Redacción, Barcelona tiempo estimado de lectura >>> 12 min. Ariesgo de parecer cansinos, hay una idea que desde esta revista y, sobre todo desde esta sección, no paramos de repetir: que la práctica deportiva está alcanzando unas cifras alarmantes -por bajas- y que, pese a los pocos esfuerzos de las instituciones, no hay muchas perspectivas de que la cosa vaya a mejorar a corto o medio plazo. Un 60% de los españoles, es decir, más de 25 millones de personas, no hace ningún tipo de deporte, y la cifra de obesos, sobre todo entre la población infantil, aumenta año tras año, acercándose a porcentajes similares a los de Estados Unidos, el país más "gordo" del mundo. El porqué de estos descensos de la practica deportiva lo encontramos en los nuevos hábitos del consumidor, que parece haber dejado de lado el deporte en pro de otro tipo de diversión mucho más "estática". Hemos hablado una y mil veces de las nuevas preferencias del consumidor en cuanto a ocio, del papel que están adquiriendo las nuevas tecnologías y de cómo éstas están concentrando la mayoría de gastos -sobre todo los que antes se destinaban a deporte- y de los problemas que, de seguir así, tendrán las tiendas multideporte donde el material atlético representa el grueso del negocio. También hemos hablado varias veces de las consecuencias que, a nivel estrictamente deportivo, está teniendo este cambio en las preferencias del consumidor, y en este sentido el tiempo ha confirmado que en este nuevo siglo, los deportes que más han crecido han sido los que se practican -o pueden practicarse- individualmente, sobre todo, y más allá del auge de modalidades como el golf o el padel, aquellos que están vinculados, directa o indirectamente, con la salud, el bienestar y lo que, en definitiva, llamamos "estar en forma". Esta reflexión, con la que solemos comenzar los artículos en lo que hacemos referencia al fitness -y todas sus modalidades- para justificar su auge, también tiene sentido cuando hablamos de running. Esta modalidad, derivada del atletismo, cuenta con miles de practicantes desde hace muchos años, cuando empezó a salir del tartan . Parte del secreto de su éxito, y de su comportamiento más o menos regular, con un volumen de ventas considerable, lo encontramos en el hecho de que, más allá de los beneficios que tiene a nivel físico, su práctica no está ligada ni a horarios ni a un grupo determinado de personas. Y esto, lejos de parecer anecdótico, es determinante en una época en la que el tiempo libre es cada vez más valioso y la gente lo administra con mayor cautela (y, sobre todo, más individualmente). Otro aspecto clave que ha convertido al running en una modalidad tan practicada -y en un segmento tan sólido- es su escaso carácter competitivo y, por ende, su condición de deporte "recreativo". La gente está cada vez más harta de vivir un día a día tan competitivo y en su tiempo libre, si practica deporte, prefiere apostar por deportes en los que sólo se enfrente a sus posibilidades (los llamados deportes de superación). Habiendo recogido el testigo del footing y del boom que en su momento tuvo este embrión de lo que hoy conocemos, globalmente, como running, esta modalidad engloba a todos aquellos a los que, simplemente, les gusta correr. El hecho de que quien lo practique lo haga, como hemos dicho, simplemente como hobby, es decir, sin más intención que la de hacer deporte, mantenerse en forma y, en algunos casos, como "terapia" de superación personal, ha conllevado que las desventajas que algunos podían verle hace una década, cuando los deportes "solitarios" se miraban con cierto recelo, se hayan convertido en virtudes, y la posibilidad que ofrecen de practicarlos cuando uno quiere, y generalmente donde quiere, convierte al running en una opción ideal para quienes, pese al ritmo actual de vida, no quieren renunciar al deporte. Con el auge del running, uno de los grandes damnificados ha sido el atletismo en su vertiente más pura - pista-, que ha ido perdiendo adeptos, sobre todo desde que la proliferación de carreras populares ha colmado las expectativas de quienes sí buscan un poco de competitividad - aunque casi siempre la lucha suele ser con ellos mismos-. Especialización: la mejor alternativa Con las irrisorias cifras de practicantes que hemos mencionado hace algunas líneas y con los porcentajes que tiene la venta de sportwear en el canal deporte -superiores al 80%- no es extraño que lo atlético esté atravesando uno de los peores momentos de las últimas décadas. La solución a este bache -que parece profundo y largo- ha sido, para marcas y para tiendas, la especialización. La tienda multideporte clásica está pasando por un mal momento y para muchos la mejor manera de arreglar las cosas ha sido apostar por el sportwear, dejando de lado lo atlético y mantenido, como mucho, los pocos segmentos que pueden generan tráfico (fútbol y running sobre todo): el buen trabajo que a nivel de producto -y de marketing- están llevando a cabo marcas especializadas como Mizuno, Asics o New Balance, y la apuesta en firme de adidas y Nike por esta modalidad, está animando a muchos detallistas multideporte a apostar por este segmento, que cada vez parece tener más presencia en tiendas de estas características. Y este hecho ha sido una de las claves que ha ayudado al sector a mantener el tipo en los malos momentos, que los ha habido. Otra alternativa, que cada vez tiene El running vuelve a crecer y reafirma su potencial [analisis running] ts26 La gente está cada vez más harta de vivir un día a día tan competitivo y en su tiempo libre, si practica deporte, prefiere apostar por deportes como el running, en los que uno sólo se enfrenta a sus propios límites A pesar de haber atravesado un pequeño bache, el segmento ha conseguido volver a la senda positiva y en los últimos dos años ha empezado a recuperar el terreno perdido desde 2002. Las perspectivas son muy positivas y si se superan algunas asignaturas pendientes, el segmento tiene mucho camino para seguir corriendo
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