TradeSport 150 - Diciembre 2007

Redacción, Barcelona Algunas teorías apuntan, desde hace tiempo, que una de las consecuencias de los cambios de hábitos deportivos es el progresivo crecimiento de deportes que se practican individualmente y el consecuente descenso -puesto que la práctica no mejora- de los deportes de equipo. Esta teoría, que justificaría el auge de deportes como el running, los deportes de gimnasio o algunas modalidades outdoor, tiene sentido, sólo, a partir de una determinada edad, cuando, por las características del ritmo de vida actual, hay que empezar a administrar el tiempo de ocio con cautela. Antes, cuando uno no está inmerso en el mundo laboral -y familiar-, las cosas son muy diferentes y los deportes de equipo más clásicos siguen siendo los más practicados entre los más jóvenes (especialmente a nivel escolar y de recreo). Y obviamente, entre los deportes de equipo, hay uno que sobresale por encima de los demás: el fútbol. Y lo hace, tanto por practicantes y por ventas como, sobre todo, por repercusión mediática, social y, últimamente, económica. No en vano, en los últimos años, y gracias -o por culpa- de los medios de comunicación, lo que era un deporte se ha convertido en un negocio que mueve, directa o indirectamente, miles de millones de euros. Este nuevo rol que juega el fútbol, que aunque es especialmente tangible en el fútbol de máxima competición, también trasciende a la práctica amateur, es una garantía para el sector de artículos deportivos en general y para determinadas marcas en particular, ya que les permite mantener las ventas estables y tener margen de recorrido. Y aunque la diferencia entre la cifra de practicantes y aficionados es abismal, sí que es verdad que el fútbol es uno de esos deportes donde los practicantes utilizan calzado específico, de manera que, si tenemos en cuenta que las estimaciones señalan que alrededor de 2.000.000 de españoles juegan a fútbol -una cifra que probablemente no tenga en cuenta a quienes juegan en el recreo-, es obvio que hay que ser optimistas. Asimismo, tampoco podemos dejar de lado que las nuevas vías de negocio que han abierto el auge del fútbol sala y el fútbol 7, y de los correspondientes modelos Indoor y Turf (que les ha permitido atraer a ese importante volumen de jugadores aficionados que participan en liguillas y que, en definitiva, son el target que puede ayudar a las marcas a avanzar) son otro argumento para que el segmento, en general (por marcas las cosas pueden cambiar), no caiga en el pesimismo en el que han caído otros deportes de equipo. Además, la mejor prueba de la importancia de este deporte, y del convencimiento de que difícilmente irá a menos, la tenemos en que las dos marcas líderes del sector, adidas y Nike, vuelcan la mayoría de sus esfuerzos -y de sus inversiones- en este segmento que, además, es donde más se pone de manifiesto la guerra entre ambas empresas. Fútbol 7 y fútbol sala dinamizan el segmento Como decíamos en la introducción, aunque hayamos afirmado que a nivel global el segmento está estable y que apenas hay retrocesos en ventas y en practicantes, sí que es cierto que esta regularidad se ha mantenido gracias al boom que han experimentado, sobre todo a nivel de practicantes aficionados, dos modalidades: el fútbol sala y el fútbol 7. El fútbol sala ha logrado, en pocos años, y gracias a determinados medios de comunicación y al apoyo de algunas marcas -especialmente Puma y Munich- ganar terreno a nivel mediático y mejorar su cifra de practicantes, tanto a nivel competitivo (España ha sido Campeona del Mundo y de Europa) como de aficionado. Además, las instalaciones para practicar esta modalidad son mucho más numerosas -algo no muy difícil- y cada vez hay más ligas amateurs que reúnen a miles de aficionados los siete días de la semana. Y lejos de ser un dato anecdótico, es importante tener en cuenta que es una de las modalidades preferidas de los inmigrantes, que tienen mucho peso en la venta en este segmento. En cuanto al fútbol 7, más de lo mismo. Aunque no hay competiciones oficiales -al menos de primer nivel- de esta modalidad, es probablemente la que mayor crecimiento ha experimentado, en practicantes, en la última década. Como el fútbol sala, las instalaciones destinadas a esta modalidad se han multiplicado y en todas las ciudades de España se celebran, cada noche, miles de liguillas de aficionados. En ambas modalidades, el hecho de que se utilice un calzado específico -indoor para pistas cubiertas o de cemento, y turf para hierba artificial- ha obligado a las marcas a lanzar modelos específicos. Eso, lejos de suponer un problema, les ha servido para abrir nuevas vías de negocio y hacer frente, así, al ligero descenso experimentado por las botas de fútbol. La consecuencia más directa, y la mejor prueba de que estas modalidades tienen un peso importante en las nuevas estrategias de las marcas, es que casi todas ellas, más allá de los modelos específicos que puedan lanzar para fútbol sala y fútbol 7, cuando presentan una gran novedad en fútbol, también diseñan un modelo con la misma estética pero con una suela o indoor o turf. adidas vs. Nike: la gran batalla La eterna rivalidad adidas-Nike se hace evidente, sobre todo, en el El fútbol se mantiene estable en un año con pocos cambios [fútbol] ts20 En los últimos años, y gracias -o por culpa- de los medios de comunicación, lo que era un deporte se ha convertido en un negocio que mueve, directa o indirectamente, miles de millones de euros En esta última década esta modalidad ha experimentado una evolución muy regular. Quizás demasiado. La moda deportiva no ha conseguido alterar este segmento y el fútbol, marcado por la eterna guerra entre Nike y adidas, sigue siendo el deporte atlético con más aficionados, practicantes y ventas

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