[ o p i n i ó n ] Nieva, luego existo Hace unos días mi amigo Raul me pidió (más bien me exigión) que le escribiese un artículo sobre las directrices que rigen el mundo de la nieve, sobre la situación del sector en nuestro país y sobre los ingredientes que utilizan los gourmets de las principales marcas de material duro presentes en nuestro país antes de servir sus exquisiteces a la mesa. Lo primero que saben en cocina, por más ajetreo que haya en la sala de máquinas, es que, a pesar de que algunos auguraban la peor de las tormentas, lo cierto es que la nieve vuelve a teñir de blanco nuestras montañas y que el número de esquiadores no deja de aumentar. Puede que ya no se esquíe como antes, que la tipología de los esquiadores y, en general, la de los aficionados a los deportes de invierno, haya cambiado, pero, a tenor de los resultados registrados al finalizar la temporada pasada (que no fue especialmente buena en nieve), la religión de la nieve sigue contando con infinidad de fieles. Así, el número de visitantes que se registraron en el conjunto de las 28 estaciones de esquí alpino, 7 de esquí nórdico y 1 indoor registradas bajo marca Atudem (Asociación Turística de Estaciones de Esquí y Montaña) –incluyendo esquiadores y no esquiadores– fue de 5.831.310, cifra que representa un incremento del 11,15% con respecto a la marca registrada en la pésima la campaña anterior. Estos datos seguirán creciendo esta temporada, tanto en nuestro país como en las cercanas pistas de Andorra, pues la nieve no ha faltado y tampoco la afluencia de los esquiadores a las pista. Sí que es verdad que con la dichosa crisis sus hábitos en los centros invernales han variado, y que las estaciones de esquí, hoteles, restaurantes, tiendas y demás eslabones de la cadena blanca no harán una caja tan buena como era de preveer en un año de nieves como el que tenemos, pero la crisis hace que todos vayamos con la calculadora en la mano, y gracias podemos dar de la generosidad divina, porque si no llega a nevar como lo ha hecho, si las estaciones no hicieran los esfuerzos que hacen para modernizar sus instalaciones y no sembraran las pistas con cañones de nieve que garantizan la esquiabilidad, la situación hubiera sido muy gris, tanto para las distribuidoras de material en nuestro país como, por ejemplo, para los pueblos de las valles de montaña, para los que el esquí es una de sus principales fuente de ingresos. Un punto al que, por cierto, no se presta la atención que debiera. VIVA LA POLIVALENCIA Muchos de estos esquiadores van a la última y lucen la mejor equipación que su economía les permite. Los gourmets de las marcas de esquí lo saben y por ello presentan temporada tras temporada unas grandes colecciones. Las hay para todos los gustos, pero varias pueden ser las conclusiones que se extraigan tras la celebración de la pasada edición de la Ispo Winter de Munich, el salón de referencia a nivel europeo. A grandes rasgos diremos que las colecciones se han racionalizado; que ya no son tan extensas como lo eran con antelación. Y es que, amigos, soy de los que piensa que nada volverá a ser como antes y que la tan comentada crisis va a poner en entredicho muchas de las prácticas existentes hasta la fecha. Lógicamente, cada marca de material duro ha fortalecido el segmento que mejor la definía, sin perder de vista a la competencia, y mirando de ofrecer los mejores productos al mejor precio. No vamos a radiografiar a todas y cada una de las marcas que podemos encontrar en nuestra tienda habitual porque no acabaríamos nunca y mi buen amigo se enfadaría por mi incontinencia a la hora de aporrear el teclado. Pero sí podemos constatar varias cuestiones. La primera sería la concentración de las colecciones. Se han reducido efectivos e incluso hay referencias que ya no cambian de una temporada a otra tantos esquís como hacían hasta la fecha, presentando las novedades en sociedad cada dos años. La crisis ha obligado a las marcas a