TradeSport 151 - Enero 2008

opinión Andrés de la Dehesa (adehesa@sportmas.com) editorial DIRECTOR Jaume Ferrer (jferrer@gescode.es) Como cada año, en el número de enero, intento hacer un pequeño balance de lo que nos deparó el sector en el curso anterior. Y sinceramente, creo que al final las notas del 2007 no han sido tan malas como pintaba cuando se cerraba el ejercicio de inverno 06-07. Esta campaña no ha arrancado como para tirar cohetes, pero si se nota un importante incremento en la ventas de textil de invierno y, principalmente, de las prendas más técnicas. Tradicionalmente en nuestro sector los años pares suelen ser más buenos en ventas que los impares y estoy convencido que este ejercicio 2008 con las Olimpiadas de Pekín como gran espectáculo y la suma de los múltiples eventos que nos esperan, como el europeo de Fútbol, no será menos. Al contrario; muchos indicadores económicos ya señalan que nuestro sector tocó fondo en 2007, un año para muchos "horrible" y marcado, especialmente, por la falta de frío y nieve. La nota más positiva del 2007 fuera del ámbito de las ventas ha sido, sin duda, la suma de buenas noticias, referentes a la unión, a las alianzas y a las iniciativas surgidas para compartir, que han dejado de lado el fantasma histórico de la individualidad del sector y se han iniciado o consolidado con una base sólida y con una filosofía muy clara (y hasta ahora poco común en el sector): la unión hace la fuerza. Una unión que ha servido, por ejemplo, para que un grupo importante de detallistas haya decidido emprender un proyecto juntos para afrontar mejor la competitividad; una unión que también ha servido para que un proyecto sectorial tan importante y necesario como Sportmas se haya consolidado y cuente con el apoyo de los principales proveedores y de importantes distribuidores; una unión que ha sido clave para que algunos socios detallistas, a pesar de estar disconformes con su central, sigan muy convencidos de la importancia de pertenecer a un colectivo y hayan decidido crear su propio grupo y comenzar una nueva aventura. Una unión que, en definitiva, ha servido para que muchos de los problemas que arrastra el sector se hayan empezado a solucionar -aunque requiera tiempo- a través del diálogo y, siempre, tendiendo puentes hacia el entendimiento. Las cosas, como todo el mundo sabe, no están para lanzarnos piedras sobre nuestro tejado, y a día de hoy, una de las mejores soluciones para avanzar y crecer es hacerlo juntos. Esperemos que en este 2008 proliferen este tipo de iniciativas grupales y espero, también, que muy pronto podamos anunciar, en primicia y con letras mayúsculas, el nacimiento de un importante punto de encuentro sectorial. Sin duda sería la mejor manera de seguir sumando. Sumando Los que entienden de macroeconomía no dejan de lanzarnos -eso sí, con serenidad- el mensaje de que hay que apretarse el cinturón. Nuestra economía basada actualmente en el ladrillo, anuncia que en el transcurso de este recién estrenado 2008 se van a ir al paro 350.000 personas. Todos sabemos que muchos de ellos, y por muy diversos motivos, son clientes de nuestro sector. Los productos de primera necesidad (pan, leche y gasolina) se han puesto por las nubes… Bueno, "sólo" nos queda despejar esa fabulosa incógnita del ¿y ahora qué?. ¿Qué ocurre cuando los clientes dejan de entrar en las tiendas? ¿cuando los jóvenes anteponen en su lista de prioridades otras cosas? ¿cuando los cuarentones sólo tienen tiempo para trabajar? ¿cuando a la tercera edad le importa "un pimiento" el marquismo de nuestra oferta?... Para cambiar hay que desaprender, porque la innovación y capacidad de transformación del empresario se enfrenta a menudo con lo que se aprendió y se ha ido quedando progresivamente obsoleto. El ser humano, en general, tiene un miedo atroz a los cambios. No quiere equivocarse, cometer errores, probar, asumir riesgos controlados. Por todo ello, lo habitual es que las empresas, los sectores, las personas en definitiva, no cambien si no se juegan su SUPERVIVENCIA. Evidentemente es importante lo que hemos hecho en el pasado, pero lo decisivo es lo que nos propongamos hacer ahora para consolidar el futuro. La inseguridad que conlleva toda novedad se disipa con información, comunicación y razón; pero por encima de todo, con una mentalidad abierta. Hay que pasar de la idea de que la innovación es creatividad conseguida individualmente, a que es algo que puede conseguirse en equipo, compartiendo y fomentando de forma sistemática las relaciones: proveedor-detallista-consumidor. Estamos plenamente convencidos de que las alianzas estratégicas unidas a la tecnología van a liderar el progreso de nuestro sector. Principalmente, porque cuando el entorno aprieta hay que reducir costes, y tal como está la situación, donde más se va a poder evolucionar -como ya lo han hecho muchos sectores- es en trabajar más unidos en temas logísticos, reposiciones, marketing en el punto de venta, relaciones conjuntas detallista-marca a través de la tienda con el consumidor final y un largo etcétera. En este mundo de cambios constantes evolucionar no es una opción, es una obligación para seguir siendo competitivo. Pan, leche y gasolina...

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