opinión Hablemos de fútbol... El pasado 29 de junio la selección española se proclamaba, con toda justicia, campeona de Europa. Desde entonces, desde casi todos los medios de comunicación se insiste en que el país haría bien, a nivel social –e incluso económico-, de tomar ejemplo de “La roja”, en la que muchos tertuliados, a quienes el patriotismo deportivo parece haberles nublado la razón, ven como un paradigma de esfuerzo, de unión, de lucha, de tolerancia y de superación. Es cierto que la selección tiene muchos de estos valores. Incluso puede ser hasta cierto punto verdad que al país no le iría mal un poco más de autoestima, pero tampoco hay que pasarse. Es cierto que en la vida, como en el fútbol, el triunfo y el fracaso penden muchas veces de un hilo, pero de aquí a afirmar sin contemplaciones que, com sociedad, deberíamos tomar ejemplo de un equipo de fútbol es exagerado. De todas maneras, aunque nunca me ha gustado buscar paralelismos entre el fútbol y la sociedad -y ver en un deporte algo más que lo que en realidad es-, sí creo que por una vez este deporte me puede servir como metáfora. En todas las ligas, sea cual sea la categoría, hay cuatro tipos de equipo: los que tienen la obligación de quedar primeros; los que no tienen esta obligación histórica pero que, si la temporada les sale el bien, pueden estar arriba de todo (e incluso pueden ganar y/o consolidarse como aspirantes al título a partir de entonces); los que, con nulas posibilidades de ser campeones, saldrán a por todas e intentarán estar de media tabla hacia arriba; y los que desde el primer partido tienen casi asumido que lucharán para no descender. En cuanto a la actitud, y partiendo de la base de que nadie sale al campo para perder, pasa más o menos lo mismo: hay equipos que salen a ganar y otros que, simplemente, salen a no perder y dan por bueno el empate. Los primeros, normalmente, son los más poderosos, los que cuentan con mayor presupuesto y que, casi por obligación, tienen que ganar. En este grupo también hay los que, a pesar de saber que difícilmente pueden ganar la liga, si tienen actitud y voluntad para codearse con los grandes y luchar cada año para estar arriba. Confían en sus posibilidades y saben que si quieren pueden ganar. En cuanto al segundo grupo, los que salen a no perder, poco hay que decir. Son equipos conscientes de que no quedarán primeros y creen que jugando a defenderse conseguirán más puntos que si se atreven a intentar ganar. Abusan de tácticas casi autodestructivas y cuando reciben un gol tienen pocos argumentos para intentar equilibrar las cosas. Si por supervivencia tienen la necesidad de ganar, suelen precipitarse y recurrir a tácticas casi suicidas, y lo normal es que, al final, acaben perdiendo por goleada. El gran “filósofo” Valdano dijo una vez que la diferencia entre jugar a ganar y jugar a no perder es a menudo la diferencia entre el éxito y la mediocridad. Algunos detallistas deberían tomar nota de ello y ser un poco más optimistas: seguramente no ganarán la liga, pero, como han hecho algunos, pueden dar la sorpresa y colarse en la parte alta de la tabla. Sobre todo si consiguen hacerse fuertes en su estadio y no dejan que los grandes ganen sin bajar del autobús. Quien tiene miedo a perder... ya ha perdido. RAUL BERNAT (raul@tradesport.com) El presente ya es táctil. Sólo hay que ver la ‘iPhonemanía’ recién llegada a nuestro país de la mano de Telefónica, para contrastar que los consumidores nos vamos a ir acostumbrando a utilizar los dedos para algo más que chupárnoslos. Hace ya algún tiempo que vengo observando en algunas tiendas de otros sectores la utilización de pantallas táctiles para que el consumidor pueda interactuar con ellas. Un buen ejemplo puede ser Ikea, que te hace una encuesta de satisfacción utilizando esta tecnología, o las máquinas de los aeropuertos que te permiten elegir tu asiento y obtener la tarjeta de embarque sin tener que hacer las típicas colas. Como mis tiendas las tengo informatizadas con el programa QuickSports PRO de Gescode, me puse en contacto con ellos y me explicaron con todo lujo de detalles que están desarrollando ‘El Asesor Digital’. Se trata de una pantalla táctil conectada a la base de datos del ordenador central de la tienda, desde donde mis clientes puedan realizar un sinfín de acciones y consultas. Desde cumplimentar la ficha para pertenecer al club de clientes de mis establecimientos, hasta consultar con una profundidad admirable las características técnicas de un producto, e incluso visualizar un video demostrativo realizado por las marcas en el cuál es un deportista de élite, fichado por la marca, el que me explica de primera mano las características de un producto concreto. Y no se quedan ahí, si el cliente después de realizar una consulta concreta, quiere llevarse la documentación consultada -una fotografía, una ficha técnica o un archivo multimedia de audio o video- se lo puede descargar en su móvil a través de Bluetooth o Wi-Fi, sin coste alguno ya que no es necesario realizar ninguna llamada ni enviar ningún mensaje SMS. La primera reflexión que me planteo es ¿cuándo y cómo los proveedores estarán preparados para poder enviarme todos esos contenidos para que yo pueda incorporarlos a mi programa informático, y nuestros clientes –no olvidemos que los clientes son de ambos: del detallista y de la marca- puedan beneficiarse de esta valiosa información? También me respondieron a esta cuestión, explicándome que gracias a la plataforma Sportmas los proveedores, utilizando una única tecnología, van a poder remitir toda la información necesaria para que las pantallas táctiles aporten valor al sector. Como pude leer recientemente “hay que aprovechar las nuevas oportunidades en lugar de intentar mantener las viejas ventajas”. Pantallas táctiles
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