TradeSport 177 - Mayo 2010

ts22 La factura del banco Uno abre el periódico, y de repente, entre crisis, paro y agencias de rating, se topa con un buen titular: “Visa rebaja sus comisiones interbancarias”. Pero al avanzar en la lectura, las esperanzas se desvanecen, ya que la noticia se circunscribe a los pagos transfronterizos que se realicen en Europa, pero no a los pagos nacionales, al menos no en nuestro país. Además esta rebaja de Visa es producto del temor a una posible multa de la Comisión Europea -quien ha manifestado sus quejas acerca de las comisiones desproporcionadas y potencialmente contrarias a la libre competencia, y no a una propuesta por la competitividad. El movimiento de Visa supone una salida adelante para evitar problemas, aunque eso suponga reducir su margen de beneficio, pues su propuesta muestra su disposición a fijar en un 0,20% el tipo promedio máximo en estas operaciones, lo que supone una rebaja del 60% en las operaciones domésticas y del 30% en las transfronterizas. Sin embargo, la propuesta no vincula a todos los países en sus pagos nacionales o domésticos europeos, y sólo Grecia, Hungría, Islandia, Irlanda, Italia, Malta, Suecia, Luxemburgo y Holanda reducirán sus tasas interbancarias nacionales. En el resto, los bancos locales seguirán fijando esta tasa para los pagos domésticos, lo que puede suponer la paradoja de que sea más cara la Comisión que se cobra por un pago nacional que por un pago transnacional, circunstancia que ya se ha producido con anterioridad. En mi opinión, debe de ser muy difícil explicar por qué un pago nacional puede ser más caro que uno transfronterizo. Sin embargo, en España, la banca parece tener facilidad para explicar estas y otras cuestiones, y recibir la comprensión del Gobierno de turno, ya sea permitiendo un coste mayor para los españoles o aportando la financiación o el apoyo económico que estos bancos niegan al empresariado español. El caso es que en España, a pesar de ser el país con más tarjetas per cápita de Europa, según los datos del Libro Azul de los Medios de Pago del Banco Central Europeo, nos quedamos fuera de la decisión de Visa Europa en los pagos domésticos. Y, además, los bancos españoles no han manifestado su voluntad de aplicar esta medida y contribuir, así, a rebajar la presión inflacionista que supone esta tasa y beneficiar la reactivación de la Economía. De todas maneras, la posición de los bancos españoles tampoco tiene que sorprender a nadie, vista su actitud en los dos últimos años con respecto a la sociedad. Los medios de pago (tarjetas) suponen una de las partes más importantes de la estructura de ingresos de servicios de las entidades financieras -seguramente la mayor-, tanto por el alto número que han puesto en circulación (más de 70 millones de tarjetas con su correspondiente cuota anual), como por las comisiones que cobran (en 2009 elevaron las comisiones por tener tarjetas de débito un 7,9% de media y un 6,5% de media en su modalidad de crédito, según datos del Banco de España), los costes npor retirada de efectivo en cajeros (España es el país europeo con la red de cajeros más densa) o la tasa que pagan los comercios (España también es el país con la red de TPV más densa de Europa, con un número en torno a 1,5 millones). Con todos estos datos parece extraño que, aplicando las “cacareadas” economías de escala, no sea España el país con menores costes para los usuarios de las tarjetas, ya sean consumidores o comercios. En nuestro país, auspiciado por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, contamos con un Acuerdo para fijar las cuantías máximas de las tasas interbancarias, un acuerdo que también fue fruto del temor de las entidades bancarias a una multa por razones de competencia (que de este modo alcanzaron la seguridad jurídica para seguir desarrollando su negocio). Según el mismo, las tasas máximas para el 95% de las empresas (aquellas que facturan por este medio de pago entre 0 y 100 millones de euros) son del 0’79% en el caso de las tarjetas de crédito y de 0,35% en las de débito. Ésta es la tasa interbancaria, que no la tasa de descuento que paga el comercio, que será mayor para asegurar el beneficio de la entidad. Como se puede observar, nuestro acuerdo español está lejos, muy lejos, de la propuesta de Visa Europa. Sinceramente, creo que ha llegado el momento de que las Administraciones, ya sean europeas o nacionales, dejen de hacer genuflexiones ante la banca y le obliguen a limitar su voracidad. No podemos asumir que en el momento actual, en el que las innovaciones tecnológicas y la automatización de procesos permiten abaratar los costes, las operaciones bancarias continúen cobrando unos “royalties” del siglo XX. Igualmente, la banca debe asumir que las tarjetas de débito son actualmente el papel moneda, por lo que deberían rebajar el coste de las comisiones y tasas para comerciantes y pensar en un coste cero, independientemente de que éstos decidan no aplicar recargos a los clientes que opten por pagar con tarjetas, a pesar de que la aprobación reciente de la nueva normativa de medios de pagos abra esa posibilidad. Para finalizar, no debemos olvidar que, con la subida del IVA, el Banco se llevará su parte. Y ésta es otra de las muchas incongruencias del sistema, ¿Cómo se puede cobrar un porcentaje de la cantidad que el comerciante recauda para el Estado? [ o p i n i ó n ] Creo que ha llegado el momento de que las Administraciones, ya sean europeas o nacionales, dejen de hacer genuflexiones ante la banca y le obligue a limitar su voracidad y a dejar de cobrar royalties del siglo XX CARLOS GRANDE Secretario general de andad fotomadrid.com

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