reducir colecciones por el elevado coste de las producciones, especialmente de aquellas con volúmenes de venta bajos. La polivalencia sigue siendo otra de las máximas. Se buscan esquís que garanticen la esquiabilidad de quien lleva dentro y fuera de las pistas. Lógicamente, unos all mountainno irán tan bien por nieve virgen como unos genuinos de freeride, ni tampoco tendrán la misma agilidad sobre la nieve pisada que unos esquís de gigante o slalom, pero nadie podrá negar a los all mountainla polivalencia y riqueza de uso que ofrecen. ¿A quíen preferirían en su equipo, a un Messi que sólo juega con la izquierda o a un Forlán que puede jugar con ambas? No todo el mundo tiene la misma respuesta... Sigamos. Los patines de los esquís también se ensanchan -algunos hasta límites insospechados- para garantizar la flotabilidad sobre grandes esponjas de nieve, y muchas son las marcas que han apostado por el camber invertido o por la elevación de las espátulas y colas –extremos de los esquís–, mejorando la respuesta de los esquís en el park, potenciando, así, el comportamiento de estos esquís incluso en la nieve pisada, ya que son mucho más maniobrables. Las marcas de material duro tampoco se olvidan de las chicas. Hace ya unos cuantos inviernos que dejaron de ofrecerles unos esquís al más puro estilo Barbie, en los que primaba más una estética ñona que una construcción pensada a partir de la propia morfología de las mujeres... (por eso a las buenas esquiadoras no les gusta hablar de esquís lady). Para solucionar esto, las colecciones femeninas se han reforzado, con esquís de excelente calidad y dándo respuestas a todas las esquiadoras, sea cual sea su nivel y sean cuales sean sus exigencias. Y una de las exigencias en el mundo en que vivimos es el respeto por el medio ambiente. Esta actitud no tiene que limitarse a instalar delante de mi casa tantos contenedores como tipos de árboles existen, sino en ser lo más respetuosos posible con el medio que nos rodea, con el ecosistema, desde el momento en que se piensa un esquí o una bota hasta que sale de la fábrica, se envía a la distribuidora, de ahí a la tienda y de la tienda al usuario. Varias son las marcas que han apostado por este camino, y en la pasada Ispo sellaron su compromiso ecológico. ¿Y el freestyle? Os preguntáreis. El freestyle sigue manteniendo una pequeña cuota de mercado, y creo que durante bastante tiempo, no va a ganar mucha más. Las marcas generalistas, las que en su catálogo ofrecen todo tipo de esquís, lo saben. Además, las estaciones no ayudan mucho a que esta modalidad se consagre porque no están apostando por los parks. Sin embargo, a pesar de este estancamiento, las marcas no renuncian a este público. Todo lo contrario. Lo potencian, primando la cosmética y las prestaciones de los esquís. Pero bien es cierto que parece como si las referencias free de toda la vida empezaran a ver que para mantenerse y crecer hubiera que dotar a sus juguetes de una mayor polivalencia. De ahí que cada vez se vean más esquís de doble espátula deslizándose sobre las nieves pisadas. Saben que su público está ahí; y su imagen también. Además, parece ser que algunos miembros de la familia snowboarder comienzan a cansarse de la tabla y quieren probar las mieles del esquí. De un esquí fresco, alejado del encorsetamiento de la World Cup, pero esquí al fin y al cabo, lo que también ha contribuido a dinamizar las colecciones de esquís. Creo que con esta pequeña pincelada cumplo el cometido que en su día me pidió Raul. Podría haber sido mucho más generoso en palabras -algo que no me supone un gran esfuerzo...-, haber entrado en más detalles, detenerme en las botas o en las novedades tecnológicas más remarcables, pero creo que a veces hay que saber presionar el freno a tiempo. Si no, no me dejarán volver a salir al circuito... ts22 CELES PIEDRABUENA Periodista especielizado en deportes de nieve y outdoor
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