Economía colaborativa Existen cada vez más ejemplos de modelos de negocio en los que un fabricante, una marca, propicia la co-creación de alguno o muchos de sus productos junto a sus consumidores. Esta figura denominada prosumer, híbrido entre productor y consumidor, empieza a jugar un papel importante en muchos sectores. Podemos encontrar, por ejemplo, a la empresa francesa Myfab (www.myfab.com) que, valiéndose de la enorme capacidad de Internet, somete sus futuros productos a votaciones online para terminar produciendo los más votados, diferenciándose claramente de su gran competidor sueco IKEA. Otro buen ejemplo son las camisetas de Threadless (www.threadless.com), con una comunidad muy potente y diseños creados por cada cliente. Y como representación sectorial de esta tendencia podemos encontrar a Munich Myway (www.munichmyway.com), donde se puede personalizar el famoso modelo Gresca en múltiples combinaciones de color. Resulta que es más que evidente el enorme potencial del crowdsourcing, palabra anglosajona que define los ejemplos anteriores. Y aquí se inicia mi planteamiento… ¿por qué no se aplica esto en la relación proveedordetallista para desarrollar productos más exitosos? Soy consciente de que es difícil la ruptura de los tradicionales límites de ‘espacio y tiempo’, pero la tecnología ha propiciado que las cosas avancen muy rápido, y la paradoja es que los detallistas también son consumidores y al mismo tiempo conocen a sus clientes. Imaginemos que puedan participar activamente, ya no en el desarrollo de una colección, sino en una preselección online de los muestrarios. ¿Cuántas muestras se ahorrarían de producir las marcas si ya se realiza esta preselección de las colecciones? Existe una palabra muy española para definir la cuestión y no es otra que DISCERNIR: “Distinguir y diferenciar por medio de los sentidos o de la inteligencia una cosa de otra u otras, especialmente el bien del mal”. Si verdaderamente queremos avanzar como sector debemos confiar también nuevas responsabilidades al detallista para reinventar determinados procesos, para evolucionar hacia un modelo colaborativo que además de negocio nos aporte valores diferenciales. Acabamos de ganar a Alemania en las semifinales del Mundial con una demostración de trabajo en equipo, de confianza, de humildad, de respeto y de deportividad que nos puede servir de ejemplo para ir a por todas en nuestras relaciones marca-detallista. ¡¡¡Podemos!!! Andrés de la Dehesa (adehesa@sportmas.com)
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