en sus esquís. Su propuesta es bien sencilla: levantar cola y espátula, o bien levantar espátula para aumentar la flotabilidad y maniobrabilidad sobre nieves blandas. Es decir, levantar los extremos del esquí para que éstos se sustenten mejor sobre nieve virgen y permitan un mayor disfrute. Pero, no basta con levantar un extremo o los dos de los esquís; también hay que considerar dónde empieza y cómo es este levantamiento y cuál es el ancho del patín. De la combinación de todos estos factores nace un esquí con un comportamiento u otro. A los esquiadores más extremos les parecerá que el rocker tendría que ceñirse a las nubes de nieve, pero la gran mayoría de esquiadores agradecerá como agua de mayo la polivalencia de estos esquís. Y a diferencia de otras tecnologías, el rocker es una realidad tangible, no una cuestión de marketing para vender más. Esquís para todos Con esta nueva tecnología lo que se busca es ofrecer a los usuarios unos esquís más polivalentes, que den más juego, que diviertan, que sean fáciles de conducir. Puede que a algún esquiador el diseño y la anchura de los patines le asuste, pero nunca se puede decir “de este agua no beberé”. Hay que probar un esquí con rocker para poder opinar… y para ello, nada mejor que los diferentes tests que se realizan a lo largo de la temporada (tests que, por fortuna, cada vez son más habituales). Lógicamente, el concepto rocker no se aplica en los esquís race, en los que se requiere máxima precisión. Que el rocker se extienda por todas las colecciones -y que su futuro pase, también, por la pistano quiere decir que las marcas no potencien el resto de segmentos. Se sigue mimando a los amantes del esquí alpino, a los que sueñan con pasarse el día sintiendo como la nieve polvo les golpea la cara, a los que no saben qué hacer sino están rallando las suelas y estropeando los cantos de los esquís, a los niños –a los que cada vez se les ofrecen más y mejores productos– y a las mujeres (un target, por cierto, con un gran potencial). Lo mismo sucede en las botas. Las máximas siguen siendo las mismas de siempre: ofrecer unas botas que sean cómodas y precisas y, sobre todo, que se ajusten al uso que se les vaya a dar. Poder termoformar el botín -hacer que el botín de la bota sea una réplica del pie del esquiador-, ya no es tan extraño; como tampoco lo es lo mucho que han mejorado las botas a la hora de introducir el pie o de ajustarse. Pero ya no basta con esto; ahora se quiere que la morfología de la bota se adapte casi al instante a la morfología del pie, y para ello se han creado una serie de tecnologías que trabajan de forma activa en los puntos más delicados de los pies. Además, los colores y el diseño de las botas intentan ir a la par con el gusto de sus clientes. Por ejemplo, los colores más chillones y los diseños más radicales siguen siendo destino del Freestyle, un mercado que, poco a poco, se ha ido comiendo parte del pastel del snowboard. Por desgracia, el snowboard vive una realidad más compleja y adolece de la agilidad y la frescura que en estos momentos se está apreciando en el sector del esquí. Imagen de marca Con vistas a tener una mayor presencia en el mercado y una mayor notoriedad, cada vez son más las marcas de material duro que se adentran en el segmento del mercado blando. Ya no es suficiente con hacer buenos esquís y botas. Ahora también hay que ofrecer buenos conjuntos, buenas chaquetas y pantalones, sin olvidarnos de las protecciones y los accesorios. Casi todas las marcas ya cuentan con sus colecciones de ropa. Y las que no la tienen, lo harán en breve. Da la impresión de que nadie quiere dejarse nada en el tintero. Hasta hace poco cada uno se ocupaba de lo suyo, pero parece ser que últimamente lo que se persigue es tener una mayor notoriedad, tener una mayor presencia, mirar de satisfacer a tus potenciales compradores y, sobre todo, facilitar las cosas a los detallistas. ¿El objetivo? Que cualquier esquiador puede saltar a la pista vestido de los pies a la cabeza con su marca favorita. Ya lo decía Loquillo: los tiempos están cambiando. Hay que renovarse como sea y dejarse notar, sobre todo en tiempos de crisis. Yo sólo soy un chico de la calle que vive su canción. RockÊ nÊ roll star Hasta hace poco cada uno se ocupaba de lo suyo, pero parece ser que últimamente lo que se persigue es tener una mayor notoriedad, tener una mayor presencia, mirar de satisfacer a tus potenciales compradores y, sobre todo, facilitar las cosas a los detallistas CELES PIEDRABUENA Periodista y Comunicador ts60

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