que tener en cuenta que las cosas cambian considerablemente en función de la edad y el sexo del Niño. Así, en los primeros años, a unos y a otras les importa muy poco la marca. Ellos seguramente preferirán ropa deportiva y ellas, en cambio, ropa más “formal”. Muchas veces es cosa de los padres, pero desde pequeños, los niños son un target mucho más afín al canal que las niñas (aunque en ambos casos, las compras en cadenas de moda infantil son infinitamente superiores a las del canal deporte). Con la edad, los niños tienen pasión por ciertas marcas deportivas. Poco les importa vestir todos los días con artículos deportivos. Al contrario. Sin embargo, las niñas, sobre todo a partir de los 7 u 8 años, no tienen ningún interés por las marcas deportivas. Seguramente ni siquiera anhelan ninguna de estas marcas cuando tienen, por obligación, que comprar material atlético. Para el día a día no quieren ropa deportiva. Si no hay más remedio se ponen un chándal –que seguramente habrán adquirido en una tienda de moda infantil- y unas zapatillas. Pero luego, de marcas deportivas ni oír hablar. Máximo unas zapatillas que les gusten. Y no por la marca. No es animadversión, pero Zara y compañía son una competencia invencible. Por estética y por precio. Las cosas vuelven a torcerse cuando se hacen mayores y entran en la adolescencia. Tanto en ellos como en ellas –aunque en menor medida-, la marca gana peso, y sus preferencias, generalmente, se dirigen hacia la moda, sobre todo en textil. De todas maneras, también es cierto que hay determinados segmentos, y determinadas marcas, que han sabido despertar el interés de este target, uno de los más importantes, por volumen y gasto, que tiene actualmente el sector. Pero como hemos dicho, ese es un tema a parte. MENOS DEPORTE Y MÁS SOFA Otro motivo que justificaría el poco peso que aún tiene el Niño es la caída en picada de la práctica deportiva en esta franja de edad. Si con la Mujer hablábamos de un lento pero regular aumento de mujeres que hacen deporte, con Niño pasa justo lo contrario. Los niños ya no juegan a fútbol o a baloncesto en horario extraescolar –en el cole no tienen más remedio que hacerlo; ahora juegan a la Play, miran la tele o, incluso, chatean –yo, que recuerde, no usé un ordenador hasta los 15 años…-. Y lógicamente, ello repercute directamente en las ventas de material deportivo. En el presente y, también, en el futuro, porque el porcentaje de niños que no hacen deporte y que luego, en la adolescencia o la madurez comienzan a hacerlo, es bastante bajo. Y más allá de preguntarse qui´´enes tienen la culpa –yo lo tengo claro-, este sedentarismo tiene graves consecuencias, no sólo para el sector, que al fin y al cabo “sólo” pierde ventas, sino, sobre todo, en lo que a salud se refiere. El deporte no es una actividad para aprender a competir ni para crear deportistas de élite; es una práctica que incide directamente en la personalidad de los más pequeños y que fomenta valores que van mucho más allá del simple hecho de ganar. Muchos padres sólo quieren hijos campeones, y si ven que no lo conseguirán, no poSi con la Mujer hablábamos de un lento pero regular aumento de los índices de práctica deportiva, con Niño pasa justo lo contrario. Los niños ya no juegan a fútbol o a baloncesto en horario extraescolar; ahora juegan a la Play, miran la tele o, incluso, chatean. Y lógicamente, ello repercute directamente en las ventas de material deportivo.
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