opinión Huérfanos de liderazgo Aprincipios de septiembre tuve la suerte de asistir a una conferencia sobre liderazgo que el ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, impartió durante la celebración del séptimo Congreso Nacional de Anceco. En su discurso, el ex presidente subrayó en varias ocasiones que entre las principales virtudes que debe tener un líder está la capacidad por generar confianza. Para Pujol, esta confianza sólo se gana si se tiene un discurso creíble y sólido y, sobre todo, si se actúa con un fuerte sentimiento de responsabilidad. Se puede -y se debe- ser ambicioso, pero siempre al servicio de la empresa o del grupo; jamás a nivel individual. ¿Hay líderes que cumplan este perfil en nuestro sector? ¿Están las grandes empresas en manos de gente capaz de asumir su liderazgo dentro y, también, fuera de ellas? Más allá de la respuesta a estas preguntas, creo que uno de los mayores problemas a los que actualmente se enfrenta el mundo empresarial, es que se suele confundir con excesiva facilidad la dirección con el liderazgo. Y eso es un grave error, porque ni tener un cargo directivo implica ser un líder, ni tener liderazgo, por desgracia, garantiza un despacho de dirección. La capacidad de liderazgo es algo innato, y aunque muchos directivos están convencidos de que por su jerarquía en la empresa son líderes, la realidad es que no tienen más poder que su cargo. Y eso, generalmente, no vale nada. Sólo un buen sueldo… En nuestro sector hace años que estamos huérfanos de líderes. Hay muy buenos directores generales –y otros que no merecen su puesto-, pero generalmente se trata de excelentes empresarios dedicados exclusivamente al negocio. Es probable, incluso, que la mayoría de ellos tenga esa capacidad de liderazgo dentro de su empresa, pero a nivel sectorial, hace tiempo que no tenemos una voz capaz de liderar los muchos proyectos e iniciativas que el deporte necesita para no quedarse en la cuneta. Desde las pocas asociaciones que consiguen tenerse en pie pese al pasotismo absoluto de fabricantes y detallistas, se reclama desde hace tiempo que emerja una figura de este tipo. Y estoy convencido de que hay varios profesionales –y no necesariamente en los despachos de dirección de las grandes empresas- que se han ganado a pulso la confianza del sector y que podrían, si tuvieran garantías de que sus esfuerzos no son en vano, marcar los caminos que pueden devolvernos a nuestro sitio. Necesitamos más líderes responsables capaces de implicarse en proyectos comunes y menos directivos ególatras que dirigen sus sociedades a golpe de capricho, anteponiendo sus ambiciones personales a las necesidades de su empresa y del sector. No estamos viviendo nuestro mejor momento y necesitamos que las grandes empresas de nuestro sector, pero sobre todo aquellas que tienen en sus manos el futuro de muchos detallistas, estén lideradas por alguien que transmita confianza y que entienda que en momentos como el actual, es fundamental implicarse en el conjunto. Hay muchos directivos que harían bien en tomar nota de los consejos de Jordi Pujol. Y me consta que algunos ya lo hicieron… RAUL BERNAT (raul@tradesport.com) Al hilo de lo comentado en esta misma sección en el número anterior, nuestra necesidad de conquistar el tiempo, de trabajar de forma que optimicemos al máximo las horas que dedicamos a nuestro negocio para obtener el mayor beneficio posible, os voy a explicar una historia de ciencia ficción que ya es toda una realidad. Actualmente, cuando vamos a comprar a nuestros diversos proveedores, empezamos a seleccionar producto y el representante de la marca va tomando nota del pedido. En algunos casos, el mismo representante va introduciendo nuestro pedido en su ordenador; en otros, nosotros también lo vamos introduciendo simultáneamente para tener un buen control de lo que estamos programando a cada marca. La mayoría, en cambio, sólo se preocupa por el importe total del pedido, y ya lo introducirá en su programa informático más adelante. Muchos representantes me han dicho abiertamente que ojala tuvieran más clientes como yo, y os preguntaréis por qué… Desde que contraté los servicios de Sportmas el pedido sólo lo introduce el representante, yo me limito a estar concentrado en su colección, atendiendo a todos los argumentos que me va exponiendo sobre cada categoría de productos y así él va haciendo cómodamente su trabajo, sin las engorrosas interrupciones que suponía el hecho de que yo tuviera que ir introduciendo producto a producto mi pedido. Ganamos tiempo ambas partes, compramos mejor, de forma más profesional, y lo más increíble es que una vez el representante ha finalizado mi pedido lo envía en formato digital a su empresa, donde lo procesan, y en unas horas yo recibo una copia a través de Sportmas que se introduce automáticamente en mi programa de gestión con el consiguiente ahorro de tiempo, errores y dinero. Os preguntaréis cómo lo hacen. Aunque yo no soy técnico, voy a intentar exponeros lo que a mí me explicaron cuando adquirí sus servicios. Los proveedores publican sus catálogos en Sportmas, ponen los códigos de barras, la descripción de los productos, las tallas, la composición de los mismos, e incluso las fotos y algunos, hasta videos. Una vez toda esta información está en el espacio de cada proveedor en el servidor de Sportmas, ya podemos empezar a relacionarnos y compartir pedidos, albaranes y facturas. El funcionamiento es muy sencillo, mi pedido sólo son códigos de barras y unidades, tantas como yo haya indicado por cada producto, talla y color al representante que me atendió. Una vez recibido el pedido a través de Sportmas, el programa de comunicaciones que me instalaron se conecta con el espacio del servidor del proveedor correspondiente y me descarga automáticamente toda la información de cada uno de los códigos de barras (mis productos y sólo los míos) directamente a mi programa de gestión. A este trabajo rutinario yo le dedicaba más de 400 horas al año, las cuales ahora dedico a fidelizar mejor a mis clientes, y a formarme para poder abordar los retos a los que nos va a someter la crisis actual. Un paso más con Sportmas
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