TradeSport 156 - Junio 2008

ts18 Quien más quien menos habrá escuchado alguna vez a empresarios del sector quejarse de la gran rotación de personal que sufre el comercio en general, y en concreto la distribución deportiva. Seguro que todos hemos tenido cerca alguien que nos ha expresado esta queja, que muchas veces va acompañada de protestas ante la falta de interés por parte de los trabajadores, de su poca o nula implicación en el devenir y los objetivos de la empresa…. No seré yo quien niegue que el comercio no pasa por ser la primera opción de trabajo, ni para la juventud, ni para ningún otro grupo de trabajadores. Es cierto que nuestro sector significa para muchos trabajadores únicamente un lugar de paso, pero esta circunstancia no podemos justificarla únicamente desde la incapacidad o falta de interés de los trabajadores, algo que realizan bastantes empresarios, que se consideran ajenos por completo a esta problemática. En muchas ocasiones he recomendado a los empresarios que llevaban a cabo este tipo de comentarios que cambiaran la perspectiva de observación del problema de rotación de personal en nuestro sector. En concreto, les recomiendo que se pongan en la situación contraria, la de un trabajador joven, motivado, deportista, con ganas de aprender y crecer profesionalmente en una empresa y aprender más cosas acerca de su deporte favorito, y que reflexionen acerca de cuáles son las oportunidades que ofrece su empresa a este trabajador para permanecer con ellos e implicarse en los objetivos empresariales. Y la mayoría de ellos sólo han podido ponerme sobre la mesa salario y comisiones, los cuales, por desgracia, no pasan por ser los mejores del ámbito laboral. Por si esta respuesta no fuera lo suficientemente preocupante, muchos empresarios expresan, como excusa, y para no ir más allá en su atención a los trabajadores, que los mismos, antes o después (más antes según ellos), se van a marchar de la empresa. Este último dato, que por desgracia es bastante común entre algunos empresarios, evidencia que la falta de interés, de proyección o de confianza del trabajador con el sector o la empresa es, cuanto menos, recíproca, una circunstancia lamentable si tenemos en cuenta el peaje que esta desidia supone al empresario. Con esto quiero resaltar que muchos empresarios minusvaloran otras acciones para mejorar el capital humano de su empresa, y no tienen a éste como uno de los pilares básicos en la productividad de la empresa, sino más bien como una “parte más del mobiliario” que es necesario para llevar a cabo la venta. Las pequeñas y medianas empresas cuyos establecimientos no son supermercados, sino lugares de atención especializada al cliente, no pueden permitirse el lujo de tener un deficiente capital humano porque este es parte esencial de su competitividad frente a otro tipo de establecimientos y, además, es un elemento diferenciador indispensable sin el cual quedan en una posición de desventaja notoria. De este modo, desde mi punto de vista, la formación de las personas que componen el sector es esencial. Que los trabajadores del sector atiendan correctamente, sepan gestionar reclamaciones, conozcan el producto que venden, y sepan ofrecer soluciones y productos adaptados a las necesidades y objetivos del cliente, resulta fundamental. Por desgracia, en nuestro país no contamos con un Centro de Formación como el CNPC francés, el cuál está especializado en formación a los trabajadores del sector deportivo, pero sí existen alternativas para formar a los trabajadores con programas de gran calidad algunos de los cuales, además, son gratuitos, tanto directamente, como con cargo a los fondos que todas las empresas tienen para la formación continua de los trabajadores. Para ejemplo, tenemos el programa diseñado por la Asociación de Tiendas de Deporte de Madrid (ATDM). Lamentablemente, estos programas formativos no cuentan con una gran afluencia de solicitudes. Si bien es cierto que algunas especialidades como el esquí o el ciclismo cuenta con una cierta demanda, la gran mayoría de pequeñas y medianas empresas de la distribución deportiva, no sólo no son demandantes de este tipo de cursos, sino que en su gran mayoría jamás han enviado a un trabajador a un curso formativo, ni pagado ni gratuito. Esta apatía demuestra el poco interés que tienen muchos empresarios por mejorar la carrera profesional de sus trabajadores y, lo que es peor, por mejorar su capital humano. Resulta increíble que desde el seno del sector se desarrollen cursos de formación especializados gratuitos para los trabajadores de las tiendas de deporte, impartidos por algunos de los mejores profesionales del sector, y en lugar de producirse una avalancha de solicitudes por parte de los empresarios haya un absoluto desinterés hacía los mismos. Como dice el refranero, vemos la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. [comercio] Capital humano El absoluto desinterés por los cursos de formación de dependientes demuestra las pocas ganas que tienen muchos empresarios de mejorar la carrera profesional de sus trabajadores y, lo que es peor, de mejorar su capital humano Carlos Grande Secretario General de Andad Las pequeñas y medianas empresas cuyos establecimientos no son supermercados, sino lugares de atención especializada al cliente, no pueden permitirse el lujo de tener un deficiente capital humano porque éste es parte esencial de su competitividad Los dependientes son un activo de la empresa

RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx