TradeSport 165 - Abril 2009

ts50 ejemplos de que no siempre la cifra de federados refleja el peso de un deporte. Por ejemplo, modalidades como el Tiro Olímpico, el Piragüismo, el Karate o la Vela están por encima de las 50.000 licencias. Sin embargo, las cifras de practicantes son muy bajas, su presencia en los medios también y no tienen, ni por asomo, los seguidores de un deporte como, por ejemplo, el ciclismo, que tiene menos licencias que ellos. ¿LA COBERTURA MEDIÁTICA ES SIGNIFICATIVA? Si la diferencia entre mayoritario y minoritario la queremos hacer en función de su presencia en los medios, los deportes que podemos catalogar de mayoritarios los podríamos contar con los dedos de una mano. Basta con coger los periódicos deportivos y ver en cuántos de ellos se dedica más de una página a un deporte. El 50% de cualquier periódico deportivo, como mínimo, está dedicado al fútbol. Es el deporte que más dinero mueve y es, también, el que más interesa a los lectores. Después del deporte rey encontraríamos deportes como el motociclismo o el automovilismo, que con la presencia de corredores españoles, sobre todo en coches con el fenómeno Alonso, han visto como su peso en los medios aumentaba espectacularmente. Otro deporte con una cobertura regular es el baloncesto, con seguidores y equipos importantes en la mayoría de grandes ciudades españolas. Estas modalidades se reparten el espacio que deja libre el fútbol, con permiso de tenis y ciclismo, que tienen una buena presencia cuando hay un acontecimiento importante, sobre todo si los españoles, como viene sucediendo en los últimos años con Nadal, Contador y compañía, están entre los favoritos. De todas maneras, el éxito de deportistas españoles no es una garantía de presencia en los medios y hay un amplio abanico de modalidades que, a pesas de contar con campeones mundiales españoles, no tienen apenas cabida en prensa y televisión. Casos como el karate, el judo, el voley o la esgrima son un buen ejemplo. Como también lo son los casos de Gisela Pulido, cinco veces campeona del mundo de Kite con sólo 16 años, o Laia Sanz, la mejor del mundo en la modalidad de Trial. A todos ellos se les dedica una página –con suerte- cuando logran un hito importante y después vuelven al anonimato. Y así es difícil que este tipo de modalidades arraigue entre los más jóvenes y cree afición… y practicantes. Es un pez que se muerde la cola: al fin y al cabo, lo que determina que una televisión o un periódico dedique más tiempo a un deporte es el número de seguidores potenciales que éste pueda tener. Son exigencias de la publicidad, es decir, que la elección se hace principalmente en términos de rentabilidad -audiencias-. Salvo algunas excepciones, como las motos o los coches (por su elevado coste), los deportes que más se ven en televisión son los que luego más practicantes suman. Así pues, un deporte minoritario con escasa presencia en televisiones y diarios, difícilmente conseguirá que la cifra de practicantes aumente. Es un círculo vicioso marcado por la rentabilidad y en el que sólo la inversión pública -la privada queda descartada si no hay beneficios- puede cambiar las cosas. Tampoco ha ayudado mucho el hecho de que algunos deportes se hayan convertido en un negocio y que el dinero haya cobrado tanto o más protagonismo que el deporte en sí. Ahora muchos padres –demasiados- y muchos niños sólo piensan en ser grandes jugadores de fútbol o baloncesto para ganar mucho dinero, y se presta muy poca atención a deportes cuyos profesionales no ganan ni una décima parte de lo que gana el jugador peor pagado de primera división. A muchos niños y a sus padres lo que les interesa no es ser campeones, es ganar dinero. Y, además, creen que eso se consigue Licencias federativas (a 1 de enero de 2008)

RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx