TradeSport 175 - Marzo 2010

ESPECIAL FITNESS En estos últimos años, el fitness ha sido uno de los segmentos del sector que más ha cambiado. Y no precisamente para bien. En la última década, el concepto de fitness se ha difuminado por completo y, hoy por hoy, es muy complicado establecer que productos pertenecen a este segmento y qué productos no. Parte de la culpa de esta transformación la ha provocado el cambio que, también, han experimentado los gimnasios. La aparición de múltiples nuevas modalidades y la fuerza que han ganado aparatos como la cinta de correr o las bicicletas de spinning, ha provocado que muchos de quienes acuden al gimnasio, y que hace una década sí compraban artículos de fitness, hoy lo hagan con zapatos de running, de bike o, simplemente, con modelos versátiles más cercanos al casual o al walking que lo que, en su día, pudiera llamarse fitness. Y aquí viene el dilema. ¿Son practicantes de fitness-deportes de gimnasio o hay que sumarlos a la lista de quienes practican running o bike? ¿A qué segmento hay que atribuirle las ventas? Otro aspecto importante para darse cuenta de este cambio lo encontramos en la propia definición del fitness. Si hace unos años el 90% de la gente lo asociaba a deportes de gimnasio, hoy el nombre ha adquirido una trascendencia mucho mayor. Seguramente por estrategias de marketing de algunos gurús pero, también, por los nuevos hábitos deportivos que imperan en la sociedad y por un cambio importante que se ha dado en la llamada cultura del bienestar. De los steps de gimnasio hemos pasado a una larga lista de modalidades –dentro y fuera del gimnasio- que se estructuran bajo el paraguas del llamado wellness, otro anglicismo que ha cambado por completo el universo del fitness, tanto en identidad como, sobre todo, en definición. Este cambio, lejos de ser anecdótico y, sobre todo, lejos de beneficiar al segmento fitness, ha sido determinante para diluir completamente la vieja definición de este segmento. A la misma velocidad que se transformaba el viejo concepto de fitness, crecía el número de practicantes. Seguramente su estrecha vinculación con el concepto wellness, tan de moda en los últimos años, y la creciente obsesión –afortunadamente- de mucha gente por, al menos, mantenerse en forma, ha provocado este boom, uno de los más importantes de todo el sector, a la altura del que ha experimentado el running en los últimos dos años. Es innegable que este auge de practicantes obedece a un cambio radical en los hábitos de vida, de consumo y, también, de práctica deportiva, de la gente. El trabajo gana terreno al ocio. El estrés también. Y poco a poco la gente se va dando cuenta de que hacer deporte es una válvula de escape perfecta. Por lo que aporta a nivel de salud y porque es relativamente accesible –según qué modalidades-. No todo el mundo puede irse a esquiar el fin de semana para desconectar. Y tampoco a todo el mundo le gusta salir a correr o en bici por la ciudad o por sus alrededores. Para muchos, la mejor alternativa para hacer un poco de deporte es apuntarse al gimnasio. Harán pesas, steps, piscina, cinta, remo o spinning, pero harán deporte. La cuestión es quemar adrenalina y/o ponerse –o mantenerse- en forma. Y aquí entra en juego el llamado wellness, mucho más poderoso que el viejo concepto de fitness. Lo importante es el bienestar. Físico y psicológico. Y lo que logra el concepto wellness, en definitiva, es aunar salud y deporte y “promover” la práctica deportiva como condición indispensable para estar bien emocionalmente. A todo esto hay que añadir, además, el protagonismo que ha adquirido la mujer en la sociedad y, también, en el deporte. Los índices de mujeres que hacen deporte siguen siendo bastante bajos, sobre todo en determinadas modalidades, pero sí es cierto que han sido las mujeres las que han propiciado el boom del fitness. Son las que más acuden al gimnasio, las que más se preocupan por su aspecto y, sobre todo, en las que más ha calado la filosofía del wellness. Además, en su día, fueron ellas las que propiciaron el cambio radical que han experimentado los gimnasios, que se adaptaron con mucha rapidez a los cambios sociales y supieron captar a la mujer ofreciéndole lo que buscaba y necesitaba y dejando atrás la excesiva masculinidad que rezumaban la mayoría de ellos. A corto y medio plazo no parece que las cosas Muchas marcas siguen apostando por este segmento. Algunas, sobre todo las especialistas, ganan cuota año tras año apostando por la tecnicidad y especialmente, por el diseño. El home-fitness y algunos accesorios crecen considerablemente. Pero a pesar de todo esto, y de que el fitness es una de las modalidades que más ha crecido en practicantes en los últimos 10 años, las ventas de textil y calzado siguen cayendo año tras año. ¿Por qué? Básicamente porque el fitness ha cambiado mucho en los últimos años y hoy en día es casi imposible establecer qué artículos pertenecen a este universo y cuáles no. El fitness sigue descolocado Viendo el aumento de practicantes, lo lógico es que el segmento hubiera experimentado un fuerte crecimiento de las ventas de los artículos vinculados al universo del fitness. Nada más lejos de la realidad: el fitness es, desde hace años, el mejor ejemplo para demostrar que no siempre el crecimiento en practicantes implica un crecimiento de las ventas. ts26

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