editorial DIRECTOR Jaume Ferrer (jferrer@gescode.es) Que las cosas no van muy bien en nuestro sector es una realidad difícil de contradecir. Todos, más o menos, somos conscientes de los males a los que actualmente nos enfrentamos, y sabemos, con bastante certeza, cuáles son nuestros "enemigos". Sabemos, por ejemplo, que tenemos que luchar contra la moda deportiva de marcas no vinculadas al canal y que, además, tenemos que hacerlo en inferioridad, porque no tenemos -ni tendremos- las herramientas para poder competir en igualdad de condiciones. Además, seguimos sin encontrar el 'feeling' entre la mujer y la tienda de deporte. También somos conscientes que tenemos que asimilar, con más o con menos resistencia, que la oferta de las tiendas está cambiando radicalmente y que lo atlético, de seguir así, condenará a muchos y sobrevivirá, única y exclusivamente, en Decathlon y en tiendas muy especialistas. Sabemos, también, que la práctica no tiene augurios de crecer porque la sociedad española es cada vez más sedentaria y obesa. Y, sobre todo, sabemos que la tecnología está focalizando la mayoría de los gastos de los consumidores y que el deporte está quedando muy relegado en sus preferencias. Hasta aquí, todo bien. Por suerte o por desgracia, sabemos cuáles son nuestros principales "enemigos" fuera del sector. Ahora bien ¿Somos capaces de identificar qué problemas nos estamos generando nosotros mismos? ¿Somos lo suficientemente inteligentes como para aceptar que el sector se está poniendo palos en sus propias ruedas? Los problemas contra los que debemos luchar más allá de nuestro día a día son lo suficientemente graves como para que intentemos unirnos para combatirlos. Las guerras individuales, por muy "poderoso" que se sea, no sirven para nada. Ni siquiera para ganar imagen. Sólo sirven para agrandar los egos de quienes piensan primero en ellos y después en sus empresas. Para superar la situación actual es imprescindible estar unidos, apoyar proyectos de bien común y avanzar hacia un mismo objetivo sin que los intereses individuales nos acaben haciendo tomar caminos diferentes. La competencia es vital en un sector como el nuestro, pero hay momentos en los que es necesario dejarla en un segundo plano para no morir en la batalla. Debemos dejar de lado el marketing personal e ignorar el ego de quienes creen llevar las riendas del mercado y de quienes están convencidos de que sin ellos las cosas estarían condenadas al fracaso. Nosotros, como medios de comunicación, también tenemos la obligación moral de combatir este exceso de narcisismo -aunque a veces no lo parezcay dar prioridad a las empresas antes que a las personas. Si nos dedicamos a agrandar egos, lo único que haremos será frenar nuestro natural desarrollo. Es cierto que, como todos, tenemos intereses económicos, porque vivimos de ello, pero no parece muy ético que las páginas las llenen sólo las personas. Es hora de que unos y otros empecemos a pensar en el colectivo, aunque sólo sea para conseguir sobrevivir individualmente. ¿Hay alguien que trabaje por y para el sector? Marketing muy personal opinión Andrés de la Dehesa (adehesa@sportmas.com) En una reciente reunión con un responsable de deporte municipal, me comentaba que el ayuntamiento de su ciudad había puesto en marcha un proyecto piloto -que me atrevo a denominar "menos antidepresivos y más deporte"-, según el cual, en seis centros de asistencia primaria los facultativos que se encuentran ante pacientes con cuadros de ansiedad, depresión y demás enfermedades contemporáneas, prescriben con carácter gratuito en un centro polideportivo la práctica de ejercicio físico asistido por un entrenador personal durante seis meses. Al finalizar dicho periodo al paciente se le proporciona una interesante oferta para que pueda continuar con su actividad física, y los resultados están siendo realmente satisfactorios: "men sana in corpore sano". Ojalá esta iniciativa se extienda por toda nuestra geografía, no porque se pueda incrementar la demanda de algunos productos, sino por equiparar la tasa de práctica deportiva con muchos de los países de nuestro entorno que gozan de una mejor "salud" porcentual. Desde hace muchos años el deporte rey, en un porcentaje muy elevado, en cuanto a número de practicantes es la natación. Esto es así precisamente gracias a la prescripción facultativa. Evidentemente, ante la actual situación del sector, este tipo de medidas no supone la salvación de nada, y menos a corto y medio plazo; somos plenamente conscientes de que ya hace tiempo que la venta de artículos para practicar deporte representa cifras pequeñas en los totales de facturación. No obstante, este tipo de acciones puede aportar vínculos mediante los cuales desarrollar estrategias interesantes, en un retorno hacia la especialización que algunos ya han decidido emprender. Recordemos la historia reciente del sector, quince escasos años atrás, cuando alrededor del ochenta por ciento de la facturación de las tiendas era exclusivamente de artículos deportivos; cuando la moda la vendían otros; cuando se forjaron los cimientos de muchas de las tiendas que ahora lideran este sector… Entonces, había menos población, menos marquismo, menos consumismo, incluso hipotéticamente se practicaba menos deporte, pero aún así las clásicas tiendas de deporte funcionaban bien. Olvidemos el pesimismo, e interpretemos la situación actual como una oportunidad de volver al corazón del sector. Quizás no queramos recordar que en esos orígenes estaba y está para muchos la supervivencia. Ya es mítica la frase de que no podemos pretender vender de todo para todos, y asumir como bien dice un especialista en ciclismo "que la primera bicicleta la venda Decathlon, que la siguiente ya me la comprarán a mi". Ahora tenemos de nuevo que fijar el rumbo. Deporte y salud por prescripción facultativa. Prescripción Facultativa
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