ts53 ría que las ventas hubieran mantenido, en estos años, un comportamiento positivo. Sin embargo, no ha sido así. Todo lo contrario: el fitness es, desde hace años, el gran paradigma de que el crecimiento en practicantes no tiene por qué comportar un crecimiento de las ventas. ¿Por qué? Hay diversas razones que justifican este desfase. Una ya la hemos mencionado al principio de este artículo y es la complejidad del término en sí mismo. La gente que va a correr al gimnasio utiliza calzado running –o debería- y eso, lógicamente, “contabiliza” en el segmento running. Pasa lo mismo con alguna otra categoría, como el spinning, aunque en menor medida. Otro problema importante es que un porcentaje muy alto de consumidores acuden al gimnasio con material inapropiado. Muchas veces ni siquiera se trata de prendas de deporte. Pasa con el textil –cualquier camiseta vale- y también con el calzado -los modelos casual llenan las salas de pesas- y aunque es cierto que para determinadas actividades de sala cada vez hay más gente –especialmente mujeres- que utiliza prendas técnicas, el porcentaje de material atlético en un gimnasio es bastante irrisorio. Es cierto, para ser justos, que esta tendencia está cambiando en los últimos años gracias, sobre todo, al trabajo de las marcas especialistas, que se han adaptado a los gustos y necesidades de los practicantes –sobre todo de las mujeres, mucho más preocupadas por el diseño que los hombres-, pero el volumen de ventas que el sector pierde cada año es espectacular. En este sentido, es fundamental que el segmento logre convencer al consumidor de que deje de ir al gimnasio con camisetas de algodón que a los 5 minutos están empapadas. Y eso no sólo es responsabilidad de las tiendas y las marcas. Los gimnasios, muchos de ellos aún en estado de levitación por su crecimiento, podrían ayudar un poco en este tema y promover el material técnico. Las sinergias son infinitas y pueden ser muy provechosas para ambas partes. A esta realidad, que también sufren muchos otros deportes, hay que añadir el hecho de que la moda se ha cebado sobremanera con el fitness. Si hace algunos años la estética fitness tenía una fuerza considerable en la calle, tanto en textil como, sobre todo, en calzado, ahora parece que nadie se atreva a vestir siguiendo este look. Las marcas están haciendo un esfuerzo sobrehumano para recuperarlo, diseñando prendas que sirvan para hacer deporte y para salir a la calle, pero las reticencias aún son importantes y se ve muy poca gente que vista el día a día siguiendo las tendencias que marca el fitness (¿mallas y camistas ajustadas?). Por suerte, la moda es como es, y cualquier día la cosa puede cambiar. TEXTIL Y CALZADO SIGUEN PERDIENDO VENTAS A pesar de lo complejo que es definir qué prendas pertenecen al universo fitness, si tomamos como referencia, para el textil, las colecciones destinadas a la práctica de aeróbic –probablemente la modalidad que más encaja en la que sería, para muchos, la definición de deporte fitness- veremos que un años más, éstas han vuelto a retroceder ligeramente, aproximadamente un 3,5%. Estas cifras, sin embargo, no son especialmente negativas si tenemos en cuenta la coyuntura económica de los últimos meses de 2008, y en cierta medida dejan entrever el buen trabajo que han llevado a cabo algunas marcas en los últimos años a la hora de convencer al consumidor, especialmente a la mujer, de llevar prendas técnicas cuando lleven a cabo estas modalidades. Es complejo saber cu´´ales habrían sido los resultados si la crisis no hubiese modificado el comportamiento de compra de muchos españoles, pero lo que es obvio es que en los últimos años algunas marcas han apostado muy fuerte por aunar tecnicidad y diseño y lograr, así, un mayor atractivo de cara a las consumidoras. Por marcas, las dos grandes del sector, adidas y Nike, siguen dominando el segmento, con cuotas bastante similares pero con una ligera ventaja de la alemana. Tras ellas, a distancia, encontramos las especialistas, divididas en dos grandes grupos: las marcas de primer precio y las marcas exclusivas. Estas últimas, con Casall como ejemplo más significativo, son las que más terreno han ganado en los últimos años gracias, básicamente, a la mujer (de hecho, casi todas están especializadas en mujer). No nos engañemos, por muchas propiedades que tenga una malla, el hombre aún es bastante reacio a acudir al gimnasio con este tipo de prendas. Pero tiempo al tiempo: las cosas cambiarán, como ha pasado en el running –casi todos los corredores habituales usan prendas de compresión-. Otro de los aspectos más destacables de este universo es la fuerza que tienen las marcas nacionales. Algunas de ellas, como Sontress y Rosaura, se sitúan incluso entre las cinco primeras en los rankings de unidades y valor, sólo superadas por las dos grandes multinacionales. Además, la mayoría de marcas de este segmento que tienen cuotas significativas son nacionales. Marcas como Ginadan, Mito, o Naffta, que, con estrategias muy diferentes, han hecho frente a las grandes marcas se han consolidado como una buena alternativa para el consumidor y, sobre todo, para la tienda. Otro dato que podría tenerse en cuenta para explicar el comportamiento de las ventas es el trato que tiene este segmento en las tiendas multideporte. En este sentido tenemos que tener en cuenta dos factores: por un lado, que muchas de estas tiendas se están reconvirtiendo en tiendas de sportwear –reduciendo la oferta atlética- o están buscando otras alternativas –como la especialización, y no precisamente en fitness- para adaptarse a la realidad del mercado. Por el otro, pese a la presencia fuerte que tiene este segmento en las tiendas (un 74,44%, con una media de 5 marcas por tienda), no es un segmento que se trabaje especialmente bien. Ni a nivel de presentación, ni de oferta, ni de promociones. ¿Por qué? Básicamente porque muchos detallistas lo siguen considerando secundario. En cuanto al calzado, caída libre. Si en el textil ya es complejo establecer a que segmento pertenece cada prenda que se utiliza en el gimnasio y, sobre todo, determinar que es fítness y que no, en calzado la cosa aún es peor, pues un porcentaje muy alto de los practicantes de esLa moda se ha cebado sobremanera con el fitness. Si hace algunos años la estética fitness tenía una fuerza considerable en la calle, tanto en textil como, sobre todo, en calzado, ahora parece que nadie se atreva a vestir siguiendo este look. Y las ventas así lo reflejan Con el crecimiento en practicantes y, sobre todo, con la proliferación de gimnasios, lo lógico sería que las ventas hubieran mantenido, en estos años, un comportamiento positivo. Sin embargo, no ha sido así. Todo lo contrario: el fitness es, desde hace años, el gran paradigma de que el crecimiento en practicantes no tiene por qué comportar un crecimiento de las ventas.
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