sicamente, con una frase: quien da primero, da dos veces. Como en muchos otros aspectos, estas cadenas supieron darse cuenta de que, especialmente las mujeres, priorizaban el diseño ante cualquier cosa, sin preocuparse demasiado por las características técnicas o la funcionalidad -los argumentos que esgrimían las marcas deportivas-. Si a un diseño atractivo le añades variedad, renovación constante y, sobre todo, un precio medio casi irrisorio -y a años luz del que tenía y tiene nuestro sector-, las cosas están bastante claras: es casi imposible luchar contra ello y la única posibilidad es hacerlo bajo la bandera de la Marca. Y eso es lo que han hecho desde el mundo gliss: que la marca se convierta en reclamo por encima del precio. Aunque haya quien se acerca a la piscina a hacer unos largos con unos boardshorts de cualquier marca surfera o con los clásicos bermudas de cualquier marca líder, es evidente que las diferencias entre los bañadores de natación -baño competición- y los bañadores de playa, ocio o como queramos llamarles, son abismales: en unos prima la funcionalidad y en los otros la estética (y el precio). Y puesto que estamos en un país donde tradicionalmente el precio ha sido un argumento de venta con mucho peso, no es extraño que en los últimos años la gran mayoría de bañadores que se han vendido (alrededor de un 95%) ni tienen un uso atlético ni están relacionados, por marca, por diseño y por lugar de venta, con el deporte. Sin embargo, en los últimos años, y como hemos mencionado anteriormente, las cosas parecen haber cambiado, sobre todo en lo que al baño moda se refiere. El auge de las marcas gliss ha conseguido que muchos consumidores estén dispuestos a dejar en un segundo plano el precio -mucho más alto que la mayoría de bañadores de competición- a cambio de tener en su armario bañadores de marcas como Billabong, Quiksilver, Roxy o Rip Curl. Las ventas de bañadores A pesar de que las venta de bañadores en las tiendas del sector apenas representa un 10% del total del segmento baño, en los últimos cinco años se han dado tres circunstancias -de las que ya hemos hablado- que han permitido al sector arañar un poco de cuota a las tiendas no deportivas: el boom del sportwear ha cambiado por completo las colecciones de casi todas las marcas, que han empezado a preocuparse por el diseño y se han esforzado por potenciar la estética de sus colecciones sin renunciar a sus bazas tradicionales -tecnicidad, marcas…- ; en segundo lugar, las tiendas se han dado cuenta de esta realidad y también han apostado fuerte por el baño más vinculado a la moda; y finalmente, la emergente moda gliss ha conseguido que el precio no sea un freno para que los consumidores acudan a las tiendas de deporte a comprar baño. El único pero que puede achacarse al sector es que no ha sido capaz de lograr que la mujer, mucho más fiel al canal moda y con mucho más poder de compra, se sienta atraída por las marcas deportivas y cambie su costumbre de comprar sus bañadores en cadenas como Zara, Calzedonia o Woman Secret, o en tiendas más exclusivas - si busca marca- como TCN. En cualquier caso, remitiéndonos a las cifras, en 2005 la venta global de bañadores de hombre en el canal deporte ha vuelto a crecer, como ya sucedió en 2005. En esta ocasión el crecimiento ha superado el 12% -en unidades-. En cuanto a los bañadores de mujer, donde las ventas son considerablemente inferiores a las de la categoría hombre, sigue la estabilidad de los últimos años y el crecimiento apenas ha superado el 1%. Así pues, y a pesar de los baches que se han dado en algunos años - más habituales en la categoría de mujer- la última década ha sido bastante positiva para el segmento, ya que en el período comprendido entre 1997 y 2006 se han multiplicado por 2,1 las ventas en la categoría de hombre mientras que en mujer el crecimiento supera el 40%. Pero si las diferencias de ventas entre las categorías de hombre y mujer son considerables, no menos importantes son las diferencias que hay entre ambas categorías en lo que a marcas se refiere. Antes de analizar esta circunstancia hay que dejar claro que en el segmento baño -y hablamos exclusivamente de las ventas en nuestro canal- se pueden diferenciar cuatro grandes grupos o tipos de bañadores: los atléticos (generalmente de marcas especialistas), , los surferos, los de primer precio y, finalmente, las líneas más urbanas -o playeras- de marcas que tienen en el textil un porcentaje importante de su facturación -marcas generalistas como adidas o Nike-, marcas nacionales "multideporte…-. Esta homogeneidad que nos permite dividir el segmento no tiene continuación en los gustos de hombres y mujeres, y una de las cosas que más sorprende a simple vista si analizamos las ventas por marcas es, como hemos dicho, y como puede verse en los cuadros, las diferencias que hay entre unos y otras respecto a las marcas que ocupan las primeras posiciones de los principales rankings. El hombre: el gliss se consolida En la categoría de hombre, que como hemos visto representa más del 70% de las ventas del segmento - en unidades y valor- hay un hecho determinante que está marcando la tendencia de los últimos años: el poder de las marcas gliss. El hombre, mucho más fiel al canal y, sobre todo, mucho más marquista que la mujer, se sigue decantando por las marcas líderes del El auge de las marcas gliss ha conseguido que muchos consumidores estén dispuestos a dejar en un segundo plano el precio a cambio de tener en su armario bañadores de marcas como Billabong, Quiksilver, Roxy o Rip Curl ts35 Ranking Bañadores Hombre 2006
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