TradeSport 182 - Noviembre 2010

opinión Raul Bernat (raul@tradesport.com) editorial DIRECTOR Jaume Ferrer (jferrer@tradesport.com) Cuando apenas queda un mes para que acabe este 2010, y aunque todavía falta ver cómo responden las rebajas, ya podemos anunciar que cerraremos el año con unos resultados más que aceptables -y muy alejados de los pesimismos de hace apenas 12 meses-. Por suerte para nuestro sector, este año será, si no ocurre una hecatombe de aquí hasta finales de diciembre, el año del inicio de la recuperación (después de los dos peores años de la historia, al menos desde que disponemos de datos de mercado). El consumo de artículos deportivos ha crecido todos los meses a excepción de septiembre, que fue un mes horrible también para el consumo en general, y eso, teniendo en cuenta el contexto económico, es motivo más que suficiente para ser optimistas de cara a este próximo 2011, sobre todo porque la gran mayoría de economistas pronostica que en apenas medio año empezará la recuperación global de nuestro país. La clave del crecimiento del sector en estos últimos meses ha sido, en gran parte, el auge de determinados segmentos atléticos, especialmente del running, del outdoor y, también, del bike. Dentro de estos segmentos, además, algunas modalidades han adquirido un protagonismo muy fuerte y todo apunta a que se consolidarán definitivamente en 2011. Los casos más significativos, seguramente, son los del triatlón y, sobre todo, el trail runnning, una disciplina que a estas alturas ya conforma un universo con identidad propia y que, a corto plazo, puede convertirse en una de las modalidades clave para el outdoor y, sobre todo, para el comercio deportivo, adquiriendo un rol tan determinante como el que, por ejemplo, tiene la MTB dentro del canal bike. Más allá del outdoor, el running y otras modalidades atléticas que han ganado peso en este 2010, también en el universo del X-Wear hay quienes han logrado pescar en río revuelto. Es cierto que el sportwear más “popular” ha sufrido mucho esta crisis económica y que el gliss ha visto frenado en seco su crecimiento, pero otros universos, como el skate, han sabido aprovechar sus armas, captar a un target muy importante e imponerse en las calles. El crecimiento de unos y otros, de los más atléticos y los más “urbanos”, ha servido para que el sector haya ganado terreno como marcador de tendencia. En lo atlético, la estética outdoor ha invadido las calles y la innovación tecnológica que llevan a cabo las grandes marcas se ha convertido en una referencia para otros muchos sectores, sobre todo para la moda, que (al menos en esto) va un paso por detrás. Y lo mismo ha ocurrido con el look skater que, tras desplazar a las grandes marcas del gliss en el sector, se ha convertido en uno de los principales estilos a copiar por parte del camaleónico mundo de la moda. El sector, tanto las marcas como, sobre todo, el comercio, debe aprovechar este nuevo protagonismo que tendrá el deporte en los próximos meses. Y creo firmemente que unos y otros deben redirigir sus estrategias hacia estas nuevas tendencias, apostar fuerte por ellas (con una gestión eficaz) y no dejar pasar, una vez más, esta oportunidad. Si no, como siempre, otros la aprovecharán. Nosotros estamos tan convencidos de que el universo outdoor tiene un gran potencial que, a pesar de que los medios de comunicación masivos están sufriendo mucho la crisis, nos hemos unido con otra conocida editorial especializada en deporte (Media Pro Dynamic) para lanzar al mercado La Biblia del Outdoor, una completa guía de producto para deportes al aire libre y, en breve, www.outdooractual.com, un nuevo portal para los amantes de los deportes de montaña que espera convertirse en la web de referencia del mundo outdoor. Son objetivos ambiciosos, y seguramente no será fácil, pero si queremos crecer, no nos queda más remedio que apostar fuerte por ello… y aprovechar el momento. Es el momento Hace algunos días asistí a una conferencia impartida por el profesor Nueno. En ella, repitió una vez más una teoría que ya la había oído en alguna de sus últimas colaboraciones en la prensa: que hay un volumen muy importante de consumidores que apenas han notado la crisis y que han dejado de comprar por “miedo escénico”. Estos compradores están esperando con ansiedad algún dato que apunte a una ligera recuperación económica para poder comprar todo lo que no han podido comprar en estos casi dos años de psicosis socioeconómica. Hemos insistido en varias ocasiones que el deporte no ha notado la crisis con tanta crueldad como lo han hecho otros segmentos. Los cierres han sido muy inferiores a los que los grandes gurús pronosticaban hace apenas dos temporadas, y la realidad es que las tiendas han tenido un tráfico bastante aceptable pese a la complejidad del contexto económico. Como en la moda, y como en otros muchos segmentos, los problemas han venido motivados por las guerras de precios y, sobre todo, por la tendencia, a veces inevitable, y a veces innecesaria, de sacrificar margen y abusar de los descuentos para atraer al consumidor y vender. Es cierto, como defienden algunos, que con esta crisis el consumidor ha cambiado mucho sus hábitos de consumo. Sobre todo se ha acostumbrado –mal acostumbrado- al descuento. Y no hay marcha atrás. Independientemente de nuestro nivel adquisitivo, todos nos hemos vuelto mucho más cautos. Unos porque no han tenido más remedio; y otros porque tienen un miedo terrible a perder sus riquezas. Así, durante muchos meses, el consumidor –fuese cual fuese su nivel adquisitivo y, obviamente, con excepciones- ha limitado sus gastos a lo que necesitaba. Lo innecesario, aunque costase un solo euro, lo veía caro. Y la única manera de conseguir que esta tendencia cambiase era haciendo descuentos exagerados; haciéndole creer que casi se le estaba regalando el producto. El problema es que ahora el consumidor se ha hecho una idea bastante clara de lo que en realidad cuestan las cosas, y eso será complejo cambiarlo. Pero ése es otro tema. Sea como sea, y como defienden Nueno y otros muchos expertos, en el cada vez más heterogéneo grupo de consumidores hay un target muy importante que está con los bolsillos llenos esperando a que alguien dé el pistoletazo de salida para recuperar el ritmo de consumo que llevaba hace dos años. Gente que está harta de comprar donde nunca había comprado (y donde tampoco hacía falta que lo hiciesen) y que quiere volver a gastar sin remordimientos. Y estoy convencido de que el deporte será uno de los sectores que, si hace bien las cosas, puede aprovechar mejor de esta ansiedad por gastar. Es cierto que Decathlon y otras cadenas han conseguido imponer una fuerte cultura del primer precio (unos por estrategia, otros por necesidad), pero hay un volumen muy importante de consumidores que antepone otros muchos factores al precio y que busca, sobre todo, innovación y tecnicidad. La especialización es clave, lo hemos dicho varias veces, pero también es importante saber definir una estrategia, entender muy bien contra quién debemos competir y contra quién no, y apuntar nuestros objetivos hacia un público objetivo. Y apostar fuerte por la marca y, especialmente, por la tecnicidad, tiene que ser el gran valor añadido del comercio deportivo. No nos tiene que dar miedo apostar por el deporte... Acabar con el miedo

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