TradeSport 165 - Abril 2009

chas sintieron la necesidad de diversificar su oferta para mantener o mejorar sus resultados. El mercado del surf era bastante limitado, y una buena alternativa para establecer nuevas vías de negocio era apostar por el snow. Al fin y al cabo, eran deportes muy similares, aunque con una gran diferencia que jugaba a favor de las marcas: el surf, como deporte, estaba bastante encallado en practicantes y en cambio, el snow, tenía un potencial importante. Eso les permitía potenciar el carácter más atlético de la marca, creando colecciones técnicas con un potencial de ventas muy alto. Y no se equivocaron. Es más, cuando el boom de la estética surfera sobrepasó sus círculos lógicos, las prendas técnicas de invierno ganaron versatilidad, convirtiéndose en prendas perfectas, también, para vestir el día a día en los meses de frío. Los amantes de la estética surfera podían vestir marcas del canal durante todo el año. El surfwear definitivamente, se había convertido en una tendencia. Incluso las marcas más puristas han apostado por adaptarse –en mayor o menor medida- a la demanda y satisfacer las exigencias de un público más amplio. Quedan pocos surferos como los de antes, y aunque hay que cuidarles, uno no puede renunciar al potencial que hoy en día tiene este look en la cultura urbana. Ahora bien ¿podemos hablar de moda cuando hacemos referencia a este tipo de prendas y a este tipo de marcas? Por un lado es obvio que marcas como Billabong, Quiksilver o Rip Curl encajan dentro del concepto “estar de moda”. Son marcas que hoy por hoy, pese al fuerte retroceso experimentado en los últimos meses, tienen una buena demanda y cuyo potencial, como moda urbana, aún es importante. Es obvio, asimismo, que un porcentaje muy alto de quienes compran este tipo de marcas (más de un 95%) no ha subido a una tabla de surf en su vida -ni tiene la más mínima intención de hacerlo. Lo que el surf vende no es deporte; es un estilo de vida, una autenticidad que no ofrecen otras marcas y, sobre todo, una serie de valores que calan muy hondo en los más jóvenes. Y aunque muchas marcas hayan renunciado a sus orígenes en muchas de sus colecciones –a nivel estético-, éstas sí que han sabido mantener estos valores en sus estrategias de marketing. Otro aspecto que ha sido determinante para que las marcas se volcaran en la moda –no en el canal moda-, es el protagonismo que ha adquirido la mujer tanto a nivel sectorial como, sobre todo, a nivel social. Desde hace años es uno de los tarjets más importantes para el comercio deportivo, y las marcas surferas –como todas las marcas del sector- han visto en ellas una nueva vía de negocio. De la noche a la mañana las grandes del universo surf comenzaron a apostar por la mujer de una manera contundente. Algunas, como Quiksilver, crearon una marca exclusiva para ellas –Roxy-, otras, como Rip Curl o Billabong, apostaron por cambiar algún logo, pero todas, sin excepción (Oxbow, Reef, O’Neil y compañía), antes o después, apostaron fuerte por las colecciones femeninas. El crecimiento fue muy fuerte y hoy en día la balanza entre hombre y mujer en las colecciones de estas marcas está bastante equilibrada. Al menos mucho más que hace 10 años. El potencial, además, es muy alto. La mujer no siente atractivo alguno por el deporte. Ni siquiera por la moda deportiva. Pero para ellas, las marcas surferas son un mundo aparte, a medio camino entre esta moda deportiva que no acaban de ver con muy buenos ojos y la moda más formal. Y además, la oferta se ajusta muy bien a sus exigencias: ropa con una cierta exclusividad, muy femenina y que aúna perfectamente el diseño y la calidad. En este crecimiento han ayudado mucho las colecciones de verano y, en especial, el beachwear (bañadores, bikinis…). También han apostado, algunas, por potenciar el calzado. El resultado, sin embargo, no ha sido tan bueno, y las grandes, al final, han acabado optando por las fusiones, una estrategia muy habitual –y lógica- en este segmento, donde cada vez se trabaja con menos proveedores –y más profesionalizados-. Es más económico comprar una marca más o menos bien posicionada que intentar construir una nueva de la nada. De ahí que los grandes grupos del universo gliss tengan en “nómina” varias marcas líderes, tanto en textil, como en calzado o material duro. Y vinculadas tanto al surf como al skate, dos universos más diferentes de lo que parece. …y poco de moda Aunque las colecciones de las marcas surferas se hayan adaptado a las tendencias urbanas y se hayan puesto de moda, eso no implica, ni por asomo, que sean marcas de moda. Y la mejor prueba de ello es que aunque sea un estilo que se ha impuesto con fuerza, las marcas tienen poca presencia en el canal moda. Y ese es, seguramente, su gran valor añadido hoy en día, al menos para el sector y el comercio. Se les podrán criticar mil y una cosas, desde su apuesta por las tiendas monomarca hasta su renuncia a las raíces en pro del negocio puro y duro, pero si hay algo que hay que saber valorar de las marcas surferas es su gran fidelidad al canal. En un momento en que casi todo el mundo sucumbe a los cantos de sirena de la moda, un porcentaje muy alto de marcas no ha cedido y sigue vendiendo la práctica totalidad de sus colecciones en el canal, tanto en surfshops como en tiendas de deporte y/o moda deportiva. MuA las grandes marcas surferas se les podrá criticar mil y una cosas, desde su apuesta por las tiendas monomarca hasta su renuncia a las raíces en pro del negocio puro y duro, pero si hay algo que hay que saber valorar de ellas es su gran fidelidad al canal deporte Un aspecto que ha sido determinante para que las marcas se volcaran en la moda –no en el canal moda-, es el protagonismo que ha adquirido la mujer, uno de los tarjets más importantes para el comercio deportivo. La mujer no siente atractivo alguno por el deporte, ni siquiera por la moda deportiva, pero para ellas, las marcas surferas son un mundo aparte, a medio camino entre esta moda deportiva que no acaban de ver con muy buenos ojos y la moda más formal. ts27

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