TradeSport 171 - Noviembre 2009

[ DISTRIBUCIÓN ] R.B. Redacción El comercio deportivo y, en general, todo el sector, está sufriendo las consecuencias de la crisis económica mundial, aunque seguramente el varapalo no está siendo tan grave como el que han tenido –y tienenotros sectores, principalmente porque el deporte ya estaba en pleno bache cuando comenzó la recesión económica que precedió a la crisis actual. Hace años que el deporte navega en aguas revueltas. La época dorada acabó y la inercia de esos años también. Muchos comercios y algunas marcas traicionaron su esencia, apostando por la moda y dejando de lado lo atlético. Y la moda, como moda, se acabó. La crisis ha provocado un cambio brusco en los hábitos de consumo, y la moda ha sido uno de los grandes damnificados. La obsesión por la moda deportiva, una categoría que muchos vieron como la salvación en un momento en que lo técnico estaba de capa caída –con índices de práctica, simplemente, lamentables- provocó un cambio drástico en el panorama de la distribución. A medida que las tiendas multideporte dejaban de lado lo técnico, Decathlon se hacía fuerte en su terreno –material atlético de primer precio- y el comercio especializado empezaba a ganar cuota y a fidelizar al deportista habitual y, también, a un porcentaje importante de los practicantes ocasionales. Con la moda en declive, y en plena crisis económica, la tienda multideporte comienza a darse cuenta de que las posibilidades de sobrevivir pasan por la especialización. En uno, en dos o en varios segmentos, pero especializándose. Incluso puede hacerlo en moda deportiva, pero en cualquier caso el “poco de mucho” ya no tiene futuro. Y menos en zonas donde el comercio especializado está consolidado. En este contexto, es obvio que quienes más están sufriendo son las tiendas multideporte. Algunos dirán, convencidos, que dentro de este grupo hay que diferenciar independientes y asociados, pero la realidad, por mucho que pese a algunos, es que hoy por hoy estar asociados a según que grupos o centrales, no garantiza absolutamente nada. Al contrario, seguramente quienes más insisten en que unirse a ellos es una garantía de futuro son los que, por su volumen, peor están afrontando las crisis –la del deporte y la económica-. ASOCIARSE O NO ASOCIARSE, ÉSTA ES LA CUESTIÓN El bajo margen siempre ha sido uno de los males endémicos del sector. Con los márgenes con los que se trabaja es complejo afrontar con ciertas garantías las épocas de recesión y crisis. Y si, además, se entra en una agresiva guerra de precios, con el objetivo único de liquidar el stock sea como sea, las cosas aún se complican más. Un porcentaje muy alto del comercio deportivo tradicional ha decidido sacrificar margen para ganar volumen de ventas, poniendo en entredicho –todavía más, si cabe- la rentabilidad del comercio deportivo. Y con este contexto de fondo, el debate gira entorno a cómo ganar margen. Hay mil fórmulas; desde no entrar en guerras de precios hasta saber aprovechar que somos un sector muy marquista… y vender marca. Otra opción que, a priori, podría ser interesante para recuperar parte del margen, es asociarse a una central o grupo de compras. Sobre la conveniencia o no de hacerlo hay opiniones contrapuestas. Desde los grupos, lógicamente, se insiste en que para muchos pequeños detallistas la única alternativa para sobrevivir es el asociacionismo. Para los independientes que no quieren ni oír hablar de convertirse en socios, es como vender el alma al diablo. Posturas confrontadas que nos llevan a preguntarnos: ¿Es realmente esta fórmula la mejor para salir del bache y mejorar la rentabilidad de nuestra tienda? Si tenemos en cuenta cómo está segmentada la distribución, con un porcentaje cercano al 50% de tiendas independientes, parece claro que se puede tirar adelante sin estar bajo el paraguas de una central o grupo. Eso no significa, sin embargo, que asociarse a un grupo no comporte muchos beneficios. Sobre todo para determinados perfiles de detallista... y en según qué grupos. En definitiva, la decisión dependerá mucho de los objetivos que tenga cada detallista y del tipo de grupo que elija. Eso sí que será determinante. Actualmente la distribución española cuenta con una larga lista de grupos de compra, algunos más regionales y otros con tiendas distribuidas por toda la península. La mayoría de ellos siguen basando su estrategia en sumar socios para ganar volumen y obtener mejores precios, pero en los últimos años alguno de los grandes grupos ha evolucionado radicalmente hacia nuevos modelos, alejándose completamente de sus orígenes. Este nuevo rumbo, que inicialmente no estaba contemplado en las estrategias de estos grupos, está generando muchas controversias a nivel sectorial pero, sobre todo, a nivel interno, pues cada vez hay más socios que desconfían del modelo. Los motivos que han propiciado este cambio son, hasta cierto punto, lógicos. Han crecido tanto que han acabado construyendo una estructura muy pesada y, sobre todo, muy costosa de mantener. Mueven volúmenes ingenGrupos y centrales de compra están viviendo la crisis de una forma muy dispar. Los pequeños, con estructuras más ágiles, ganan cuota poco a poco; los grandes, más pesados, sufren. Centrales y Grupos: elefantes y escarabajos ts68 En el mundo empresarial hay una lógica que se suele cumplir casi siempre: los más grandes son los que más partido sacan de los tiempos de bonanza y son los que más sufren cuando las cosas se tuercen. El que más vende es el que más pierde. Hay excepciones, pero suele ser así. Y en los grupos así ha sido Base es una de las grandes centrales de compras nacionales

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