ts29 día, fueron las “culpables” del cambio radical que experimentaron los gimnasios, que se adaptaron con mucha rapidez a los cambios sociales y supieron captar a la mujer ofreciéndole lo que buscaba y necesitaba y dejando atrás la excesiva masculinidad que rezumaban la mayoría de ellos. Los clásicos gimnasios de pesas, casi exclusivos para hombres, y sumamente austeros, son ya una imagen del pasado. Los nuevos gimnasios apuestan por la modernidad, por una amplia oferta de actividades y servicios, por las últimas novedades en maquinaria y, sobre todo, por una filosofía más vinculada al bienestar que al deporte de fuerza o al de competición. Lo que logra el concepto wellness, en definitiva, es aunar salud y deporte y “promover” la práctica deportiva como condición indispensable para estar bien emocionalmente. PRACTICANTES Y VENTAS: CAMINOS OPUESTOS Como ya hemos dicho antes, una de las grandes paradojas que se han dado en el mundo del deporte en los últimos años tiene que ver mucho con el fitness. No en vano, pese a haber sido una de las modalidades que más ha crecido en practicantes en la última década, también es una de las que más perdidas ha sumado en cuanto a ventas. Los motivos de este desfase hay que buscarlos, básicamente, en los profundos cambios que ha experimentado el segmento y, en especial, la definición del término fitness. Hoy en día es muy complejo saber definir exactamente qué es el calzado fitness o qué tipo de líneas textiles podrían enmarcarse dentro de esta categoría. Es mucho más fácil, insistimos, “colocarlo” todo en el cajón del wellness. Algunos dirán que el calzado fitness es aquel que se usa para ir al gimnasio. Están muy equivocados. Eso igual tenía sentido antes, pero ahora, con los cambios que han experimentado los gimnasios, hay quien acude a ellos con calzado running, bike (spinning) o, incluso, con modelos específicos para algunas de las muchas disciplinas que se llevan a cabo en estos centros. A estos hay que añadir, además, a todos aquellos que van al gimnasio con una camiseta de algodón y unas zapatillas casual que han comprado en cualquier cadena de moda juvenil. Para darse cuenta del insignificante peso que tiene el textil técnico basta con plantarse en una sala de cualquier gimnasio y ver cuánta gente utiliza camisetas o pantalones de deporte. Y teniendo en cuenta el volumen de ventas que el sector pierde cada año, parece obvio, que una de las prioridades del segmento es convencer al consumidor de que deje de ir al gimnasio con ropa de calle. Es algo en lo que deben trabajar conjuntamente tiendas, marcas y, también, gimnasios, cuyo poder de prescripción es cada día mayor, como se ha demostrado en determinados artículos. Pero más allá de la evidencia de que esta falta de criterio en el equipamiento para deportes fitness o de baja intensidad ha sido determinante para que las ventas fueran muy por detrás de los practicantes, el factor que más ha incidido en este desfase ha sido, sin duda, el rechazo de la moda. En su día, el material fitness, sobre todo el calzado, creció de manera considerable –seguramente exagerada- porque así lo quiso la moda. Pero de un día para otro, ese look desapareció y el fitness volvió a su realidad. ¿Pueden volver a cambiar las cosas? Seguramente, sobre todo si las marcas siguen empeñándose en ello –las Easy Tone de Reebok, por ejemplo, han dado un fuerte impulso a este tipo de calzado-. Y ni que decir tiene que para el sector sería importante que así fuese. En cuanto a las marcas, si tomamos como única referencia las colecciones destinadas a la práctica de aeróbic –probablemente la modalidad que más encaja en la que sería, para muchos, la definición de deporte fitness- veremos que un año más, las dos grandes del sector, adidas y Nike, siguen dominando el segmento con cuotas bastante similares. Tras ellas, a distancia, encontramos las especialistas, divididas en dos grandes grupos: las marcas de primer precio y las marcas exclusivas (en precio y/o en diseño). Estas últimas, con Casall o Freddy como ejemplos más significativos, son las que más terreno han ganado en los últimos años gracias, básicamente, a la mujer. No nos engañemos, por mucho que la cifra de hombres que acuden al gimnasio haya crecido, el gran comprador de textil fitness es la mujer. Otro de los aspectos más destacables de este universo es la fuerza que tienen las marcas nacionales, que año tras año se consolidan como una buena alternativa para el consumidor y, sobre todo, para la tienda. El problema es que la tienda cada vez cree menos en esta categoría. El wellness gusta, y mucho. Pero el fitness ya no tiene aliados en el comercio. Le pasa, un poco, como a la Mujer, es decir, que a pesar de que el target es muy importante, no es un segmento que la tienda trabaje especialmente bien. Las marcas, como en Mujer, van por otro camino, y sí están apostando por este tipo de prendas –seguramente teniendo muy en cuenta hasta donde puede llegar el concepto wellness-. En cuanto al calzado, sigue la caída libre. Si en el textil ya es complejo establecer a qué segmento pertenece cada prenda que se utiliza en el gimnasio y, sobre todo, determinar qué es fitness y qué no, en calzado la cosa aún es peor, pues, insistimos, un porcentaje muy alto de los practicantes de estas modalidades más vinculadas al aeróbic (o actividades de sala) como el step, el pilates o yoga acuden al gimnasio con Una de las grandes paradojas que se han dado en el mundo del deporte en los últimos años tiene que ver mucho con el fitness. No en vano, pese a haber sido una de las modalidades que más ha crecido en practicantes en la última década, también es una de las que más pérdidas ha sumado en cuanto a ventas. Los motivos de este desfase hay que buscarlos, básicamente, en los profundos cambios que ha experimentado el segmento y, en especial, la definición del término fitness.
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