Del ‘súper consumismo’ al ‘yo se lo vendo más barato’ En los últimos meses se han ido pinchando muchas burbujas míticas; primero la inmobiliaria, después se pinchó la burbuja del automóvil, y luego le ha ocurrido lo mismo a otro de los principales motores de nuestra economía, el turismo. Los productos y servicios más afectados están siendo el gasóleo, los combustibles, los equipos fotográficos, informáticos, telefónicos, el aceite, las prendas de vestir... Se trata de caídas sin parangón, a las que productores y comerciantes están respondiendo con un alud de descuentos y promociones igual de inéditos. No podemos denominarlos rebajas, porque evidentemente las rebajas son periodos concretos y legislados. Son descuentos, ofertas, saldos, dos por uno y todo tipo de reclamos para intentar estimular una demanda que se ha transformado en ahorro familiar. Parece que todos los sectores se han puesto de acuerdo al unísono en que no les queda otra opción que persuadirnos de que compremos reduciendo los precios o fraccionando los pagos hasta el infinito. Así, quizá, se mitigue el deterioro del comercio minorista, que no para de retroceder cada mes respecto al mismo mes del año anterior. En el caso más concreto del sector de artículos deportivos y su marquismo existe un serio problema, ya que resulta difícil hacer creer que lo que ayer nos costaba 100 euros, hoy vale 70 euros. La susceptibilidad empieza a apoderarse de los consumidores, cobrando conciencia de que en muchos casos el precio que pagan por los productos que compran no es por su calidad, sino puramente por la imagen. Empiezan a oírse voces especializadas respecto al peligro que se corre con la ruptura de los sueños depositados por el consumidor en las marcas de más alto nivel. Si bien es cierto que, en algunos casos, competir en precio se ha convertido en una cuestión de supervivencia, y que hemos vuelto a ver anuncios en televisión de sopas de sobre Gallina Blanca o Knorr que hacía años que no se emitían, o menús a siete euros en las grandes ciudades, o incluso medios menús por menos todavía, esta crisis va a propiciar que los consumidores se replanteen sus modelos de consumo y con total seguridad muchos dejarán de lado lo superfluo, los caprichos, abocándonos a un nuevo modelo comercial en el que tanto las marcas como los detallistas deberán trabajar más unidos. Ojo, Decathlon no está haciendo la campaña actual en televisión porque sí, sabe perfectamente donde nos duele: “la tecnicidad no es una cuestión de precio”. Andrés de la Dehesa (adehesa@sportmas.com) El efecto amplificador de nuestros clientes Los expertos en medios sociales han bautizado a los diez primeros años de Internet como “de sólo lectura”. Se creaban páginas Web para dar imagen de empresa, colgar catálogos de productos e insertar banners que anunciaran productos, e incluso los más osados vendían algo por la Red, siendo nuestro papel de puros receptores. En los últimos años se ha desarrollado un nuevo rol y hemos pasado de ser meros espectadores a tener un protagonismo transcendental. Ya hemos hablado desde estas líneas de Redes Sociales, hoy perseguimos un objetivo más concreto, más próximo a marcas y detallistas. Queremos que nuestros clientes hablen de nosotros en Internet y lo hagan lo antes posible, y mejor aún si hablan bien. Personalmente conozco tres ejemplos sectoriales. Por una parte, el detallista malagueño FootSport ya ha creado su propia estrategia en Facebook, donde comparte casi a diario información de interés con sus fans. Por otra, dos marcas españolas también en Facebook: Laken, que con su Let’s Flow abandera conceptos vinculados a la sostenibilidad, y Munich que ya tiene más de 8.000 fans. El marketing teórico siempre sostuvo que un cliente insatisfecho comunicaba su insatisfacción a una media de diez personas, pero indudablemente esta cifra se ha quedado muy obsoleta ya que con las nuevos medios sociales, que van desde un Blog personal hasta las más que famosas redes sociales ya mencionadas (Facebook, Twitter…), un cliente descontento puede llegar a diez millones de personas en muy poco tiempo. El objetivo es lograr que nuestros clientes se relacionen con nosotros y entre ellos de forma fluida, utilizando estos nuevos sistemas de comunicación multidireccional. Para ello es necesario definir una sencilla y clara estrategia de comunicación, coherente con la tipología de marca o comercio que tengamos (por ejemplo: Laken-Cantimploras-Agua-Ecología), y dedicarle de forma más o menos continuada un cierto tiempo para mantener vivo el interés de los receptores. Una vez más, estar presente es gratis, como ya os explicamos en el ejemplo de los Blogs. Aunque para aquellos que dispongan de más recursos, ya hay empresas especializadas que te facilitan estos servicios y te gestionan tu espacio en la red social. Tú eliges.
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