TradeSport 144 - Mayo 2007

En un fértil reino, gobernado por un tirano rey, enamorado de la moda, fue persuadido por sus asesores de imagen para vestir un inconfundible traje invisible. La experiencia podría llevarle a ver y sentir el clamor de su incondicional pueblo, le susurraban al oído sus consejeros. El rey vio en ello la oportunidad de sentir el pulso de su Poder y optó por saltar a las calles de "su" reino con el exclusivo traje invisible. Al paso por ellas, las gentes se agolpaban gritando: Viva el magno rey con su hermosa vestimenta; ¡viva!, ¡viva! El griterío y la glorificación de su figura eran ensordecedores en todos los rincones de la ciudad. Pero en un momento de aquella travesía, una niña pequeña gritó: "¡El rey va desnudo!". Pero nadie atendió a aquella visión. Los ciudadanos del reino vivían cegados por la toxicidad de la fuerza del poder de su gobernador, hasta el punto extremo de no ver ni aceptar como verdadero y válido todo aquello que no fuera expresado por aquel Poder. Aquella ocurrente niña con su intruso comentario representó, en aquel instante, la Autoridad, pero al carecer de poder, su perspectiva de la realidad quedó disuelta en la nada. La Autoridad parece ser una forma especial de descripción ante un tipo de realidad. Es fácil confundirlas, y de hecho la mayoría de nosotros creemos en forma de dogma que ambas combinan juntas un mismo sistema. Pero el Poder es una cosa y la Autoridad otra. Lo que sí resplandece en nuestra época es que el Poder es el más efectivo y práctico de los dos sistemas socializadores. La autoridad ha quedado desterrada a territorios estrictamente filosóficos por aburrida y poco práctica; y es el poder el motor de todo lo que ha de timonear o conducir los destinos y las "conciencias" de las personas. Volviendo un instante al mito del Rey, deberíamos decir que él sabía muy bien que para tener un pueblo tibio y controlado era necesario gestionarlo con poder, que es lo mismo que decir atemorizado. La Autoridad moviliza y dinamiza las mentes de quienes la participan, haciéndolas individuales y libres en su esencia; mientras que el Poder las contrae y agarrota estimulando el miedo y, por ende, generalizando a los habitantes de un pueblo. Y una población generalizada es siempre una población deformable e influenciable. Debe existir algún interés especial por movilizar la "conciencia" de mucha gente además de estimular los "egos" de quienes necesitan sentir el colchón del Poder sobre las masas. Me refiero, en este caso, al incesante martilleo sobre el "cambio climático" y sus hipotéticas nefastas consecuencias. Del goteo incesante hemos pasado a una cascada abrumadora de noticias al respecto. Hace mucho tiempo que un reducido grupo de científicos canadienses con aparente "Autoridad", empezaron una tímida campaña de advertencias sobre nuestras exageradas, abusivas y despectivas maneras de vivir y tratar a nuestro ecosistema. Pero en aquel instante, el Poder aplastó instintivamente una nueva corriente ecologista que pudiera haber representado un nuevo paradigma social corrosivo para los mandos del Poder de turno. Paradójicamente, puede parecer que ahora la verde corriente la tuvieran, no sólo controlada, sino a su total favor. Después del último invierno, alarmantemente seco, las voces venidas de casi todos los medios de comunicación han sentenciado indefectiblemente que el cambio climático es ya una realidad y que, por lo tanto, sus consecuencias traerán un nuevo cuadro, todavía desfigurado, pero seguro que desconcertante e inédito para todo el mundo. Creo que el Poder ha impulsado una intriga social y ha inaugurado un momento de incertidumbre que puede ser mucho más funesto a corto plazo que las aparentes y nefastas consecuencias a nuestra impronta forma de vida. Sin ir más lejos, el sector deportivo vinculado a la órbita de la nieve ha padecido este último invierno la "enfermedad" más grave ocurrida desde no se recuerda cuándo. Se podría decir que la campaña de ventas no sólo ha sido una ruina en todos los sentidos, sino que además no ha ocurrido. Es decir, que la pasada campaña podría fácilmente repetirse en los mismos términos, y con los mismos utensilios y guiones, porque en ella no hubo casi espectadores y, por lo tanto, podría ser válida una repetición de dicha función. Estamos todos de acuerdo en que el invierno pasado ha sido paupérrimo desde el punto de vista climático, pero no podemos estar de acuerdo en algo que desconocemos totalmente. Me refiero al hecho de que el trágico invierno pasado haya supuesto el inicio de un "cambio climático". Eso es lo que parece estar en boca de todo el mundo, porque es precisamente lo que nos están haciendo creer desde algún lugar que se me antoja como fuerza de Poder. Un movimiento desde algún Poder que no tiene miramientos por los intereses, las ilusiones y los compromisos de muchas personas de muchas partes. Una corriente que contagia el miedo y ocasiona inmovilismo, inseguridad y urgencias en las personas de a pie. Unos síntomas apetecibles y codiciables para quienes pretender controlar masas sociales para "imponer" sus propios intereses. Sin salir del ámbito del mundo del deporte se podría presagiar, casi con seguridad, que los efectos perniciosos de la psicosis social creada alrededor del "cambio climático" están todavía por llegar. El consumo comercial es un movimiento rítmico misterioso e imposible de explicar. Existen miles de teorías desarrolladas a través de la historia, pero nadie ha podido establecer reglas concisas y exactas al respecto. Mi opinión personal respecto a la inefabilidad de lo que representa el consumo es que sus variables de acción están siempre en continua transformación y cambios, por lo que cada instante hace que el reto siempre sea nuevo. Además, nunca tenemos en cuenta aspectos que guardan relación con las emociones profundas de las personas. Experimentar con la memoria es un sistema muy interesante para comprender el presente; el problema es caer en su red y quedarse atrapado en ella porque, desde mi punto de vista, la memoria no tiene porqué explicar exactamente todo lo que ocurre en cada momento. Decía antes que los síntomas de la psicosis del "cambio climático" pueden realmente no haberse dejado ver todavía. Y me refiero a la posible respuesta del misterioso consumo, ya que, si por casualidades del tiempo, la campaña de invierno empieza con retraso como ha ocurrido tantísimos años, puede que esta psicosis active las conciencias colectivas y desplace los ritmos del consumo hacia otros centros de interés, dejando al circuito de la nieve huérfano o escaso de consumidores un año más. Estamos hablando de un circuito económico muy delicado, que mueve muchos millones de euros, contrata a miles de personas y tiene otros sectores que dependen de su bonanza. Éstas podrían ser algunas de las inmediatas consecuencias provocadas por la agitación de los núcleos de Poder en busca de un no sé qué. Por situaciones así, sería interesante empezar a valorar nuestro mundo exterior invadido por focos que pretenden controlarnos con el fin de manipular nuestras respuestas. Los centros de Poder controlan y dominan la mayoría de los medios de comunicación, que son quienes contagian nuestras conciencias con el miedo, un miedo que nos hace vulnerables y dóciles, dejándonos a merced de una corriente dominante de intereses particularistas. Tenemos tendencia a creer demasiado en lo que leemos, y el problema de ello es que cuando creemos demasiado en algo, acaba controlándonos. Y como dijo un sabio: lo que te libera es la verdad, no el esfuerzo por ser libre. [cambio climático] ts16 Poder, Autoridad...y Cambio Climático Marcos Acosta Estudioso de la Antropología

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