TradeSport 156 - Junio 2008

REDACCIÓN,Barcelona tiempo estimado de lectura >>> 7,5 min. El verano está a la vuelta de la esquina y la gente empieza a pensar en la playa, la piscina y, sobre todo, en las vacaciones. Y en esta época, cuando la gente ya disfruta del calor, uno de los artículos que tienen mayor demanda, tanto en nuestro canal como, sobre todo, en el canal moda, es el bañador. Esta prenda, que hasta hace pocos años tenía un uso bastante limitado, experimentó un cambio radical, en cuanto a ventas y uso, con el boom del sportwear y del gliss, convirtiéndose en una pieza más del vestuario diario de verano –y no sólo en vacacionespara muchos adolescentes y jóvenes. Este cambio fue la confirmación definitiva –por si alguien lo dudaba- de que el baño no atlético es algo que está mucho más relacionado con la moda que con el deporte. Y las ventas así lo constatan: no en vano, algunos expertos calculan que sólo el 15% de los bañadores no técnicos se venden a través del canal deporte. La gente cuando compra bañadores compra moda, y el deporte, seguramente, haya tardado un poco en darse cuenta de ello. Aun así, más vale tarde que nunca, y desde hace algún tiempo, sobre todo gracias al tirón de las marcas gliss, las marcas deportivas están ganando terreno – básicamente en hombre- a la moda, posicionándose con fuerza en el llamado beachwear, un segmento que, por lógica, debería tener controlado. Sea como sea, y partiendo de la base que en todo lo que directa o indirectamente tenga que ver con la moda el deporte parte con muchas desventajas, es evidente que el baño es uno de los segmentos más dinámicos en esta época. Un porcentaje muy alto de consumidores suele renovar sus bañadores cada año, y teniendo en cuenta que casi todo el mundo, alguna vez al año, va a la playa o a la piscina, es evidente que el volumen anual de ventas de este segmento, en el cómputo global, es espectacular. El único problema, como hemos dicho antes, es que al tratarse de un artículo más vinculado a la moda que al deporte -y al ocio más que a la práctica-, la venta en el canal deporte representa un porcentaje muy bajo de este volumen. ¿Por qué? Pues hay varios factores que justificarían este desfase tan importante. Por un lado está el factor moda: la estética de los bañadores es, seguramente, su gran argumento de venta. La gente quiere lucir y eso significa ir a la moda. Además, aunque el deporte haya reaccionado hace algún tiempo, el diseño que propone la moda suele tener mucho más atractivo que el del deporte, sobre todo entre las mujeres, muy fieles al canal moda y, sobre todo, a determinadas tiendas. Tampoco tenemos que dejar de lado el precio. El deporte sigue teniendo un precio medio muy alto comparado con la moda –en bañadores- y para muchos consumidores, que utilizan esta prenda para pasar el día en la playa o incluso para el día a día, aspectos como la marca o la tecnicidad son completamente prescindibles. Si determinadas cadenas del canal moda te ofrecen la posibilidad de tener un bañador bastante digno en tejidos y con un diseño moderno por poco más de 20 euros ¿qué argumentos tiene el deporte para convencer al consumidor que compre en sus tiendas? Hasta hace poco la verdad es que casi ninguno. La oferta en el canal deporte era bastante pobre y excesivamente clásica. Algunas marcas tenían un precio muy alto –comparándolas con el canal moda- y su estética, además, echaba para atrás a muchos compradores. Las marcas de primer precio, que sí podían competir en precio, no tenían argumentos en cuanto a diseño. En definitiva, quien compraba bañadores no técnicos en las tiendas de deporte era básicamente por fidelidad a una marca… SPORTWEAR Y GLISS CAMBIAN LA TENDENCIA Hace apenas 10 años la oferta de baño moda de las tiendas deportivas se limitaba, básicamente, a las líneas más “playeras” de las grandes marcas (que tradicionalmente han dominado el segmento en Hombre) y de las marcas especialistas. Por suerte, como hemos apuntado antes, el segmento experimentó un cambio importantísimo cuando el sportwear y, especialmente, el gliss, empezaron a ganar peso en el sector. Todo comenzó hace algunos años cuando las marcas empezaron a explotar la llamado moda deportiva, y uno de los segmentos en los que mejor se vieron estos cambios fue el baño. Seguramente conscientes del volumen que mueve la venta de bañadores en un país de sol y playa como el nuestro, las marcas se pusieron las pilas y comenzaron a diseñar colecciones más ajustadas a las demandas reales del consumidor. El objetivo era, básicamente, ponerse al día en diseño y seguir explotando el factor marca. Y la verdad es que muchas marcas lo han conseguido. Algunas, incluso, han podido abrirse un pequeño hueco en el canal moda… El verdadero empuje, sin embargo, vino de la mano del gliss y, sobre todo, de sus marcas de referencia, como Billabong, Quiksilver –y Roxyo Rip Curl. El boom de estas marcas y del mundo gliss ha sido, seguramente, uno de los hechos más significativos y positivos para el sector en los últimos 20 años. Su demanda entre los más jóvenes es espectacular y la estética surfera se ha convertido en una gran tendencia en este comienzo del siglo XXI. El gran logro de estas marcas ha sido conseguir, no sólo que su precio no sea un obstáculo para muchos consumidores –o sus padres- sino, sobre todo, El beachwear sigue „robando‰ protagonismo a la moda [ESPECIAL BAÑO] ts26 La gran mayoría de bañadores que se venden no tienen un uso atlético ni están relacionados, por marca, por diseño y por lugar de venta, con el deporte. En este sentido, es probable que el futuro pase por seguir potenciando las líneas más vinculadas a la moda. Aunque el comportamiento de las ventas en baño hombre y baño mujer es bastante diferente (la mujer tiene mayor tendencia a comprar en el canal moda) hay un aspecto muy importante que en estos últimos años se está dando en ambas categorías: el auge de las marcas del llamado mundo gliss

RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx