TradeSport 167 - Junio 2009

deportiva, pero el modelo de tienda “de todo un poco” está completamente desfasado. Y eso, la moda, lo ha sabido ver hace tiempo. AL FIN Y AL CABO, ES DEPORTE Los gurús del marketing y los empresarios de la moda pueden llamarle como quieran. Ponerle los nombres que más les convenzan y, si hace falta, atribuirse cualquier mérito de su auge, pero la realidad, al final, es que todas estas tendencias, desde el sportwear más puro –el de las marcas deportivas-, hasta el look sport más exclusivo, convergen en un mismo punto. O mejor dicho, en un mismo origen: el deporte. Una sudadera Hacktett, por poner un ejemplo, es Hackett, pero también es una sudadera. Tiene un vínculo, lo quiera o no, con el deporte. Eso nadie lo puede negar. La moda haría bien en dejar atrás los prejuicios que tiene hacia el deporte. Y debe hacerlo por varias razones. Una, la básica, porque lo está explotando sobremanera. Pero también porque se han visto chándals en las pasarelas y resulta un poco cansino que insistan en distanciarse del deporte. Además, y eso sea quizás lo más sorprendente, no hay razón alguna para que la moda recele del deporte. Nunca les va a hacer sombra. Puede que algunas marcas de nuestro sector hagan el camino de la calle a la pasarela. Puede que, incluso, sean bienvenidas en el fantástico universo de la moda más fashion, pero, también para el deporte, la moda siempre será moda y el deporte siempre será el deporte. Nadie puede ni debe renunciar a sus orígenes, y marcas como adidas o Puma, dos de las grandes referencias del sportstyle, saben perfectamente de donde vienen. La manía de hacer más tangible la frontera entre moda y deporte no viene del deporte. Más de uno haría bien en darse cuenta, de una vez por todas, que aunque haya muchas diferencias entre marcas y, también, entre canales, lo que venden unos y otros es ropa para vestir el día a día con un estilo deportivo. A veces este estilo está muy definido –sobre todo en el caso de las marcas deportivas- y en otros se intenta disimular pese a que haya influencias más que evidentes. Cada mundo juega a su manera, y mientras que para unos es bueno que les vinculen a la moda, para otros no lo es que les relacionen con el deporte. No podemos negar que la gestión, el saber hacer, la filosofía… en definitiva, la manera de trabajar de la moda está a años luz de cómo se hacen las cosas en el sector. Y de ello debemos aprender. Pero en cualquier caso, una cosa es la gestión y la otra, el producto. Y en eso las diferencias no son tan abismales. El problema –para el deporte- es que la moda tiene mejor imagen a ojos del consumidor. Aunque vendamos un producto muy semejante, el consumidor siempre percibirá más exclusividad en el canal moda. No se sabe muy bien por qué. Seguramente por tradición y porque se sigue considerando que el deporte… es deporte. Es cierto que hay muchas marcas del sector que tienen una presencia espectacular en las calles, sobre todo en calzado, pero al final, es la moda la que se queda con la etiqueta del vestir cotidiano. Puede que también sea un problema de precios. Las marcas deportivas más deseadas –y aquí incluyo el gliss- tienen precios medios bastante superiores a los que ofrece cualquier cadena de moda, empezando por Zara y acabando por la recién llegada Primark. El consumidor de artículos deportivos ha sido, durante muchos años, muy marquista, pero paradójicamente, con la entrada del deporte en la moda, esta evidencia ha cambiado. Ahora puede más el diseño, las tendencias, el precio y, también, el canal. Las grandes cadenas de moda juvenil se han convertido en los grandes proveedores de moda deportiva sin que el deporte pudiera hacer mucho. Pero es que además, las marcas del sector han visto cómo esta obsesión por el look deportivo también se apoderaba de las marcas de moda más exclusivas, las que tienen un precio superior al de cualquier gran marca de primer precio del sector. Y en la moda, el factor marca sí sigue teniendo el peso que tenía hace años ¿Conclusión? Las franjas bajas y las franjas altas de moda con estilo deportivo –llámenle como quieran- están controladas por el canal moda. Poco importa si la sudadera es igual que la de Nike o los zapatos son descaradamente iguales que unas zapatillas de running. La moda vende moda. Y ésa es la gran ventaja que nos llevan. La realidad es que con la entrada de la moda en el mundo de la moda deportiva (siento repetirme, pero es necesario distinguir entre uno y otro mundo) las cosas han En los últimos años, lo que empezó conociéndose como moda deportiva, a saber, ropa informal, para el día a día, con un claro look deportivo, se ha transformado en sportwear, sportstyle, lifestyle o sportlife style. Las diferencias entre algunos de ellos son casi imperceptibles y aunque si es cierto que el origen de la marca es bastante aclarador la frontera que trazan unos y otros entre estos términos es casi siempre muy difusa ts47

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