TradeSport 181 - Octubre 2010

ts47 za hace una década. Es más, para muchas tiendas esta categoría ha sido un salvavidas, un clavo ardiendo al que agarrarse cuando las ventas de textil caían en picado. El look sport tiene, todavía, mucho tirón y mucho potencial. Y por suerte el target de este tipo de calzado sigue siendo, en su mayoría, bastante marquista. El problema –siempre los hay- es que la moda también apuesta fuerte por este universo y que las marcas deportivas ya no tienen el dominio que tenían hace algunos años. Es más, como hemos dicho, muchas están intentando entrar en el canal moda para poder mantener el ritmo de crecimiento que han llevado hasta ahora. Y eso es bueno para ellas, pero no tan bueno para el canal. El deporte se impone en la calle Como hemos dicho anteriormente, las tendencias en calzado han cambiado espectacularmente en los últimos años. De los clásicos mocasines o zapatos “para ir a trabajar” se ha pasado a un look mucho menos formal y claramente influenciado por el deporte. Las ventas de calzado casual se han multiplicado en los últimos años y las marcas del mundo del deporte no han dudado en potenciar sus líneas más urbanas. Obviamente, la moda no se ha quedado atrás, consciente de que hoy por hoy el consumidor quiere este tipo de calzado. Si alguien tienen un poco de memoria, basta con que recuerde las colecciones que hace apenas una década tenían marcas como Pielsa o Sebago y las compare con las de ahora. El mercado del calzado deportivo o urbano –generalmente tienen mucho que ver, por estilo más que por marca- ha experimentado, insistimos, un fuerte crecimiento en ventas. Y como suele suceder en todos los segmentos, este crecimiento ha venido acompañado de una proliferación –excesiva- de marcas, sobre todo de primer precio. Las gamas bajas siempre han tenido un peso muy importante dentro de esta categoría, y junto al auge de las marcas de los grandes grupos de la moda (Inditex y compañía) se han multiplicado las marcas de calzado “barato”. Tienen un target muy importante, y como el pastel es aparentemente muy grande, la evolución parece lógica. Además, hay que tener en cuenta, no sólo que España es un país que consume mucho calzado –seguramente el que más de toda la unión europeasino, sobre todo, que es un país con una industria del calzado muy fuerte –ahora bastante menos que hace una década-, con muchas marcas nacionales posicionadas con fuerza en el mercado –algunas en el sector deportivo- y que siguen fabricando dentro de nuestras fronteras. Este auge de marcas ha conllevado que, a estas alturas, y desde hace algunos años, no sólo se luche contra las marcas del sector; también hay que hacerlo contra las de la moda (tanto las de primer precio como, sobre todo, por el target del sector, con las de gama media y media-alta). Los detallistas, por si fuera poco, tienen el handicap añadido de que algunas marcas del sector han ganado peso en el canal zapaterías y en el canal moda, con los problemas que ello conlleva, sobre todo ahora que al comercio deportivo le cuesta tanto atraer al consumidor. El comercio deportivo aguanta casi todos los reveses, pero si la competencia crece y se hace fuerte en otros canales –con la complicidad, muchas veces, de sus propios proveedores- el panorama es menos alentador de lo que a priori podría parecer. Es obvio que las marcas tienen que mirar por ellas mismas, y si pueden crecer apostando por otros canales lo harán sin dudar. Al final, lo que cuenta son los resultados, y cuando no se puede –o se cree que no se puede- seguir creciendo en un canal, lo lógico es abrirse camino en otros, sobre todo si son más receptivos que hace apenas una década. Hace 10 o 15 años era muy difícil encontrar calzado deportivo en una zapatería, sobre todo de marcas del sector –salvo adidas, Nike y algunas marcas españolas de primer precio- ahora lo que es complicado es encontrar una zapatería que tenga un buen surtido de calzado formal o clásico. El target marca la oferta y ahora, por muchos contratiempos que ello conlleve, el deporte y el look deportivo, tienen el monopolio en todos los canales. De las pistas a la calle En el artículo que, en este mismo número, dedicamos al calzado atlético, podrán ver cómo, en algunos segmentos, sobre todo en el universo gliss o, en estos últimos años el outdoor, muchos modelos técnicos han acabado convirtiéndose en modelos estrella para el día a día. Y ése es, precisamente, el camino que han hecho muchas marcas para consolidarse en el mundo del calzado no atlético. Intentar determinar cuándo, cómo, quién o por qué el calzado deportivo se impuso en las calles es complejo. Si tuviéramos que “culpar” a alguien, por mucho ímpetu que pongan las marcas de la moda, deberíamos mirar irremediablemente hacia nuestro sector. Es cierto que, al final, la sentencia la dicta la moDesde hace un par de años el consumo ha caído en picado, los brotes verdes siguen bajo tierra, y quienes más han sufrido el ahorro de las familias han sido los productos que no son de primera necesidad, especialmente el textil. El calzado, aunque ha notado el bajón, está sabiendo capear el temporal. Lo atlético gana fuerza y la moda, pese al descenso, se defiende. Para muchas tiendas el calzado casual ha sido un salvavidas, un clavo ardiendo al que agarrarse cuando las ventas de textil caían en picado. La recesión del consumo se ha notado, pero el look sport tiene, todavía, mucho tirón y mucho potencial en el mundo del calzado.

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