TradeSport 155 - Mayo 2008

opinión Andrés de la Dehesa (adehesa@sportmas.com) editorial DIRECTOR Jaume Ferrer (jferrer@gescode.es) Dicen que cuando las cosas van bien es el momento ideal para invertir en nuevos proyectos y, sobre todo, para afrontar inversiones para cuando vengan épocas de vacas flacas. El problema es que si te pilla la crisis con el pie cambiado y sin los deberes hechos, no te queda más remedio que empezar a correr sino quieres quedarte fuera de carrera a las primeras de cambio. Y ahora a nuestro sector le toca correr. Hasta el primero de la clase, ‘Decathlon’, acaba de anunciar que para obtener su licenciatura deberá hacer frente a una nueva competencia; a un mercado que todavía es pequeño, pero que en un futuro, será muy fuerte. Michel D’Humières hacía estas afirmaciones en una reciente entrevista al diario La Vanguardia donde, además, puntualizaba que este mercado con más de setenta deportes tendrá fácilmente la mayor oferta del mundo, con catálogos de miles de productos. Hablaba, lógicamente, del que en un futuro muy próximo será su principal competidor: INTERNET. Venderlo todo bajo el mismo techo a través de tiendas cada vez más grandes donde el consumidor pueda tocar el producto es la diferenciación exclusiva que utiliza Decathlon, no sólo para competir con el mercado tradicional, sino sobre todo para hacer frente a este nuevo competidor. En cuanto a las marcas líderes, todos tenemos claro donde está su futuro: vender por Internet con webs propias apoyadas por las tiendas monomarca que ya están implantando. ¿Y el resto del mercado qué está haciendo? En este contexto parece lógico que la mejor -y seguramente la única- alternativa sea buscar soluciones para reducir los costes. Y no hablamos ni de sacrificar personal ni de reducir las compras. La clave es aprovechar al máximo las muchas oportunidades que nos brindan las nuevas tecnologías para agilizar los procesos y, sobre todo, para reducir el tiempo que dedicamos a determinadas gestiones. No tiene sentido que todavía no se estén utilizando herramientas que, por ejemplo, nos permitan entrar nuestros pedidos directamente en la base de datos de los proveedores o que nos ayuden a gestionar, junto con estos proveedores, nuestro stock, potenciando algo tan fundamental como la reposición automática (algo que los grandes proveedores ya empiezan a hacer con los grandes distribuidores). Son, todos ellos, procesos que nos ayudarían a reducir considerablemente el activo circulante y, por lo tanto, nuestros costes reales. La brecha que muchos comercios tienen entre stock y demanda se reduciría considerablemente y los riesgos, por consiguiente, serían muy inferiores. Tenemos que acabar con la idea de que las ventajas de la integración vertical solo pueden tenerlas los grandes de la distribución: ahora, gracias a herramientas como SPORTMAS, todos los detallistas pueden aprovecharse de este modelo independientemente del volumen de metros y ventas que se tengan. Estas nuevas herramientas permiten a todos competir con las mismas armas que los grandes. Y en el contexto actual, será determinante. Nuevos retos Los sociólogos denominan modelo de difusión a la forma académica de analizar cómo se mueve una idea, un producto, un servicio o por qué no, una innovación. Innovadores son los que se aventuran primero -asumiendo ser “conejillos de indias”- a comprar y probar un producto o servicio. Después, transcurrido cierto tiempo llegan los aplicadores iniciales, un grupo ligeramente más numeroso, que son líderes de opinión en su entorno o sector, personas respetadas y expertos, cuya reputación les avala y no dejan de analizar en ningún momento los pasos que han seguido los innovadores. Por detrás de éstos llegan los más tradicionales, denominados la mayoría inicial; que será seguida en último término por la mayoría final, la masa de reflexivos y de escépticos que nunca intentarán nada nuevo hasta que otros lo hayan probado todo con anterioridad. Naturalmente los dos primeros grupos, innovadores y aplicadores iniciales, son tildados de visionarios. Son los que buscan cambios revolucionarios; quieren por encima de todo distinguirse y diferenciarse de sus competidores, plenamente conscientes de que su esfuerzo les va a aportar ventajas competitivas sostenibles y que el tiempo que invierten en aprender y aplicar las nuevas formas de trabajar, antes que la mayoría inicial y final, les proporcionará sin lugar a dudas beneficios. Prosiguiendo con la sociología, de igual manera que hay personas en las que confiamos para que nos conecten con otras personas, también hay proveedores o detallistas en los que confiamos como referente para tomar determinadas decisiones. Sociológicamente hablando estas personas u organizaciones se las conoce como conectores. Son verdaderos agentes de intercambio de experiencias, opiniones, información… pero para que puedan provocar una epidemia tiene que haber personas dispuestas a dejarse persuadir. Sportmas ya tiene a sus conectores: Cronos, Deportes Pardo, Grupo Uno, Mapigar, Oteros, Sprinter, Twinner, Unipreus y noventa empresarios detallistas más, que esperan ansiosos los pedidos y albaranes de sus proveedores en el formato digital de Sportmas para no tener que introducirlos a mano y obtener un gran beneficio dedicando el mínimo esfuerzo. Hemos conquistado el punto clave para que ahora empiece la epidemia. Epidemia digital

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