TradeSport 178 - Junio 2010

cer palabras como sportwear, sportstyle, lifestyle o sportlife style. La necesidad de diferenciar estilos y, también, tipologías de tiendas donde pudieran encajar, forzó a muchas marcas y al mundo de la moda y el deporte a establecer diferencias-aunque no las hubiera- entre colecciones, y lo que empezó conociéndose como moda deportiva (ropa informal, para el día a día, con un claro look deportivo) se había segmentado en un sinfín de categorías cuyas diferencias, insistimos, eran a veces imperceptibles. Desde la moda se empeñaban, y se empeñan, en utilizar aquellos anglicismos donde la palabra sports está omitida –básicamente lifestyle- y desde el deporte, en cambio, se hacía hincapié en ella (menos cuando el objetivo era entrar en el canal moda). Esta dualidad, y el auge de la moda deportiva, han marcado el ritmo y el devenir del sector en los últimos años. Para bien y, sobre todo, para mal, porque las tiendas cambiaron radicalmente en oferta y concepto creyendo que el poder de la moda deportiva sería eterno. Y cuando las cosas han comenzado a ir mal, y el consumo ha caído en picado, el deporte, como la moda, se ha pegado un fuerte batacazo. Y no son los productos atléticos los que casi se regalan en las tiendas: es el llamado sportwear. La moda ha dado unos buenos años al sector, pero por culpa de ella, ahora se está sufriendo. Las tiendas que no han renunciado a sus orígenes, están aguantando el chaparrón gracias, sobre todo, al material atlético, mientras que quienes han llenado sus comercios de moda, dejando de lado el material deportivo, lo están pasando mal porque no tienen margen –ni producto- para equilibrar las pérdidas. El problema es que las estrategias de muchas tiendas multideporte de dejar de lado lo atlético ha reforzado al comercio especializado y ahora es muy complejo volver a ganarse al deportista, acostumbrado, desde hace algunos años, a comprar el material en una tienda especializada. De todas maneras, tampoco conviene caer en el más absoluto de los pesimismos. Es cierto que muchos comercios se han equivocado y que lo están pagando, pero no menos cierto es que es un poco tarde para cambiar e intentar volver a los orígenes. Una tienda no puede ir dando volantazos en función de cómo vaya el mercado. Tiene que definir una identidad. Un estilo. Quienes apostaron por la moda deportiva y sobreviven, tienen que aguantar. Las cosas van a cambiar, y de la misma manera que las ventas han caído en picado cuando las cosas han ido mal, también parece lógico que vuelvan a dispararse cuando se supere el bache. Y quienes hayan sobrevivido a la tormenta, estarán en primera línea para aprovechar el fuerte repunte del consumo –sobre todo de moda y moda deportiva- que habrá dentro de pocos meses. Esperemos. MODA SÍ, PERO DEPORTIVA Por mucho que le pese a la moda, y aunque desde ese bando se insista en marcar fronteras con el deporte, el germen de este nuevo estilo de vestir –que ha construido, también, un estilo de vida- hay que buscarlo en el deporte. Que lo disfracen como quieran pero, al final, por muchos nombres que se quieran poner, si intentan parecerse al deporte, son deporte. Da igual si se llaman Hagan o Cruyff. Son zapatillas deportivas. Se venderán sólo en tiendas de moda, vale, pero cuando uno las ve, piensa en deporte. Otro tema es aceptar esta evidencia, como han hecho algunas marcas, que a pesar de haberse posicionado en el canal moda con líneas claramente deportivas, jamás han renegado de este origen. Al contrario. La moda haría bien, en este sentido, de dejar de obsesionarse por marcar tantas distancias con el deporte. Entre otras cosas –o, sobre todo- porque nunca le va a hacer sombra. Puede que algunas marcas de nuestro sector hagan el camino de la calle a la pasarela. Puede que, incluso, sean bienvenidas en el universo de la moda más fashion, pero, también para el deporte, la moda siempre será moda y el deporte siempre será deporte. Y también, el deporte, haría bien en tener muy claras las diferencias. La moda tiene muchas cosas buenas, pero también tiene muchas cosas malas, sobre todo en su idiosincrasia: la moda es moda, y como viene, se va. Al final, unos y otros vendemos lo mismo; ropa con estilo deportivo. Seguramente el tarjet no es el mismo –aunque pueda converger en algún punto-, pero la oferta se enQuienes apostaron por la moda deportiva y sobreviven, tienen que aguantar. Las cosas van a cambiar, y de la misma manera que las ventas han caído en picado cuando las cosas han ido mal, también parece lógico que vuelvan a dispararse cuando se supere el bache. Y quienes hayan pasado la tormenta, estarán en primera línea para aprovechar el fuerte repunte del consumo –sobre todo de moda y moda deportiva- que habrá dentro de pocos meses. Esperemos. ts39

RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx