opinión Raul Bernat (raul@tradesport.com) editorial DIRECTOR Jaume Ferrer (jferrer@tradesport.com) En este número podrán leer un resumen del primer estudio sobre el Clima Empresarial del sector deportivo que ha llevado a cabo el departamento de estudios de sportpanel para tradesport (y que pueden leer en su totalidad en nuestra web). De los resultados obtenidos se pueden extraer múltiples conclusiones, desde que los proveedores se declaran resistir bien la crisis, hasta la valoración negativa que hacen los detallistas sobre su futuro más próximo. Aunque seguramente la más significativa es la diferente percepción, casi opuesta, que tienen detallistas y proveedores sobre cómo ven la situación actual de su empresa y la del sector. Uno de los primeros datos que analiza este estudio es la valoración que hacen los principales agentes del sector de sus resultados en 2010. A nivel global, las respuestas son muy positivas, y 7 de cada 10 profesionales señalan que las cosas mejoraron o no empeoraron respecto 2009. Sin embargo, cuando analizamos estas respuestas teniendo en cuenta el tipo de empresa, nos damos cuenta de que estos buenos resultados son casi exclusivos de los proveedores, y que a los detallistas las cosas no les han ido tan bien. Por si fuera poco, y contra todo pronóstico, son los detallistas asociados los que peores resultados dicen haber obtenido este último año. El mal sabor de boca que ha dejado 2010 al comercio parece dejar paso a un moderado optimismo, tanto entre los detallistas como, sobre todo, entre los proveedores, pues sólo un 10% de los empresarios del sector calificaría la situación actual de su empresa como mala. En cuanto a su progresión a corto plazo, optimismo moderado también. Pese al contexto, un 70% cree que no empeorarán. Y una vez más, son los detallistas los menos optimistas, pues sólo 1 de cada 10 cree que puede mejorar sus ventas en los próximos tres meses. Los datos que hemos visto hasta ahora, y que tienen que ver básicamente con la percepción que los empresarios tienen de su empresa, cambian considerablemente cuando analizamos la percepción que se tiene del sector a nivel global. Pese a que muchas empresas dicen estar satisfechas con su estado actual y son optimistas con sus posibilidades en estos primeros meses de 2011, la gran mayoría cree que el sector no está atravesando un buen momento: alrededor del 88% considera que estamos en una situación regular o mala. Y las cosas no cambian mucho según el tipo de empresa. Por si fuera poco, las expectativas de que las cosas mejoren tampoco son muy buenas, y sólo 2 de cada 10 empresarios creen que a un año vista las cosas habrán mejorado. Y los detallistas, una vez más, son los que menos confianza demuestran. Aunque este primer estudio, sólo nos da una visión estática del sentir del sector, su continuidad en el tiempo -lo realizaremos de forma trimestral- nos aportará una visión evolutiva del mercado. De momento, les invito a que lo lean en su totalidad y extraigan sus propias ideas. “Las cosas están muy complicadas y el sector está sufriendo mucho… pero yo no me puedo quejar. Es más, las cosas me van bien”. Está frase fue una de las que más escuché en los pasillos de ispo durante la edición de este año. Y la repetían tanto detallistas como proveedores. No tiene mucho sentido, pero de un tiempo a esta parte hay una falsa percepción de que el sector está profundamente tocado. Y no es así. Hay quien, obviamente, lo está pasando mal, pero la realidad, sobre todo si nos comparamos con otros sectores, es que el deporte vive un momento relativamente bueno. Prácticamente todas las empresas están satisfechas con su comportamiento, y aunque siempre hay quien se queja, el presente y el futuro, al menos a corto plazo, invitan al optimismo. No estaría de más, eso sí, creer en el sector tanto como creemos en nuestras empresas. Creer en el sector Siempre he pensado, y así lo he dicho en varios artículos publicados en esta revista, que una de las maneras más fiables de tomar el pulso a un sector es viendo como evolucionan sus ferias. El deporte no es, ni mucho menos, una excepción, y quien más quien menos, aunque no conozca en profundidad este mundo, podría hacerse una idea bastante clara de cómo están las cosas si se pone a analizar el panorama ferial. Para que esta imagen del sector fuera lo más cercana posible a la realidad habría que analizar las ferias sólo a nivel nacional. Tomar como referencia ispo, sobre todo después de esta edición, sería un error. La feria de Munich, con los espectaculares resultados de este año, constata que a nivel global el deporte sigue muy vivo y que, además, está en una dinámica positiva en la que se palpa perfectamente la inquietud –en sentido positivo- de las grandes marcas y de los grandes de la distribución, muy predispuestos a recuperar el terreno perdido con la crisis económica. Para nuestro sector, ispo “sólo” sirve para constatar que, afortunadamente, aún hay muchos detallistas inquietos y, sobre todo, que las marcas con ganas de crecer tienen muy claro que su futuro pasa por la exportación. Así, si analizamos las ferias a nivel estrictamente nacional, las cosas cambian considerablemente, y aunque están surgiendo importantes iniciativas sectoriales para fortalecer puntos de encuentro, el declive de las grandes ferias –las del pasado y, también, algunas del presente- es un síntoma inequívoco de que el sector aún no ha entendido la importancia que tiene la unión para crecer a nivel sectorial y, también, a nivel individual. Es cierto que el modelo tradicional de feria hace años que está en entredicho, pero hay alternativas. Y el sector haría bien en apostar por ellas. El problema es que hay muchas marcas que creen que una feria sólo tiene viabilidad si acuden a ella las tres o cuatro grandes multinacionales o las grandes especialistas. Y ese es, probablemente, el peor error que ha cometido el sector en las últimas dos décadas. Puede que sea cierto, como señalan algunos, que el mítico salón Sport desapareciera porque las grandes dejaron de asistir. Pero no fue culpa de ellas, sino de todas aquellas marcas que dieron la espalda a la feria sólo porque no estaban estas grandes. Se las señala con el dedo como si toda la culpa del descalabro ferial fuera suya cuando, en realidad, la culpa es de quienes han creído que sin estas grandes multinacionales es imposible consolidar una feria. ¿De verdad, a estas alturas, tenemos que depender de estas marcas para potenciar puntos de encuentro? Si no quieren participar, que no lo hagan. Allá ellas. Puede que ni siquiera haga falta que intentemos convencerlas. Si quieren, ya vendrán. ¿Acaso ispo las ha echado de menos? ¿Y verdad que algunas han vuelto? ¿Qué pasa, que si no van las grandes no irá ningún detallista? Puede que esta teoría tuviera cierta lógica hace una década –aunque lo dudo-, pero hoy por hoy no tiene ningún sentido. Es más, en un mercado tan competitivo lo que muchos detallistas buscan es diferenciarse, buscar marcas nuevas, marcas alternativas. Algo que les aporte esa diferenciación tan vital para sobrevivir. La historia del sector, sobre todo en los últimos diez o quince años, ha demostrado, sobradamente, que se puede competir de tú a tú con estas marcas. Pero para ello hay que tener una personalidad fuerte y, sobre todo, avanzar sin pararse a mirar qué hacen o dejan de hacer los demás. Personalidad
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