tiempo estimado de lectura por pág. >>> 4min. TUTTI FRUTTI ROCCO PUIG. EL ROCKERO DEL SECTOR http://roccopuig.blogspot.com - roccopuig@gmail.com “Portes, Flejes y Embalajes”. Esto era lo que hace 30 años nos cobraban nuestros proveedores. No sólo eso, sino que estos mismos tenían subdistribuidores en las mejores provincias de España. En aquel momento todo eran intermediarios: el producto llegaba tarde, teníamos que pagar al contado y, sobre todo, comprábamos producto, no marcas. Además, toda la producción era “made in Spain”… El sector evolucionó y aparecieron los distribuidores de marcas europeas y americanas, con productos que en nuestro país no se podían encontrar y de segmentos tan diversos como el esquí, el outdoor o el fitness. Con el tiempo, algunos de estos distribuidores se han sabido segmentar (incorporando marcas del mismo segmento que, perfectamente, pueden convivir) y se han profesionalizado (con Product Managers que nos aleccionan con clinics y nos hablan de las virtudes del producto). Sin embargo, también hay otro grupo, al que yo le llamo los “Tutti Frutti”. Se trata de distribuidores que llevan marcas muy diferentes, de distinto pelaje. Nos cuentan que esa marca es la bomba en Italia o que en Alemania es la leche, pero al final, siempre acaban dejando su distribución. Para colmo, el mismo comercial lleva los mismos clones, con los mismos precios, y tiene una zona de venta inmensa: puede vender desde Sevilla a Puigcerdà. Y por si fuera poco, además de comercial, hace de formador, de Product Manager y hasta de consultor. Los Tutti Frutti nos desgastan la paciencia, la credibilidad de los productos y, sobre todo, nos quitan la rotación. Nos hacen hacerles un espacio en nuestro difícil presupuesto, y a la siguiente campaña, igual ni se acuerdan de nosotros. Nunca nos llegan los catálogos a tiempo, y siempre, siempre, es culpa de la Casa Madre de turno. Para colmo, cuando vamos a las ferias internacionales, nos damos cuenta de que nos han enseñado una colección minúscula, pues la han reducido para ahorrar costes. Y lo han hecho sin contar con nosotros, los compradores, que somos lo más importante. Cuando a nuestro afamado Tutti Frutti se le exponen todos estos problemas te contesta con evasivas dignas de estudio, como “está en estudio”, “no entra dentro de nuestros planes” o “debo consultarlo con Alemania”. Vamos, que no toman ninguna iniciativa ni podemos esperar que inviertan nada en la marca. Ni en publicidad, ni en comunicación… ni en nada de nada. Nuestros amigos, reyes de la macedonia del deporte, desaliñada, sin azúcar y con un colesterol altísimo, no tienen suficiente con maltratarnos; además cambian de marcas como el que cambia de camisa, no se hacen cargo ni de abonos ni de reclamaciones, y nos inflan los problemas sin solucionar nada. Estoy convencido de que, de la misma manera que el sector evolucionó, los Tutti Frutti tienen un futuro muy difícil. De la misma forma que hemos pasado del subdistribuidor español con “Portes, Flejes y Embalajes” a la agilidad de las transacciones internacionales y a la moneda única, los amigos del Tutti Frutti están condenados a desaparecer o, en el peor de los casos, a convertirse en Agentes Generales, dejando que la Casa Madre asuma todas las responsabilidades directamente. Señores del Tutti Frutti, les recomiendo que se pasen al sector de la moda y mantengan la misma política de negocios. A los amigos de la moda no les hará falta llegar al postre... Cuando no ha terminado la tormenta política por la nueva regulación del comercio, el Banco de España publica un informe sobre la evolución de la regulación de la distribución minorista en España, reconociendo que las comunidades autónomas han ido endureciendo sus criterios con el paso del tiempo. El documento señala que diferentes organismos internacionales han puesto sobre la mesa la extensa regulación del sector en España y apuntan a que buena parte de esta regulación está vinculada a las grandes superficies y a los criterios que las definen, que han ido endureciéndose a lo largo de la última década. Alrededor del año 1997 el criterio para considerar a un establecimiento como gran establecimiento comercial solía basarse en un número determinado de metros cuadrados, una década después lo habitual -si se exceptúa Cantabria, Galicia y Principado de Asturias- es que el criterio sea múltiple, explica el informe. Pero no sólo hay disparidad de normativas en función de cada Comunidad Autónoma, sino que además la consideración de gran superficie difiere de cuál sea la población del municipio donde ésta pretenda instalarse, así como del número de trabajadores del establecimiento, como sucede en Baleares, o del número total de establecimientos de la cadena comercial en cuestión. El informe del Banco de España enumera la media de metros cuadrados que valora cada comunidad para definir qué es una gran superficie comercial, poniendo de manifiesto la falta de consenso. Mientras que Asturias, Galicia o Cantabria optan por el tope máximo que hasta ahora marcaba la ley en 2.500 metros cuadrados, en Madrid es de 2.428, en Cataluña se reduce a 1.775 y Baleares y la Comunidad Valenciana lo rebajan hasta una media de 987 y 787 metros cuadrados, respectivamente. Junto con la superficie, el informe señala la existencia de moratorias comerciales, es decir, la prohibición de establecer grandes superficies por un determinado periodo de tiempo. Por ejemplo, ésta se ha aplicado en Andalucía, Baleares, Cantabria, Castilla y León, Cataluña, Navarra, País Vasco o Asturias. El informe publicado por el Banco de España apunta que una mayor regulación está asociada a una mayor inflación, una menor ocupación en el sector y una mayor densidad comercial. En este último caso, matiza, con la excepción de los hipermercados para los que la disminución del grado de regulación se relacionaría con un mayor número de hipermercados por habitante. La diferencia de criterio entre autonomías es especialmente significativa teniendo en cuenta que son las comunidades autónomas las que van a seguir teniendo la última palabra en la regulación de las grandes superficies. A finales de abril, el Consejo de Ministros dio luz verde al anteproyecto de ley de comercio minorista que, si bien elimina el concepto de segunda licencia comercial, la que hasta ahora conceden las autonomías, deja en manos de éstas la definición de gran superficie. Desde entonces, las partes afectadas, súper, híper y pequeño comercio, así como la Comisión Nacional de Competencia, CNC, tratan de matizar en sus informes de alegaciones el proyecto del Ejecutivo. El texto definitivo de la nueva ley de comercio, tras pasar por el Consejo de Estado y volver al Consejo de Ministros, verá la luz antes de que concluya junio. El sector cree que, de salir tal y como está redactado, será una oportunidad perdida ya que esconderá bajo el paraguas de las razones urbanísticas y medioambientales lo que en realidad es una regulación de licencias por motivos económicos. Una razón que la Directiva de Servicios de la UE, que ha obligado la nueva regulación comercial, prohíbe. El BE publica un informe sobre la evolución de la regulación de la distribución minorista en España ts5
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