TradeSport 142 - Marzo 2007

El 13 de junio del pasado 2006, Javier Cantera, Presidente del Grupo BLC, publicó un artículo en RRHH Digital (periódico on-line de Recursos Humanos) que llevaba por título "¿Hay crisis en la Dirección de Recursos Humanos?". Después de llegar a la conclusión de tener que responder afirmativamente a esa pregunta, analizaba las causas que habían llevado a esa situación, y señalaba que hay un excesivo lenguaje "humanoide" en nuestra función. Hoy quién no hable de "talento" parece que no comprende la función de Recursos Humanos. Estamos perdiendo el "oficio" por el "discurso". No hace falta dar "mítines" del valor de la persona sino diseñar procesos organizativos de gestión y sistemas de dirección adecuados. Hemos perdido el valor estratégico por tanto decir que somos estratégicos. No hay que decirlo sino hacerlo. Como me decía Alberto Sanz, Presidente de OFITA: "Los de Recursos Humanos decís lo que hay que hacer pero no cómo hay que hacerlo". Aquí aportamos algo sobre cómo se puede avanzar en ese cómo, valga la redundancia. La Pedagogía y la Ciencia Cognitiva coinciden: la experiencia práctica es la única forma de aprender y mejorar en cualquier rama del saber; la simple información no es formación. El aprendizaje de conductas, actitudes y valores requiere la participación de la globalidad del ser humano. Es decir, la transmisión de información verbal o escrita no permite vivenciar experiencias y los juegos de ordenador son insuficientes porque sólo muestran escenarios sin poder presentar, ni representar, todos los matices que integran las relaciones humanas. Por lo tanto, el único instrumento que cumple los requisitos para practicar y cambiar actitudes y conductas es la práctica de actividades motrices. Aunque no es fácil, porque éstas son herramientas específicas: no todas las actividades son válidas para todo, de la misma manera que no todas las herramientas son útiles para todo. Nadie puede dudar que la práctica continuada de actividades motrices permite incrementar las cualidades físicas de los participantes, así como su salud. Lo que ya no está al alcance de todo el mundo es el conocimiento de cómo incidir eficientemente en cada una de esas cualidades. Eso está reservado a profesionales especialistas como los fisioterapeutas o los entrenadores y los preparadores físicos, que llevan años perfeccionando metodologías concretas con las que mejorar esas capacidades en todas sus diferentes variantes y en cada una de las modalidades deportivas. De hecho, en la actualidad, parte de este saber se ha extendido a la sociedad y es impensable que alguien crea que un programa de fuerza para culturistas puede ser adecuado para entrenar la prueba atlética de la maratón. Esto que ahora parece obvio, no lo fue tanto en los inicios del deporte. En esas épocas la intuición llevaba a los primeros deportistas y entrenadores a usar la prueba del ensayo-error. Si alguien estaba "fuerte" para aguantar 10 kilometros corriendo, para mejorar sus marcas bastaba con aumentar su fuerza (este razonamiento, en base a los conocimientos existentes en ese momento, no era nada descabellado). Afortunadamente, en la actualidad, la evolución del conocimiento científico permite saber lo que ocurre incluso a nivel de la microfisiología molecular de las fibras musculares, con lo cual las intuiciones han sido desterradas...¿o no? Tanto los espectadores como los participantes en juegos y deportes perciben fácilmente que en el juego cada uno se muestra tal y como es o como se encuentra en ese momento ¿Quién no se ha dado cuenta de que hay jugadores que siempre intentan sorprender, otros que siempre juegan al límite del reglamento o que hacen trampas, que se esfuerzan y sacrifican al máximo, que no hacen nada, que mandan y mandan o chillan y chillan, valientes, arriesgados, y alocados? Entonces, intuitivamente, se aprecia que en los deportes y las actividades físicas se generan respuestas que en buena lógica pueden ser usadas para aprender, practicar, mejorar y entrenar cualidades psíquicas, actitudes y valores. De hecho, este recurso se lleva aplicando en el ámbito empresarial desde mediados del siglo pasado, inicialmente en países más vanguardistas como Inglaterra, Australia o Estados Unidos para terminar diseminándose por la mayoría de las potencias occidentales, entre ellas España. Pero, cuidado, como en el ejemplo anterior de las cualidades físicas, la intuición no siempre es buena consejera y, en realidad, diferentes deportes promueven valores diversos, algunos no evidentes con un simple análisis superficial y a menudo contrapuesto a los objetivos pretendidos. La interpretación y valoración de las conductas realizadas por los participantes en una actividad deportiva siempre serán subjetivas, y seguramente errónea, mientras no se juzgue en función de lo que permite y provoca la lógica del propio juego o deporte al que se está jugando. Así, una respuesta valorada social o empresarialmente como negativa puede ser una conducta perfectamente ajustada a la ordenación intrínseca de esa actividad lúdica, con lo cual el error lo cometió quien escogió la actividad como herramienta de [ o p i n i ó n ] La actividad física da solución a muchos problemas de los recursos humanos La práctica de la actividad física y deportiva no sólo aporta beneficios sanitarios a las empresas, también mejora las relaciones sociales y las actitudes personales Para muchas empresas el reto más importante es la gestión de las personas. La pregunta es: ¿cómo es posible formar en competencias o cambiar actitudes de forma eficiente, yendo más allá de lo poco que se consigue con la simple información verbal? ts28

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