TradeSport 146 - Julio-Agosto 2007

ts44 ¿Por qué envejecen las empresas? [empresas] Al igual que en los organismos vivos, el crecimiento de las organizaciones se manifiesta fundamentalmente en la interrelación de dos factores: flexibilidad y control. Cuando las empresas son jóvenes, son muy flexibles, pero no siempre capaces de autocontrolarse. A medida que envejecen esta relación va cambiando. No es difícil, por ejemplo, encontrar a los fundadores de una empresa joven jugándose el 80% de sus recursos en una nueva idea durante un desayuno; años después, a la misma empresa le toma meses y toneladas de papel la aprobación de una pequeña inversión. El tamaño y el tiempo no son las causas reales del crecimiento y el envejecimiento de una organización, ya que una compañía grande, con tradiciones muy arraigadas, no es necesariamente vieja; al igual que una pequeña, carente de tradición, no siempre es joven. Lo que causa el crecimiento y el envejecimiento de las organizaciones no es ni el tiempo ni el tamaño. Se pueden encontrar corporaciones jóvenes de más de 100 años, y otras que se consideran viejas no teniendo ni 10 años. Joven" significa que la organización es altamente flexible y que puede cambiar con relativa facilidad. Debido a su bajo nivel de autocontrol, es difícil predecir que es lo que hará con esa flexibilidad, por lo que con frecuencia estas organizaciones toman decisiones equivocadas. "Vieja", por otro lado, significa que aunque tiene capacidad de control, la organización se ha tornado inflexible, teniendo poca propensión y disposición al cambio. Estas empresas envejecidas reaccionan muy lento al ver venir los problemas, esto si acaso reaccionan, y cuando lo hacen a veces ya es demasiado tarde. Una buena organización es flexible y tiene capacidad de control; no es ni demasiado vieja ni demasiado joven; tiene las ventajas de la juventud y de la madurez. Cuando una empresa se encuentra en esta etapa de equilibrio, se dice que ha alcanzado su "estado de plenitud". Las organizaciones en la etapa de plenitud pueden cambiar su línea de acción y lograr que los cambios sean tal y como los desean. Pueden controlar lo que quieren hacer y no dejarse guiar por la corriente o el curso que van tomando los acontecimientos externos. Estas empresas son exitosas y altamente competitivas, no le temen al cambio y saben anticiparse a él. Las empresas deben analizar los factores que están afectando su flexibilidad y autocontrol para manejarlos de manera en la que puedan llegar y permanecer en la Plenitud. Una empresa envejecida tarde o temprano muere. Esto no necesariamente ocurre inmediatamente. Una empresa puede sobrevivir durante varios años muriendo lentamente, como le ocurre a una persona en estado vegetativo que se mantiene con vida gracias a la ayuda externa de máquinas y aparatos. A medida que las compañías crecen y envejecen, la deficiencia relativa de flexibilidad o autocontrol crea dificultades predecibles y repetitivas que los directivos etiquetan como "problemas". La tarea del director no consiste en crear una atmósfera carente de problemas. Vivimos en un mundo que no se detiene nunca y que siempre está en "problemas". La función de un buen director es guiar a su empresa hasta que alcance el estado de plenitud y mantenerla ahí; al hacerlo, pasará de un tipo de problemas a otros. El buen director supera los problemas y las crisis que se presentan ese día en la empresa y se prepara para los del día siguiente. Envejecer supone una disminución en la habilidad para afrontar los problemas. A medida que la organización envejece, los mismos problemas que ha afrontado durante años comienzan a parecer cada vez más difíciles. La clave del éxito para una empresa no esta en eliminar todos los problemas, sino en centrarse en aquellos que no corresponden a la etapa del ciclo de vida que vive la organización en ese momento, de forma que pueda crecer y madurar para afrontar los problemas de la etapa siguiente. Un bebe de 6 meses que se orina en la cama tiene un problema normal, uno que corresponde a su edad, pero un ejecutivo de 35 años que se hace en la cama por las noches tiene un problema anormal. Ambos tienen el mismo problema, pero en un caso es esperado y en el otro es posiblemente patológico, por lo que se requiere de atención externa. Cuando una organización llega a su estado de plenitud, la clave del éxito está en prever las causas del envejecimiento. En las organizaciones, el envejecimiento no es un proceso ineludible. La organización puede mantenerse indefinidamente en su plenitud si se rejuvenece a sí misma de manera constante. Un ser humano empieza a envejecer cuando se siente viejo: la juventud se pierde primero en la mente, en el alma. Un hombre empieza a morir cuando deja de tener metas, cuando se conforma con lo que tiene y deja de esforzarse para alcanzar nuevas metas y horizontes. De la misma forma, una empresa comienza a envejecer cuando pierde su espíritu emprendedor. Cuando se le pregunta al dueño o director de una empresa por el estado actual de su negocio y responde con un "no podría estar mejor, somos líderes del mercado", pueden estar anunciando el inicio del ocaso de su empresa sin darse cuenta. Efectivamente, en ese preciso momento la empresa puede ser líder y gozar de muchas utilidades, pero si se confían y se duermen en sus laureles les ocurrirá lo mismo que en el cuento de la liebre y la tortuga. La competencia los alcanzara y superará. Los directores deben replantear las metas de su organización y constantemente introducir el cambio a la misma. Existen lugares donde acostumbran a los árboles al cambio. Los replantan frecuentemente mientras son chicos, así, si tienen que reubicarlos cuando son adultos, estos resisten el cambio y no se secan. El cambio bien enfocado trae nuevos bríos a la empresa y a su personal. El cambio en una empresa puede tener la misma función del yoga en las personas. Lo primordial es no dejar que los músculos de nuestras organizaciones se atrofien y mantenerlas flexibles. El equilibrio entre la flexibilidad y el control es la clave para que una empresa tenga una larga vida. El equilibrio entre flexibilidad y control es la clave para que una empresa tenga una larga vida Mónica Guzmán, Analista de Adizes

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